Los Caligaris: de los estadios a la virtualidad

La banda argentina que es un fenómeno en México, con eco en todo Iberoamérica, transmitirá por primera vez un concierto en línea este sábado 11 de julio.

Jorge Cubillos
10 de julio de 2020 - 04:01 p. m.
La cuarentena obligó a Los  Caligaris a reprogramar su apretada agenda para este 2020, en el que iban a visitar Colombia en marzo, Chile en abril, México en mayo, Costa Rica en junio, Estados Unidos en julio.
La cuarentena obligó a Los Caligaris a reprogramar su apretada agenda para este 2020, en el que iban a visitar Colombia en marzo, Chile en abril, México en mayo, Costa Rica en junio, Estados Unidos en julio.
Foto: Agencia EFE

Los Caligaris son, posiblemente, la última banda de rock de estadio latinoamericana. Son de Córdoba (Argentina), una ciudad con la población de Barranquilla, tienen casi 23 años de recorrido, y once discos publicados.

En noviembre llenaron ellos solos el Foro Sol, un recinto para 65.000 personas en Ciudad de México, con su espectáculo “La noche más feliz del mundo”, que alcanzaron a replicar en Argentina antes de confinarse; y en marzo de este año regresarían a Colombia para presentarse en el festival Jamming, pero por el coronavirus el gobierno nacional prohibió los eventos deportivos y los conciertos.

La banda había venido tres veces, siendo la primera en 2017 para el festival Rock al Parque, sorprendiendo por su espectáculo inspirado en el circo, con acrobacias y colores.

Acostumbrados a llevar una agenda de por lo menos cien conciertos al año, nunca hubo un paraje tan largo en la historia del grupo de doce músicos, apadrinado por sus compatriotas Los Auténticos Decadentes, y fundado por los hermanos Pampiglione, Diego y Martín, de familia circense, baterista el primero, y primer vocalista de Los Caligaris el segundo.

Hoy ponen a prueba una nueva normalidad que termina en incertidumbre para la banda: Preparan un show que será transmitido de forma digital, y alternan su agenda con un programa de radio propio, e intervenciones en vivo a través de YouTube. Todas actividades que nunca habían hecho.

El Pampiglione mayor, Martín, desde su casa en Córdoba, cuenta sobre esto, y sobre tener una banda en cuarentena.

¿Cómo están llevando el confinamiento en Argentina?

Nunca habíamos tenido el chance de estar tantos días así, en casa, con la familia, con las plantas, con las cosas que uno tiene, que gira tras gira se van perdiendo, aunque aquí en Córdoba ya estamos en la fase número cinco, es decir que ya podemos hacer reuniones. Solo nos faltaría salir a tocar para recuperar la vida normal.

Pero eso ya, este sábado...

Sí. Hace unos años tuvimos la suerte de tocar cuatro veces en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México con nuestro anterior espectáculo llamado “Espíritu Payaso”. Grabamos la tercera presentación, en la que invitamos al grupo Bronco, a Franco Escamilla, al Mariachis 2000; pero ahora que nos podemos juntar Los Caligaris vamos a transmitirla, agregándole unas pocas, pero muy buenas, intervenciones en vivo: vamos a hacer canciones del disco nuevo que se llama “Salva”; vamos a interactuar con el público; hay un montón de sorpresas que estamos preparando.

¿Y dónde se reúnen?

Tenemos una sala de ensayo. Mira lo paradójico. Hicimos un disco pensado para tocar en vivo, y no lo pudimos presentar porque se juntó con la pandemia, no pudimos mostrar en vivo el espectáculo “Salva Tour”, que íbamos a presentar a mitad de año.

¿Cómo ve a “Salva” en este contexto de pandemia? Los Caligaris tradicionalmente tienen canciones que invitan a la fiesta y a la interacción entre personas...

Mira que muchos nos han preguntado si de manera premonitoria incluimos “La abundancia”, un tema que salió como corte de difusión justo cuando se hizo presente el tema de la pandemia, y la verdad es que tiene frases como “Quiero bailar, no quiero irme en ambulancia”, como si nosotros hubiéramos sabido que iba aparecer una pandemia mundial. Pero Los Caligaris estamos siempre muy vinculados a la alegría. Hay gente que nos escribe que todos los días programa el despertador con música nuestra; así que, si se necesita un poco de alegría en pandemia, aquí estamos Los Caligaris con nuestra música.

¿Y la crisis? ¿Mantienen aún a su equipo de trabajo? Aquí en Colombia muchos hablan de migrar hacia otros oficios.

Estamos buscándole la vuelta, como todos, ¿No? Somos más de veinte personas, y todos trabajamos por igual, no le soltamos la mano a nadie. Yo agradezco que nos pasó todo esto después del verano, pues es la época en que hay muchísimos festivales. Siempre que hacemos esto, se guarda para el invierno, así que hemos tenido dinero ahorrado para que todos puedan cobrarlo; pero me parece que el paraje es demasiado largo, se viene septiembre, se va a venir octubre, y si no aparece una solución definitiva la situación se va a complicar.

¿Aparte de los conciertos virtuales, han pensado en otras alternativas?

Si contara todas las cosas que hicimos en estos noventa (90) días que no pudimos vernos: hemos desafiado a otros artistas a que hicieran canciones nuestras, nosotros hicimos canciones de ellos; hemos hecho “Payasos en el aire”, un programa de radio que se transmite por nuestra página de internet todos los miércoles; y los viernes empezamos hacer los “Cali Vivo”, donde hemos compartido las canciones de Salva en acústico a través de Youtube. Se nos ocurrió hacer un ciclo de canciones despojadas de instrumentos, más acústicas, más desenchufadas, y ya publicamos la primera, “Un rato de amor”, una balada muy linda, muy fresca, a la que solo le grabamos algunas cositas percusivas, y ahora en unos pocos días sale “Mojarrita”. Pero además somos autores y compositores de nuestras canciones, un porcentaje de las regalías que generan nuestra rotación en la radio, nuestros recitales en vivo, al ser todos Los Caligaris, lo dejamos para la banda, aunque no te niego que el recital en vivo era el ingreso mayor. Sin embargo, la salud es más importante que cualquier otra cuestión.

¿Por ahora, después del 11 de julio, qué viene?

Tenemos un objetivo claro y es volver a pisar un escenario. Sea donde sea, en el Estadio El Campín, en el Estadio Azteca, en la cancha de River, o en un barcito para tocar con los amigos. La pandemia nos tiene que dejar un poquito libres para soñar. No sabemos cuál será el próximo escenario que pisemos, ni cuándo, pero te aseguro que lo vamos a disfrutar un montón.

Por Jorge Cubillos

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