Unas nalgas aplaudiendo. Podría ser una imagen medio surreal. Súmele gemidos. Quizá pueda ser un burdel. Ahora póngale un beat urbano. Fácilmente, estaríamos halando de un reguetón. Agregue el ritmo wait deh man. Entonces podría tratarse de un reguetón clásico de Plan B. Finalice con la voz de Maldy. Es Clap, un perreo de Maldy.
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Por momentos, suena a Guatuba (2002). Eran los tiempos en que Plan B se veía en el programa musical estadounidense para público latinoamericano HTV y empezaba a contagiar con su “dúo del sex”. Por momentos también suena a Mamisonga (2008) de Ñejo y de La Guetto. Puro perreo clásico. Pero también suena a otra cosa. Suena a funk carioca, el género de moda en Brasil.
Edwin Vázquez Vega, conocido como Maldy, buscó a sus coterrános, los productores Súbelo NEO (Fredy y Phantom) para este single. Ellos han producido éxitos con artistas como Bad Bunny, Don Omar y Daddy Yankee. Son músicos que conocen a la perfección el sonido old school del reguetón que viene del dembow. También conocen la new wave.
Junto a Clap, Maldy ha lanzado ocho sencillos entre finales del año pasado y comienzo de este. Sin duda está preparando un álbum. Tiene varias colaboraciones con artistas urbanos, entre ellos, Ryan Castro, y una referencia en Sandunguera a Karol G, con quien ya colaboró en Gatúbela (2023). La cuota de perreo clásico del álbum de la antioqueña, que ya cuenta con más de 430 millones de reproducciones en Spotify.
¿Qué piensa de lo que está pasando en Colombia con los artistas de reguetón?
Me encanta lo que están haciendo los artistas y productores en Medellín y Colombia. Esa es mi segunda casa. La canción con Karol G me tomó por sorpresa, pero también sabía que iba a ser un éxito porque era incluir un ícono en la nueva generación. Además, siempre he visto que la fusión de un tema entre una mujer y un hombre ha sido siempre exitosa.
He trabajado también con Ryan Castro. O sea, ellos me incluyen en sus canciones y yo los incluyo en las mías. Me gusta trabajar con los artistas de Colombia porque han puesto el reguetón en alto y han hecho cosas que en Puerto Rico no nos atrevíamos a hacer. Colombia ha sido parte bien grande de lo que hoy en día es el reguetón.
¿Sus temas evocan el perreo clásico, aunque algunos hablan de su muerte, ¿hacia dónde cree que va el género?
No sé cuál será el día de la muerte del reguetón. El género va a seguir con el mismo algoritmo que tiene y mucho más. Han salido muchos artistas de diferentes países, que se han involucrado en el género urbano y es difícil que tenga una muerte en próximos años. No lo creo. El género vino pa’ quedarse por mucho tiempo. Así fue la salsa, el merengue y muchos géneros que todavía hoy no están muertos.
J Alvarez alguna vez dijo que ojalá el reguetón dure 100 años...
Ojalá, Ojalá... (se ríe).
Ha hecho colaboraciones exitosas ¿Hay alguna que tenga guardada?
Sí, hay una canción en Sicalipsis. La canto solo, pero le hice un remix con Farruko y J Quiles. En aquel momento él (Farruko) toma la decisión de irse por los caminos del Señor, entonces respeté eso, no me digné ni a llamarlo. Pero el día que él me diga “suéltalo sin miedo”, lo suelto porque sé que tiene un potencial muy grande.
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Clap, además de ser uno de los adelantos del segundo álbum de Maldy, es una onomatopeya que refiere, con doble sentido, a los aplausos que el boricua escucha en su público. Un recurso típico de los caribeños como él. También es pincelazo al tema en el que colaborará con la brasilera Anitta. Ahí seguirá explorando el funk carioca de Clap. Esta vez, con letras más explícitas.
—Si la llegas a escuchar, te va a encantar —alerta el boricua, quien le apuesta desde ya como otro de sus éxitos, como en los tiempos de Plan B, de quien se separó en 2018.
Al final de Clap, Maldy lanza una indirecta. “Me dicen los fanáticos que tu flow se quedó en 2008, que caducó. Tú me dices y te renovamos el estilo”. Una tiradera que sus seguidores interpretaron que iba dirigida a su primo y excompañero en Plan B, Chencho Corleone. Me habían pedido no tocar ese tema. Aun así, me fui por las ramas.
—En esa oración final, ¿hablas de alguien en específico o a qué te refieres precisamente?—, le consulté. Su gesto en su cara mostraba que conocía la intención de mi pregunta.
—Siempre he hecho autros (tiraderas) desde años atrás —contestó de la manera que ya esperaba—. Pero esta no es para alguien en específico; es para el que le caiga el sello. Mucha gente lo ha comentado. Sabía que iba a pasar eso, pero no es para nadie en específico, de verdad que no.