El pasado 16 de octubre Pascual Cantero, más conocido como Muerdo, se presentó en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a propósito del lanzamiento de su último álbum, titulado “Sinvergüenza”. Dentro de las 10 canciones que lo componen está Llegaste tú, una cumbia influenciada por las tradiciones musicales de Colombia, Latinoamérica y México. Además, hay una constante relación y convergencia entre los ritmos y sonidos de este continente con los de España, en donde resalta sus raíces andaluces y su relación directa con América Latina.
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Empecemos hablando del título del álbum y ¿por qué querer resignificar este concepto?
Nace para mostrar ese doble sentido que evoca este concepto, es decir, para mí es un llamado a vivir sin pudores, sin filtros y sin vergüenza de hacer las cosas. Por otro lado, considero que actualmente estamos en un mundo donde la autocensura cada día es más frecuente. Y esto está totalmente ligado a la redes sociales, espacio en el que nos cuesta mostrar lo que somos y expresar realmente lo que pensamos y sentimos; y esto se debe a que constantemente estas plataformas están validando o invalidando nuestras opiniones; entonces este álbum es una reivindicación de mostrarse sin ambages. Y también quiero resignificar la idea que se tiene del sinvergüenza, pues se cuestiona mucho a esa persona que le gusta disfrutar, que tiene una vida más ligada al hedonismo.
En relación con lo anterior, ¿cómo la inmediatez en la que vivimos ha afectado el proceso de creación de un disco como este?
Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo donde cada vez importa más la imagen, ese cascarón que nos construye solo por fuera, el artista y, en este caso el músico, nos vemos reducidos a ser creadores de contenidos y a crear contenido con el que no resonamos totalmente. Con esto me encuentro en una constante dicotomía, en un constante amor-odio con las redes sociales, porque también hay que decir que es una herramienta maravillosa, pero cada vez es menos libre y te exige tener que crear más y más en menor tiempo. Y, en relación con la industria, que también está viviendo bajo este ritmo, el concepto de crear un álbum ha ido desapareciendo, pues ahora solo te piden un single, el cual, rara vez, tiene coherencia entre una canción y otra. Se ha perdido esa artesanía de hacer un disco con un sentido unitario.
¿Cómo experimenta estar en estado de observación para luego poder crear o componer?
Es total. Creo que el artista tiene que estar todo el tiempo despierto, observando, porque uno solo se nutre de sus propias experiencias sino de lo que ve en los demás. Cada ser humano es espejo de otro ser humano y de ahí se pueden extraer muchas historias que también lo atraviesan a uno. Este ejercicio es muy lindo porque gracias a esa observación puedes narrar muchas historias. Para mí, el ser artistas es ser cronista de su tiempo.
Hablemos del concepto de identidad y de la bisagra que este este álbum entre España y Latinoamérica.
Para mí, la identidad es un resultado. Esa raíz que compone tu identidad está totalmente ligada a una serie de circunstancias, de lugares, de idiosincrasia y, también, del aceptarse a uno mismo. Y esta identidad es una gran tabla a la que un artista se puede agarrar para crear y construir su obra. Y, en este caso, este álbum es una mixtura que compone mi identidad. Desde pequeño he escuchado música latinoamericana y del sur de Europa, entonces desde niño he estado influenciado por los ritmos y los sonidos andaluces y, gracias a los últimos años que he compartido directamente con este continente, he sacado un disco que muestra lo que he ido recogiendo, muestra lo que es actualmente el ADN de Muerdo.
¿Cuál ha sido ese género latino que más ha influenciado en su obra?
El Son cubano. Este género aparece en todos mis discos y es la columna vertebral de Sinvergüenza. Y esto se debe a que es el género con el que más liviandad me he relacionado. El otro género que me apasiona es la cumbia, la cual poco a poco se ha ido incorporando en algunos discos.
El sinvergüenza, por lo general, se lanza a la aventura, al vacío. Hablemos de este acto del ser humano.
Es algo básico y necesario. En mi caso lo hago cada vez que tengo una gira o saco un nuevo disco. Yo creo que hay dos opciones para lanzarse a ese vacío que mencionas: tener miedo, que es creer en algo que todavía no ha pasado o algo que no ves; o tener fe, que al final es exactamente lo mismo… creer en algo que no ves, pero que lo haces confiando en eso que no puedes palpar.
Su discografía ha estado permeada, de una u otra manera, por la melancolía, hablemos de esto.
Sí, principalmente está en este disco. La melancolía es algo que con el tiempo va tomando cada vez más forma. Para mí, es como mirar hacia atrás y recordar todos esos buenos momentos que he vivido y, aunque sé que vendrán otros, son recuerdos que al fin y al cabo se esfuman. Creo que entre más miremos hacia atrás más melancolía y nostalgia atesoramos. Y esta nostalgia y melancolía siempre han estado en mis letras y melodías.
¿Cómo ha sido la relación entre la poesía y su música?
Ha sido total. Muy estrecha. Yo empecé a leer poesía cuando era muy pequeño y al poco tiempo llegó la música, así que todo ese universo de la poesía traté de llevarlo pronto al de la música. Mis letras no están exentas de poesía, así lo que escriba no sea poesía pura. Considero que la poesía es el lenguaje del corazón. Y por esto es tan importante, porque podemos ver cosas que habitan en tu corazón a través de la poesía sin pasar por el filtro del intelecto.
¿Cuáles son esas pasiones u obsesiones que lo atraviesan?
Todas. Creo que todo a mi alrededor me obsesiona. Me obsesiona la belleza, pero sobre todo la belleza humana, me gusta la belleza de las miradas, de los distintos cuerpos, de las almas. Me apasiona todo lo que tiene que ver con el arte, la literatura. Me obsesiona la noche, viajar, la vida y la muerte, dejar huella y ser semilla.
Y ¿cómo ha sido esa relación con la muerte y, también, con las pequeñas muertes a las que nos enfrentamos a lo largo de la vida?
Creo que en cada respiración hay una muerte. La vida en sí misma es una sola inhalación y una sola exhalación. A lo largo de este camino me he encontrado con distintas situaciones que me llevan a tener una experiencia en la que esas pequeñas muertes aparecen. La muerte es la gran maestra, pues la conciencia que nos da la muerte nos lleva a valorar cada instante en esta vida. La muerte nos obliga a enfrentarnos a la vida en cada momento.