Relato de una noche insólita en la voz de João Gilberto

João Gilberto cantaba como quien pule un diamante. Al depurar hasta el cansancio su música, se aislaba del impulso que hace crecer las hiedras y tiende naturalmente al desorden.

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Juliana Camacho / especial para El Espectador
09 de julio de 2019 - 07:12 p. m.
En el Theatro Municipal de Río de Janeiro, centenares de brasileños despidieron a Joao Gilberto. Ian Cheibub / AFP
En el Theatro Municipal de Río de Janeiro, centenares de brasileños despidieron a Joao Gilberto. Ian Cheibub / AFP

Releo un correo electrónico que me envió mi papá el 14 de julio del 2000, en respuesta a la crónica que le hice del concierto de João Gilberto al que había asistido un par de días atrás:

“Me alegra saber que disfrutaste del concierto. Ya entendiste por qué me encanta la música brasilera”.

Mi papá, melómano irredimible y fan rotundo de la música del Brasil, tenía claro que yo no saldría indemne del remezón de oír cantar en vivo a João Gilberto. Conociéndome, y conociendo sobre todo lo que el padre de la bossa era capaz...

Por Juliana Camacho / especial para El Espectador

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