Ryoma, el japonés con corazón latino

En Youtube, Ryoma Abe tiene versiones de “Una lady como tú”, de MTZ Manuel Turizo, “Felices los 4”, de Maluma, y “Calma (Remix)”, de Capó y Farruko. Acaba de lanzar su primer sencillo, “Enamorándonos”.

Carolina Rodríguez Monclou
27 de agosto de 2019 - 02:00 a. m.
El cantante Ryoma grabó el video de su canción “Enamorándonos” bajo la dirección de Johann Albarracín Hortta.  / Cortesía
El cantante Ryoma grabó el video de su canción “Enamorándonos” bajo la dirección de Johann Albarracín Hortta. / Cortesía

Ryoma nació en la ciudad de Kashiwa, en la prefectura de Chiba, a solo 30 kilómetros de Tokio. De pequeño asistió a un colegio estadounidense en Japón y tras graduarse estudió sociología en Queens College, en Nueva York. Pese a esto, su sueño siempre fue convertirse en cantante. Viniendo de un país lejano, con una cultura tan distinta, ¿por qué escogió el reguetón?

Todo comenzó en México, cuando se hizo amigo de un grupo de puertorriqueños que solían pedirle que cantara reguetón para ellos. Ryoma, por supuesto, lo hacía sin problema, pues desde pequeño disfrutaba del contacto con el público. No obstante, su primera conexión con el género sucedió unos años antes, cuando en un voluntariado en Honduras, en el cual construía una escuela para los niños de dicho país, escuchó por primera vez en la radio Pierdo la cabeza, de Zion y Lennox.

Aquel ritmo alegre y pegajoso se le quedó grabado en la cabeza. Al llegar a Colombia, primero estuvo en Medellín, “la capital del reguetón”, como él mismo la llama. Sin tener suerte en Antioquia, se mudó a Bogotá a los 24 años y trabajó como profesor de japonés hasta que encontró un buen productor.

Transmilenio está igual de congestionado que siempre. Un chico extranjero que recién llegó a la capital entra en pánico cuando, al estar próximo a su parada, la puerta en frente no se abre. Se ve obligado a desplazarse entre la multitud hasta otra puerta para poder salir. Lo único que trae consigo es su identificación, billetera, llaves, celular y una sombrilla. Al intentar salir, sin culpa, toca a una mujer mayor con la punta de su paraguas. Esta pega un chillido mientras grita: “¡Policía, policía!”.

Tras el escándalo, llega un grupo de uniformados. Uno de ellos le pide al asiático sus papeles.

“¿Qué hiciste? Tu cédula”, le ordena el colombiano con una voz gruesa.

“¿Celular? ¿Quieren mi celular?”, pregunta Ryoma, confundido, pues aún le cuesta entender español.

Los oficiales se molestan y le piden que deje de hacerse el payaso. Intimidado, el chico se quita las gafas. Al hacerlo, la policía y la anciana se dan cuenta de que están frente a un japonés y no un colombiano.

“Ay, no. Él no me tocaría”, se disculpa la anciana con las mejillas enrojecidas.

Luego de eso, lo dejan ir.

No es la primera vez que confunden a Ryoma con un colombiano, pues su aspecto es bastante masculino, y de hecho se acomoda más a la imagen de macho latino que a la de un hombre japonés.

Ryoma es delgado y de brazos musculosos, con barba y bigote. En el pecho tiene un tatuaje en español con la frase “Todo cambia”. Pese a que en Japón los tatuajes son considerados característicos de los yakuza (la mafia japonesa) y denotan un aire de rudeza y criminalidad, Ryoma hace caso omiso de esta visión negativa y aprovecha para grabarse también la versión oriental de un mapa global (con Japón en el centro del globo terráqueo) y una hilera de pájaros iguales, a excepción de uno negro, para expresar su deseo de ser siempre quien marque la diferencia.

A decir verdad, a Ryoma le ha costado acostumbrarse a la impuntualidad y el irrespeto de algunos colombianos. No obstante, pese a extrañar su cultura, no desea vivir en su país.

“Es difícil vivir aquí por el desorden. Pero, por otro lado, en Japón tenemos muchas reglas, y eso es demasiado para mí”, admite.

Por ejemplo, en Japón, Ryoma no podría cantar en medio de la calle como lo hace aquí, y no porque haya una ley que lo prohíba, sino porque seguramente lo tacharían de loco.

“Es que es algo muy extraño, ¿no? —continúa luego de un breve silencio—. Yo siempre quiero hacer algo raro, pero bueno y diferente, y como que quiero transmitir esta realidad al mundo, como para los niños, para que ellos puedan pensar ‘si este chico japonés canta en español, yo también puedo hacer lo que quiera’”.

En su búsqueda, Ryoma se topó con el productor musical e ingeniero de sonido Mauricio Navarro, quien luego de escucharlo cantar reconoció su talento y le propuso trabajar juntos.

Ryoma le mostró una canción de amor en la que había estado trabajando. A partir de esta creación, Navarro empezó a reescribir la canción y a hacer la melodía. Es así como luego de tres meses de trabajo nació Enamorándonos. Luego de mostrarles la canción a amigos cercanos, antes de hacer el lanzamiento oficial y darse cuenta de que había tenido tan buena acogida, decidieron grabar el video musical en la playa de Barú, cerca de Cartagena.

En diciembre de 2018, Ryoma fue contratado para hacer una presentación musical en La Mesa (Cundinamarca). Allí conoció a Johann Albarracín Hortta, un director y productor ejecutivo que trabajó para Netflix. Al tener este una novia japonesa, sintió especial empatía e interés por Ryoma, por lo que aceptó dirigir el video musical de Enamorándonos, que estará disponible a partir del 27 de agosto.

El sencillo ya está disponible en Youtube, Spotify, Deezer, iTunes y Pandora.

Nathalia Blanco Mathieu, señorita Cartagena 2018, es la modelo que interpreta a la enamorada de Ryoma en el video, en su primera aparición como actriz.

“Solo quiero que los colombianos sepan que hay un japonés enamorado de su país, su cultura y del reguetón”, dice con convencimiento el cantante.

Enamorándonos tiene una melodía tropical acompañada de la voz característica de Ryoma Abe. El ritmo es alegre y tranquilo. Una canción romántica del género pop urbano perfecta para bailar descalzo en la playa junto al mar. La letra incluye una que otra palabra en japonés y la firma artística del cantante: “Ryoma, el japo con un corazón latino”.

Por Carolina Rodríguez Monclou

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