Sara Sierra Jaramillo y Yeimy Leguizamón: crece el talento joven

Estas dos artistas, una en el piano y la otra en el oboe, son en este 2020 las encargadas de mostrar qué viene para Colombia en materia de música académica. Ellas son las Jóvenes Talentos del Festival.

Manuela Gómez
11 de enero de 2020 - 02:00 a. m.
Sara Sierra Jaramillo, joven talento del piano; y Yeimy Leguizamón, joven talento del oboe.  / Cartagena Festival de Música
Sara Sierra Jaramillo, joven talento del piano; y Yeimy Leguizamón, joven talento del oboe. / Cartagena Festival de Música

Sara Sierra Jaramillo, la exclusividad del piano

“El piano me permite expresar cosas que jamás lograría sin él”, comenta Sara Sierra Jaramillo, la joven pianista que desde los 7 años interpreta el instrumento. Aunque en su familia no hay músicos, recuerda con gran cariño haber escuchado a su abuela entonarle canciones infantiles, lo que pudo constituirse en su primer acercamiento al ámbito musical y lo que le dio el impulso para pedirles a sus padres las clases para aprender a tocarlo y no separarse nunca más de él. Antes era un hobby, ahora es su vida. Dice, también, que fue amor a primera vista. “Al llegar a mi casa, luego de la primera clase grupal de piano, me sentí muy triste porque no nos dieron el espacio de tocarlo, lo cual me marcó mucho”.

Además de teclear con maestría el piano, Sara Sierra asistió a una sola clase de violín, le gusta la guitarra y sabe interpretar algunos acordes sencillos en este instrumento de cuerdas. A temprana edad supo que seguiría con el piano, a pesar de haber contemplado la idea de ser médica o estudiar neurología.

Se ha inscrito en concursos a nivel nacional e internacional, como los de la Universidad Eafit y Pianissimo, en Medellín. También ha estado en Brasil, Estados Unidos, España y Perú, donde participó en el Tercer Concurso Internacional Federico Chopin.

Además, ha asistido a clases magistrales con Robert McDonald, de quien aprendió los secretos mejor guardados en las 88 teclas negras y blancas. Aunque no hay un repertorio específico favorito, se siente muy cómoda interpretando los del siglo XX y más adelante quiere ampliar el espectro.

“La música para mí ha estado ligada al ser humano desde épocas pasadas y es una fuerza que logra transmitir lo que las palabras no consiguen”, dice Sara Sierra Jaramillo, quien comenta que un músico en formación comienza aportando a la sociedad entretenimiento, para después multiplicar las emociones y generar una atmósfera apta para la convivencia. “La música nos vuelve más sensibles y humanos”.

El Cartagena Festival de Música es un terreno conocido por la pianista. Antes se presentó en las audiciones para las clases magistrales, en las que no fue aceptada. Años más tarde, estuvo en La Heroica como espectadora y turista. Su preparación antes del evento fue de un arduo trabajo, por lo que comenta que tuvo varias lecciones en días como 25 de diciembre y 1° de enero.

Para Sara Sierra Jaramillo, quien en sus tiempos libres hace yoga y origami, es un honor ser parte del programa Jóvenes Talentos, ya que es emocionante ser considerado un artista más y estar al lado de los grandes.

“Lo que hace a un joven talento, además de lo musical, es la apariencia e interacción con el público”, concluye Sara Sierra Jaramillo.

Yeimy Leguizamón, la magia del oboe

“Antes de interpretar el oboe, principalmente quería flauta, cuando entré a la escuela de formación del municipio de Tocancipá solo había oboes y no personas que lo interpretaran”. Desde los 9 años Yeimy Leguizamón ha interpretado este instrumento y en su proceso de crecimiento musical pasó por la Banda Infantil, la Banda Juvenil y la Orquesta en Tocancipá. Años más tarde tuvo lecciones con profesores de oboe que viajaban desde Bogotá para contribuir en su formación. “Gracias a esos profesores pude impulsar el interés de aprenderlo a nivel profesional”.

Con la Banda Juvenil tuvo la oportunidad de presentarse en países como Argentina y Holanda. Al estar sumergida en diferentes espacios musicales a lo largo de su vida supo con exactitud que quería ser música.

Yeimy Leguizamón ingresó al programa básico de la Universidad Nacional de Colombia con el profesor Carlos Villanueva, y más adelante fue parte del programa profesional de oboe.

“Siempre me ha gustado salir, tomar mis ahorros para viajar y explorar el mundo”. La intérprete del oboe explica que a raíz de uno de sus viajes pudo conocer a uno de sus profesores. Sucedió en el Festival Internacional de Música de Esmeraldas, en Ecuador, y luego obtuvo una beca en la Escuela Superior Reina Sofía, en Madrid, donde culminaron sus estudios de pregrado y están en pie los de maestría con el profesor Hansjörg Schellenberger, uno de los más importantes en su oficio.

“El instrumento te atrapa y te envuelve, la vida me impuso el oboe, del que poco a poco me fui enamorando. Las vibraciones que tiene se vuelven internas y eso no quisiera cambiarlo nunca”. El acercamiento que la artista tuvo con la música es especial, ya que su hermano tocaba percusión en la misma banda y a ella le gustaba ir a ser testigo del surgimiento del arte sonoro.

Para ella es importante llevar la música colombiana a otros escenarios y demostrar el talento que existe en el país. “Admiro los programes de arte en Colombia, porque somos muchos los que queremos entrar a este medio. Todos los programas culturales deberían tener programas musicales”.

Yeimy Leguizamón revela qué la motivó a ser parte del Cartagena Festival de Música. “He tenido amigos que han sido Jóvenes Talentos, fui becaria y así conocí el programa. Para estar aquí se necesitan requisitos y, además de eso, entregar calidad, dar lo mejor siempre. Soy Joven Talento por el convenio entre la Fundación Salvi, la Fundación Alvenis y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, y a raíz de esto vine como invitada”, dice con la esperanza de popularizar todavía más el sonido del oboe.

Por Manuela Gómez

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