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Seidy La Niña, una artista que vibra al ritmo cubano

“La niña llegó” es la carta de presentación de esta cantante y compositora nacida en Cuba y radicada en Estados Unidos. En sus historias se impone el sabor, pero no se olvida la denuncia y el dolor por la realidad social de su patria.

María Camila Gil Niebles
24 de agosto de 2021 - 02:00 a. m.
Seidy La Niña dice que en su EP "La niña llegó" exploró sonoridades como la champeta. / Archivo Particular
Seidy La Niña dice que en su EP "La niña llegó" exploró sonoridades como la champeta. / Archivo Particular
Foto: 47 REPUBLIC - Jose Cornavaca

Hablar de Cuba es hacer referencia puntual a Seidy La Niña. Su música y su folclor están inspirados en la cultura de la mayor de las Antillas. Nació en la isla, pero se crió en Estados Unidos, esto se nota en su hablado en el que, aunque guarda el “tumbao”, no puede evitar que se mezclen en su discurso el español y el inglés. En su cabeza lleva una pañoleta con la bandera cubana, que combina a la perfección con el color de sus uñas.

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A pesar de que su forma de vivir se ha americanizado, cada vez que compone una canción lo hace pensando en representar sus raíces afrolatinas. De ahí nació su primer EP, La niña llegó, un viaje en el que invita a descubrir su procedencia y su esencia. A lo largo de seis canciones hace un homenaje a la religión cubana, un tributo a la vida y un canto de auxilio por su amada patria.

“Este primer EP habla de quién es Seidy La Niña. La primera canción es La niña llegó, el segundo tema se titula De dónde vengo, el tercero trata sobre cómo nosotros tomamos mucho café, mucho ron. Tengo otra composición que se llama Machete, que tiene en su desarrollo un poco de salsa. Tengo otra, que es la favorita de mi mamá, La vida es bella, en la que cuento mi historia, en resumen, cuando recién comenzaba y no podía salir adelante. Ese tema es muy importante para mí porque aborda esta lucha que tiene el ser humano en su carrera, en la vida personal, con sus hijos, y evidencia una experiencia traumática como la que tuve yo, un accidente”, dice la artista.

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Sobre su canción La vida es bella, Seidy La Niña sigue comentando: “Este tema es levantador de espíritu, es algo que hice en un momento duro de mi vida, que fue cuando mi historia se puso al revés y pensé que tenía que publicar la canción a manera de catarsis”.

Además de los ritmos afrocubanos, la artista también involucra sonoridades como la champeta. “El disco tiene un break en el cual se puede escuchar esa música que baila Shakira”. De su isla, Seidy La Niña aún guarda los recuerdos y las costumbres de sus abuelos, como la religión yoruba o, como ella le llama, “la santería”, una práctica africana que fue adoptada en ciertas regiones y países del continente americano.

“Quise mostrarle un poquito al mundo lo que es esa religión, lo que es esta cultura, esto es algo que quería tener en mi corazón y quería rendirle un homenaje a mi abuelo. Mucha gente me ha preguntado que si sigo paso a paso la santería... y mi respuesta es sencilla: practico toda la religión que traiga paz y luz a mi vida”.

La cultura afrocubana con el dembow y el reguetón son la base de esta artista que ha sabido superar los obstáculos que le ha puesto la industria musical. El empoderamiento al hombre, a la mujer y al niño ha sido el punto que quiere desarrollar en sus historias.

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“Normalmente hay mensajes que son negativos, pero pienso que de todo lo negativo sale algo positivo y de lo que no me agrega nada, ni caso le hago. A la gente le gusta que siempre enseñe mucho mi cubanía, y ese sello no se puede perder en ninguna de mis canciones, porque la gente siempre me lo pide”.

A Seidy La Niña no le gusta encasillarse en un solo ritmo o forma de hacer las cosas. En su carrera musical ha buscado ser versátil, una artista irreverente que va más allá de los moldes. Explorar es una de las palabras que mejor conjuga. Su compromiso con la música es tal, que vive para escribir más que para cantar. Antes de lanzar La niña llegó ya tenía lista cerca de otras cinco canciones que había escrito.

En sus letras no solo escribe para contar lo “bonito que ve en el horizonte”, sino también alza su voz desde Estados Unidos para que el mundo la escuche. Quiere mostrar el dolor que vive su patria y lo manifiesta a través del ritmo de su isla. La Habana es otro de los sencillos de este EP versátil y con él llora por lo que viven sus coterráneos.

“La gente se cansó del hambre, de no tener medicina. La situación me toca en carne propia, porque perdí a una tía que vivía en Cuba. Estoy algo triste, ya que están matando a las personas, y tengo miedo porque parte de mi familia está allá. Voy a ver a mi familia, pero cada vez que voy me parece que nunca he salido, parece que me fui de la isla, pero Cuba no se fue de mí y llegué a la decisión de pisar su suelo nuevamente hasta que se caiga la dictadura”, asegura Seidy La Niña.

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Con su sentido crítico también manifiesta: “Me siento asqueada de artistas que dicen no hablar de política... cuando tú tienes una voz como artista, un poder en la sociedad. Como artista cubana mi obligación es contarle al mundo lo que está pasando, es algo que no tiene ni tronco, ni cabeza, ni nada, y se llama abuso, y ojalá un día muy cercano podamos salir de eso”.

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Así como el sencillo La Habana, el resto de canciones están ahí expuestas para mostrar la propuesta de esta artista afrocubana. Para ella su EP es una carta de presentación poco usual con la que tiene la intención de llegarle al público de todas partes. Su estilo interpretativo será siempre su sello para gritarle al mundo que La niña llegó.

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