Thrash hasta la muerte: Slayer regresa a Colombia

La banda se presentará el 3 de mayo en Bogotá. Su anterior presentación en nuestro país fue en 2011.

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Santiago La rotta
10 de febrero de 2017 - 05:42 p. m.
Kerry King, guitarrista de Slayer.  / Flickr - Graham Berry
Kerry King, guitarrista de Slayer. / Flickr - Graham Berry
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Slayer vuelve a Colombia. La banda, pionera del thrash metal, se presentará el 3 de mayo en Bogotá en la Gran Carpa Américas, en Corferias.

La anterior presentación de Slayer en Colombia, en 2011, también fue en Bogotá. En ese entonces, la banda contaba con una alineación histórica: King, Araya, Lombardo y Hanneman. Los dos últimos nombres han sido tachados de esta lista.

Hanneman murió en 2013 debido a una insuficiencia hepática que bien podría ser el resultado de una picadura de araña que, casi literalmente, le iba pudriendo un brazo. En su momento, el médico que lo atendió (cuando ya había desarrollado una fascitis necrotizante) se confesó seguidor de Slayer y le dijo “primero voy a salvar su brazo y, después, su carrera”, contó Hanneman en una entrevista de 2012.

Lombardo, por su parte, terminó por salir (o ser expulsado, depende de quién cuenta la historia) por disputas con King y Araya.

Además de Tom Araya, Kerry King, la banda está integrada actualmente por Gary Holt y Paul Bostaph.

A pesar de no tener a su línea clásica, Slayer sigue capturando a un público ávido de velocidad y agresividad, una audiencia muy particular que quiere hablar de los horrores de este mundo.

Como tantas otras bandas de la época (de todas las épocas), Slayer comenzó como un proyecto de garaje. Sin fondos ni patrocinio ni mecenas. Apenas velocidad y ganas de tocar más rápido y fuerte. Eran los primeros años de la década de los años 80 y, paralelo a una escena que crecientemente gestaba proyectos diferentes y agresivos, el primer renglón de la música mundial estaba entregado a personajes maquillados y con demasiadas horas debajo del secador de pelo.

Slayer es una suerte de estandarte, no sólo para el metal, sino en general para el panorama musical del rock. Es un cliché, pero un cliché cierto. En medio de lo políticamente correcto, la música que hincha el alma con optimismo, la banda continúa hablando de una realidad plagada de violencia y destrucción.

Slayer no se inventó la maldad, ni la muerte, evidentemente: la banda tan sólo encontró un camino musical para hablar de un mundo en perpetua decadencia, lleno de gente sin tatuajes ni pelo largo que termina condenada por homicidio y corrupción.  

Después de varias decenas de giras y cientos de miles de aficionados esparcidos por todo el planeta, Slayer es casi un sinónimo de satisfacción garantizada. El grupo tiene bien ganado un lugar permanente en el altar de un público global.

El corazón de su música, con las variaciones de los años, es el mismo músculo poderoso que ha impulsado a la banda desde el ‘Show no mercy’, hasta el ‘Repentless’ de hoy: una combinación de agresividad, velocidad y habilidad que resulta en una de las mejores bandas de metal.

Por Santiago La rotta

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