“Yo soy el Indio Pastor”

Pastor López, tal vez el venezolano más colombiano de todos, lleva más de 50 años en la actividad musical. Este sábado el denominado ‘Rey de la cumbia’ será el encargado del cierre del evento en el Teatro al Aire Libre La Media Torta, en Bogotá.

Juan Carlos Piedrahita B.
26 de agosto de 2017 - 03:29 p. m.
Pastor López nació en Barquisimeto (Venezuela) y la primera canción que interpretó fue “Una flor sin retoño” de Pedro Infante.  / Édgar Carrillo Foto & Cinema
Pastor López nació en Barquisimeto (Venezuela) y la primera canción que interpretó fue “Una flor sin retoño” de Pedro Infante. / Édgar Carrillo Foto & Cinema

A pesar de los lujos y la fama, el rey no tuvo para pagar la cuenta. Anillos por todos lados que hacían casi milagrosa la acción de empuñar, cadenas cuyo reflejo anunciaban sus pasos con varios segundos de antelación y una indumentaria llamativa que confirmaba el aire popular de la música que lo hizo grande, parecieron diluirse hace unos años al momento de cancelar los servicios médicos en una clínica en Bogotá, en la que Pastor López pasó 19 noches hablando frente a frente con la muerte. La cifra superó los 106 millones de pesos, un monto impronunciable para un artista de esta región del continente, así lleve más de 50 años de éxitos y así tenga el privilegio de acompañar buena parte de la historia sonora de una nación.

Pocos músicos como Pastor López  tienen presencia en la mayoría de los hogares colombianos. Tanto así que el artista pasa por desagradecido porque cuando lo convidan a una casa en Medellín, Cali, Bogotá, Bucaramanga o Cúcuta, el impulso natural del anfitrión es a que la aguja del tocadiscos, el laser del reproductor del cd o el playlist de la plataforma digital aterricen en una de sus canciones.  Sin embargo, a penas comienzan los vientos característicos a visitar sus oídos, el cantante conocido como El Indio dice sin el menor asomo de vergüenza: “chamo, es que no tienes otra cosita por ahí”.

Pero así no fue siempre. El reconocimiento a López no se le apareció por belleza, ni por cuestión de suerte. En su natal Barquisimeto (Venezuela) le tocó recorrer calles y vericuetos en busca de una oportunidad. A los siete años llegó a sus manos la canción Una flor sin retoño de Pedro Infante y logró hacer una versión un poco más alegre con su cuatro, que en ese entonces era ni más ni menos que un cuatrico. A ese tema le siguió La pulguita, un tema acorde con su edad pero con el que obtuvo idéntico resultado, pues fue a parar a las canecas de todas las emisoras que visitó. La historia se repitió una y otra vez hasta que en 1967, cuando Pastor López tenía 22 años, supo lo bien que podía sentirse un artista cuando su interpretación lograba eco.

Si me llego a casar que no creo ha de ser con una venezolana.../aunque soy un negrito muy feo en amores a mí nadie me gana”, fue el primer verso famoso de El Indio, sobrenombre atado a la realidad pues sus padres fueron herederos de la tradición de la comunidad Wayúu. Con esta suerte de cumbia, dejó a un lado las versiones de temas mexicanos y buena parte del folclor llanero con el que creció, para encaminarse al estilo tropical, al sonido bailable y al desborde de la rumba de carácter popular. Ese ha sido, tal vez, su gran mérito porque decidió hablarle al ciudadano común, concentrando sus esfuerzos en un grupo inmenso que no se sentía arropado ni con las manifestaciones musicales foráneas, ni con los aires tradicionales potencializados por exponentes como Simón Díaz.

Pastor López creó un nicho y aunque sus repercusiones se sienten mucho más en Colombia que en el resto de América Latina, incluida Venezuela en la que según afirmó nunca le han dado un premio importante, en el 2016 completó 25 Navidades y 26 celebraciones de Año Nuevo fuera de casa debido a su comprometida agenda.

No es gratuito que su tema de presentación diga: “Yo soy el Indio Pastor como me dicen cariñosamente,/ de toda Colombia son mis canciones y a toda Colombia cantaré”. Y esa premisa la ha cumplido tanto como ha ratificado su corte de pelo singular desde la década del 70. Con canciones, con actitudes, con la ilusión de tener una casa en Bucaramanga, la primera ciudad colombiana que lo aplaudió a rabiar, y con el deseo de conquistarlas a todas empezando por los oídos para llegar después hasta el alma, Pastor López dejó de ser un simple venezolano para convertirse en el venezolano más colombiano del mundo.

Las mujeres, inspiradoras y destinatarias de sus cantos, lo persiguen como si se tratara de un rockstar. Ya perdió la cuenta de las damas a las que ha conquistado pero lo que sí tiene muy claro es que en el planeta hay solo nueve hijos suyos. Las caleñas con su caminar lo hicieron delirar, las cucuteñas se han encargado siempre de sus indumentarias y las paisas —“Este coro tan sabroso que quiero cantarlo hoy/ lo dedico a la antioqueña con todo mi corazón”— le han regalado pretextos para seguir viviendo superando cualquier obstáculo. Incluso la canción A Bogotá no es de sus favoritas por el simple hecho de no mencionar a una mujer. “Ese tema es una especie de circunvalación, era un recorrido por todos los barrios de la capital que comenzaba en Las Cruces y terminaba en la sabana. Creo que fue por mí que hicieron el TransMilenio. Pero casi no la canta porque hablar de esa ciudad sin mencionar a sus mujeres, es como visitarla y no reparar en Monserrate”, comentó este personaje que durante sus primeros años en la música fue la figura central de las agrupaciones de Nelson Henríquez, Aníbal Velásquez y Emir Boscán.

Desde que decidió crear el colectivo Pastor López y su Combo en 1973 ha ganado en varias oportunidades el premio al artista mejor vestido en los Estados Unidos. Eso lo ha llenado de orgullo, mucho más que el hecho de  estar nominado a los Premios Grammy, para los que se necesitan, según sus propias palabras,  20 mil dólares para llevarse uno a la casa. El galardón por sus anillos, sus collares, sus chaquetas a veces de colores pasteles, y su corte de pelo son la ratificación del compromiso diario con sus seguidores, quienes ya tienen un estereotipo de cómo suena su artista pero también saben a la perfección cuál es su indumentaria. “Lo más importante es la gente. Si uno se metió a esto, tiene que morir aquí. Yo desde hace muchos años dejé de tener cumpleaños o días del padre. Mientras yo celebro con el micrófono, los demás brindan con una cerveza”.

Por toda su trayectoria, Pastor López será el encargado del cierre del Festival Colombia al Parque 2017 con un concierto que se realizará en el Parque al Aire Libre La Media Torta, en Bogotá, con entrada libre. 

Por Juan Carlos Piedrahita B.

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