Ana Lucía Domínguez, una mujer de acero

Ha cautivado a todo el continente con su papel de la “Tuti” en la famosa producción “Señora Acero”, de Telemundo.

El Espectador
28 de febrero de 2019 - 02:00 a. m.
Ana Lucía Domínguez protagonizó en 2018 la serie “Nicky Jam, el ganador”. / Cortesía
Ana Lucía Domínguez protagonizó en 2018 la serie “Nicky Jam, el ganador”. / Cortesía

¿Cómo llegó a la actuación?

Comencé desde muy pequeña haciendo comerciales de televisión, como a los ocho años. Más adelante me dieron un papel en De pies a cabeza, una serie infantil que transmitieron durante muchos años. Después de varios proyectos, a los 15 años protagonicé mi primera novela, que se llamó Hermosa niña, y a partir de ahí comencé a hacer teatro. Nunca paré de hacer novelas. Viajé mucho, me invitaron a hacer novelas en distintos países: Argentina, Venezuela, México y Estados Unidos. Siempre que viajaba a algún país regresaba a Colombia a hacer alguna producción, porque era mi mercado natural, y hasta el día de hoy sigo realizando proyectos acá.

¿Cómo fue asumir un protagónico a los 15 años?

Fue muy bonito, además porque el día que cumplí 15 años firmé el contrato; fue como el mejor regalo que cualquiera puede tener. Me acuerdo que esa novela fue muy famosa porque decían que era, supuestamente, la vida de Amparo Grisales, pero siento que fue más un tema de marketing.

¿Cuál ha sido ese personaje que marcó su carrera profesional?

El último que hice, que lo terminé en noviembre del año pasado, y hace parte de la saga de Señora Acero para Telemundo. Mi personaje es la Tuti y lo hice durante cuatro años. Nunca había hecho un personaje durante tanto tiempo; ella es comedia, tiene mucho humor, una personalidad distinta a la de todos los otros personajes que he hecho en mi carrera. Quiero que la Tuti sea un personaje muy recordado por el público y creo que lo estoy logrando porque me escriben mucho, taggean mis escenas y se mueren de la risa con ellas.

¿Considera que los personajes que duran tanto tiempo al aire pueden llegar a encasillar a un actor?

Sí, sobre todo este de la Tuti, que es tan comentado. Lo importante ahora que se acaba la saga es tomar una decisión muy importante acerca de cuál va a ser mi siguiente proyecto. Tengo exclusividad con Telemundo y ellos van a hacer un proyecto conmigo este año, pero soy consciente de que tengo que ver muy bien qué personaje es; tiene que ser completamente diferente para que la gente se sorprenda. Cuando hice el año pasado la serie sobre Nicky Jam, me gustó mucho porque me refrescó un poquito de la Tuti. Rosa es un personaje muy blanco, lindo, es una mujer que no es interesada, que es trabajadora, y eso la hace radicalmente distinta, aunque las dos son de Medellín.

¿Qué ha sido lo más difícil de su carrera como actriz?

Empezar tan pequeña; no me pude graduar con mis compañeras de toda la vida ni tampoco ir a la excursión, porque tenía que ir a grabación. Todo ese tipo de cosas me han dolido. No tuve una niñez o una juventud común y corriente, pero así mismo he vivido cosas que me han hecho evolucionar y madurar como persona. Desde que tenía 18 años ya había vivido como una mujer de treinta, y había experimentado cosas de una manera un poco más acelerada.

¿Qué le han aportado a su vida personal los personajes que ha interpretado?

El tema de experimentar y vivir en otros países. En Venezuela me tocó la muerte de Hugo Chávez y la elección de Maduro, me tocaron cosas muy fuertes en ese país que, obviamente, en el momento me asustaron mucho, pero con el tiempo agradecí poder haber estado ahí, vivir eso, sentirlo y ser testigo de lo que pasó.

¿Cuál fue el proyectoque menos disfrutó?

Yo hice una novela aquí en Colombia que se llamó El fantasma del Gran Hotel. En esa novela yo era la protagonista, así que supuestamente veía muertos y los ayudaba a trascender para que pasaran al “más allá”. En esas escenas yo tenía que hablar sola, porque las cámaras tenían que captar que no había nadie en el lugar. Después, con el actor que estaba “muerto” grabábamos la misma escena como tres o cuatro veces y tenía que quedar exactamente igual. Este era un personaje que estaba angustiado todo el tiempo, se la pasaba mirando para todos lados, lloraba y se ponía muy muy nerviosa. No me gustó tanto esa experiencia.

¿Cómo llegó usted a Telemundo?

Con Pasión de gavilanes. Allí Telemundo conoció mi trabajo y empezamos a hacer varios proyectos, entre esos Perro amor. Después me fui a México, estuve en Argentina, en Venezuela, luego viajé a Australia, me di unas vacaciones de cuatro meses y comencé a estudiar inglés. Ya renovada me llamaron para hacer la Tuti; cuando leí el libreto dije: “Es un personaje completamente antagónico”, y me encantó porque es súper mala en todos los aspectos: es bisexual, le encanta el sexo, le encantan las drogas, se sale de todos los parámetros.

¿Cómo es el día a día de una producción?

Normalmente los llamados son temprano, a las siete de la mañana debemos estar ahí para arreglarnos y poder comenzar a las ocho. Si la escena es de una boda, un velorio o algo que requiera muchos actores, nos citan a las cinco de la mañana para que a las siete, máximo ocho, empecemos a grabar y rinda mucho, porque esas escenas son muy engorrosas.

¿Qué proyectos tiene a futuro?

Este año sé que voy a hacer una producción con Telemundo y vine esta semana a Colombia porque me están haciendo una propuesta para hacer otro proyecto, algo que además nunca había hecho, pero no lo puedo contar porque todavía no está confirmado.

Por El Espectador

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