Francisco Leal, el maestro de la Ciencia Política

El sociólogo colombiano graduado en la Universidad Nacional celebra el 50 aniversario de la facultad que él fundó en la Universidad de los Andes.

El Espectador
26 de enero de 2019 - 02:00 a. m.
Francisco Leal Buitrago escribió en 1994 el libro “El oficio de la guerra. La seguridad nacional en Colombia". / Cortesía
Francisco Leal Buitrago escribió en 1994 el libro “El oficio de la guerra. La seguridad nacional en Colombia". / Cortesía

¿Qué procesos de transformación ha tenido el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes en estos cincuenta años de historia?

Al ser el primer programa de ciencia política del país y haber escasos profesores, inicialmente llegaron estudiantes gringos, a quienes no les faltaba sino su tesis de doctorado. Mientras adelantaban su trabajo, dictaban una o dos materias en el pregrado. Además, en 1968 —año de su fundación— comenzamos también las investigaciones, con un proyecto riguroso sobre el Congreso, coordinado por Gary Hoskin, joven profesor financiado por la Fundación Rockefeller. Al final de los años 80 se inició el crecimiento estudiantil del departamento.

Usted fue fundador de la primera maestría de Ciencia Política en el país. ¿Qué hechos lo motivaron a llevar a cabo este proyecto?

Cuando regresé de hacer mi doctorado en Estados Unidos, en 1974, vi que a Ciencia Política le hacían falta posgrados. Por eso diseñé una maestría, que comenzó al año siguiente. Aunque demorado, dadas las circunstancias de buena calidad de la Universidad, el doctorado de la disciplina comenzó solamente en este siglo.

¿Cómo se definió el hecho de que, una universidad enfocada en las ingenierías, decidiera abrirle un espacio a las ciencias sociales?

En los primeros años de Los Andes se crearon progresivamente diversos programas, como Idiomas, Literatura, Artes y Filosofía, agrupados bajo la denominación de Humanidades, para impartirles “cultura” a estudiantes de las ingenierías. Luego de ampliarse las Humanidades con disciplinas dispersas de Ciencias Sociales, en 1996 organicé una Facultad de Ciencias Sociales para agruparlas y articularlas entre sí. Ya se habían creado otras facultades, como Economía, Derecho y Administración.

En su opinión, ¿qué lecciones de vida considera que ha dejado este departamento a sus estudiantes, teniendo en cuenta los diferentes contextos políticos y sociales que ha atravesado el país en los últimos cincuenta años?

La principal fue haber preparado profesionales para adelantar análisis científicos rigurosos y entender a fondo una actividad esencial para la vida pública de cualquier país, como es la política. La segunda universidad que diseñó esta disciplina fue la Nacional, pero solo desde 1987. Después lo hicieron otras universidades, pocas de ellas con buenos niveles de calidad.

¿Cuál considera usted que es la importancia de la reedición que se llevó a cabo de cinco de sus obras?

La oferta del Departamento de Ciencia Política de reeditar cinco de mis libros publicados desde los años 70, adicionados con artículos míos relacionados con el tema de cada uno, implicó sacar de nuevo al público textos agotados, para enriquecer el análisis de temas políticos importantes y originales en su momento. Los dos primeros salieron en 2016 y los tres últimos, el año pasado.

¿Qué lo inspiró a escribir “Al paso del tiempo” y en qué radica su importancia?

La condición que me pusieron las colegas que me ofrecieron sacar las reediciones —Angelika Rettberg y Laura Wills— fue que el sexto tomo debían ser mis memorias. Este fue un gran estímulo para escribir Al paso del tiempo. Mis vivencias, que cuenta la historia cronológica de mi vida, en un proceso de formación personal y profesional, y abrir campo en el análisis político, libro publicado el año pasado, con el sello editorial de Los Andes y la Nacional, al igual que las cinco reediciones mencionadas.

¿Por qué es importante que las personas de otros países se interesen por la situación política de Colombia y quieran estudiarla?

Colombia es un país sui generis en la región: uno de los más biodiversos del mundo, puesto que tiene una inmensa variedad geográfica, con regiones apartadas y autónomas, con fuentes hídricas propias, pero con una frágil formación nacional y un Estado políticamente débil. Esto lo hace atractivo para estudiarlo, aunque estuvo aislado por mucho tiempo, incluso en términos de inmigrantes, frente a otros países de la región latinoamericana.

¿Qué aprendizajes le ha dejado a usted, como sociólogo profesional y maestro, instruir a los jóvenes tanto colombianos como extranjeros en la política y las Ciencias Sociales?

Si uno es un profesor dedicado, en una disciplina emergente en el país, siempre estará abriendo nuevos campos en materias poco o nada estudiadas, lo que lo obliga a estudiar y crear de forma permanente, y hace que esté aprendiendo constantemente, a la par con sus estudiantes. Este es un aprendizaje profesional novedoso y difícil de repetir cuando la disciplina está ya consolidada.

Por El Espectador

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