Juan Esteban Sarmiento, del teatro a la pantalla grande

A los doce años, este niño ha participado en obras con miles de espectadores. Ahora, interpretar a Otoniel en la película de humor dirigida por Diego Ávila es un sueño hecho realidad.

El Espectador
27 de marzo de 2019 - 02:45 a. m.
Juan Esteban Sarmiento Goyeneche tuvo la oportunidad de trabajar junto a de Frey Eduardo Quintero (Boyacoman) / Cortesía
Juan Esteban Sarmiento Goyeneche tuvo la oportunidad de trabajar junto a de Frey Eduardo Quintero (Boyacoman) / Cortesía

¿De qué se trata la historia de “Boyacoman y la esmeralda sagrada”?

Esta historia se grabó en Jenesano, Boyacá, que es el pueblo natal de Frey Eduardo Quintero, más conocido como Boyacoman, él en la película es mi tío y yo soy el coprotagonista. En mi papel yo trato de ser el que lo motiva a él a hacer las cosas, porque él es muy perezoso y miedoso; yo soy el valiente y el que le enseña a enfrentarse ante las situaciones.

¿Por qué quiso entrar al mundo de la actuación?

Mi tío en la vida real es actor, y él le enseñó a actuar a mi mamá, después ellos dos hicieron una escuela de teatro que se llama Teatro Goyenechus, y luego cada uno tuvo sus hijos y toda esa generación, yo incluido, amamos el teatro, crecimos rodeados de ese ambiente y nos encanta. En la escuela aprendimos mucho de mi tío y de mi mamá, y la verdad me gusta mucho todo lo que rodea al arte.

¿Recuerda el primer papel que hizo en una obra de teatro?

Sí, fue en una obra sobre indígenas, no era un protagónico, por supuesto, pero fue muy divertido para mí, porque era mi primera aparición ante el público en el Teatro Goyenechus. De esa experiencia aprendí mucho y mis papás siempre estuvieron apoyándome en todo.

Cuando usted comenzó a hacer papeles un poco más grandes, ¿se le dificultó? ¿Cómo fue ese proceso de aprendizaje?

Sí, porque era muy diferente ser protagonista a no hacer casi parte de la historia, requería más preparación. Uno aprende mucho cuando está arriba en el escenario sobre quién lo está acompañando o sobre cómo tomarse más en serio la obra.

¿Cómo sintió ese salto del teatro al cine con la película de “Boyacoman”? ¿Disfrutó la experiencia?

Las jornadas de rodaje eran muy duras, porque uno tenía que hacer muchas cosas en un tiempo muy reducido, pero me di cuenta de la importancia de saber manejar el tiempo, porque en el cine y en el teatro los mecanismos son completamente diferentes. Por ejemplo, mi personaje de Otoniel me llevó como dos días construirlo mientras leía el libreto y el director de actores, que en este caso fue mi tío, me ayudó mucho a orientarme.

¿Qué le gusta más: el cine o el teatro?

El cine, me gustaría actuar en Rápidos y furiosos 19, o en alguna de superhéroes. Me gustan las películas que han sido reconocidas mundialmente, y también en películas históricas; me encanta la historia.

¿Qué fue lo que más le gustó de su personaje de Otoniel?

Que nunca se rinde, siempre va persiguiendo lo que quiere, le decía a su tío todo el tiempo que no parara de seguir sus sueños, es un niño muy fuerte, no le da pena nada, es valiente. Me siento identificado con él en algunas cosas, sobre todo en lo aventurero, porque a mí me gustan mucho los retos y los aprendizajes diarios.

¿Cómo fue para usted trabajar con Frey Eduardo Quintero?

Fue muy divertido, porque él siempre está contando chistes, y aparte en el casting sentí una conexión muy fuerte con él, le cogí mucha confianza y ya nos volvimos amigos. Para grabar las escenas ya era muy fácil hacerlo, porque más que un compañero de trabajo, para mí Frey era un amigo.

¿Cómo dividió el tiempo del rodaje de la película y sus estudios?

Los maestros de mi colegio me dieron un permiso de cuatro semanas, me ausenté dos semanas, luego volví a clases dos semanas, y después me fui otras dos. Nos dieron todos los permisos que necesitábamos, porque el coordinador ya sabía sobre mi trabajo, y después fueron a verlo, así que estaban seguros de que yo no les estaba diciendo mentiras para faltar a clases.

¿Qué es lo que más le gusta de actuar?

Todo, aunque también me gusta mucho estudiar. De hecho, estudio en el colegio en el que estudió uno de mis grandes ídolos, que es Jaime Garzón, y lo admiro mucho porque yo digo que un niño siempre tiene que luchar por lograr sus sueños, y si no los cumplo, luego se va a sentir muy decepcionado, y el sueño de Jaime siempre fue hacer justicia en su país, y no lo dejó de hacer, solo hasta que murió en el intento. También aplico eso en la actuación, yo siempre estoy persiguiendo mis sueños, y ya logré uno de los más importantes: aparecer en la gran pantalla con Boyacoman y la esmeralda sagrada, una película que estoy seguro de que va a hacer reír a toda la familia.

Por El Espectador

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