“La televisión tiene que ser un reflejo de nuestra sociedad”: Ianis Guerrero

El artista encarna a José Hernández, un ladrón que se convirtió en revolucionario y se enamoró de Graciela Olmos, una de las mujeres más influyentes de México el siglo pasado.

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13 de febrero de 2020 - 02:00 a. m.
Según Ianis Guerrero, esta serie de Telemundo Internacional enseña que la fuerza no le gana a la astucia. / Cortesía
Según Ianis Guerrero, esta serie de Telemundo Internacional enseña que la fuerza no le gana a la astucia. / Cortesía

¿Quién es su personaje y cuál es su importancia en esta producción?

José Hernández, El Bandido, fue el primer gran amor de Graciela Olmos. Se conocieron cuando ella era una niña y él, junto con otros bandoleros como Doroteo Arango y Francisco Villa, asaltaron la hacienda de su padre, un hombre nefasto, por cierto. Ella, sin padres y sin muchos bienes, terminó en un convento, y fue ahí en donde se volvieron a ver, casi 12 años después, cuando él era un revolucionario. Graciela dejó el monasterio y se fue con él por los caminos del norte de México y luchó junto con Pancho Villa en la división del norte.

De todo lo que cuentan sobre la historia de Graciela Olmos en esta producción, ¿qué lo conmovió?

Me parece una mujer muy valiente. Creo que se han contado pocas historias sobre las mujeres en la revolución y en las posiciones de poder de principios del siglo pasado. Graciela Olmos fue una de ellas. Siempre estuvo cercana al poder, a los presidentes, a los revolucionarios. Ella fue heredera de la revolución y supo sacarle provecho. Siento que siempre salió adelante a pesar de todas las dificultades, y eso me gusta de ella. De esa parte de La Bandida me enamoré como El Bandido.

¿Le gusta que las mujeres sean protagonistas de historias inspiradoras?

Me parece excelente. La televisión tiene que ser un reflejo de nuestra sociedad. Tenemos que contar nuestras historias, y contarlas bien. Poner a las mujeres en alto es simplemente un acto de justicia, porque la historia la han escrito los hombres, y ahí nunca se les ha dado a ellas el lugar que merecen. Hacer una serie de época sobre una mujer valiente y fuerte es un acto de valentía para la televisión, y entiendo que tenga el éxito que tiene.

¿Cree que a los hombres todavía les cuesta aceptar la capacidad que tienen las mujeres para liderar luchas sociales?

Por supuesto, a los hombres les cuesta aceptar la capacidad que tienen las mujeres, pero los tiempos han cambiado. Ahora en este mundo en el que vivimos eso se tiene que convertir en la norma, porque además nos conviene a todos. Las mujeres tienen un lugar en las luchas y en las posiciones de poder; eso equilibra el mundo y lo mejora. Hace que todos estemos mejor. Discriminar a cualquier grupo va en contra de nuestro propio beneficio.

¿Qué aspectos de la cultura mexicana refleja esta producción?

Todos. El inicio del México contemporáneo, la lucha por la revolución por un país con mejores condiciones de vida, mejores condiciones laborales, un país con sus claroscuros, con un bandido que termina siendo un revolucionario, con una Graciela Olmos que para sobrevivir en esa época convulsa tuvo que hacer de todo y jugar con la muerte varias veces. Es un recorrido por los primeros 50 años de México. Y creo que ese recorrido tiene muchas similitudes con otros países latinoamericanos. Extrañamente vivimos procesos muy parecidos.

Participó en “Nosotros los nobles” y “Club de cuervos”. ¿Qué expectativas tiene con “La Bandida”?

Trabajar en una serie de época es siempre un privilegio. Aquí atravesamos además muchas épocas, desde inicios de 1900 hasta mediados del siglo pasado. Este reto fue un gran gozo. A mí me encantan los caballos, así que cuando me propusieron interpretar el personaje, al instante dije que sí. Cuando empecé a investigar sobre este personaje me fascinó y me pareció increíble que estuviera tan ligado a Graciela Olmos, quien sería su esposa y de donde tomaría el nombre de La Bandida.

¿Cuál fue el mayor reto que superó en esta producción?

Pienso que trabajar con caballos fue lo más retador, pero a la vez lo más inspirador. Los caballos son animales hermosos, dóciles, pero también nerviosos. Hay que tratarlos con mucho respeto, porque siempre puede haber un accidente. A veces la confianza te gana y terminas poniéndote en riesgo. Y, sin embargo, son tan emocionantes. Estar encima de uno con el traje de charro, con el bigote y con el fusil peleando por la revolución, es increíble. Una sensación que recomiendo a cualquiera. Todas las tomas y las escenas que pudiéramos hacer las hacíamos a caballo. Lo disfrutamos mucho.

¿Cuál es el mensaje clave que esperan dejar en los televidentes?

Pienso que esta serie, al mostrar la vida de esta mujer, nos enseña que a pesar de las dificultades podemos salir adelante y que la fuerza no le gana a la astucia. Que el valor es algo que se cultiva y que frente a las grandes complicaciones tenemos que crecernos y salir todavía más fuertes.

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