Las historias de vallenato de Adolfo Sanjuanello

Mientras visitaba la Biblioteca Departamental de Valledupar encontró en el estand de literatura regional las historias de los grandes del vallenato y entre ellos estaba Consuelo Araújo. Las lecturas y las coincidencias lo llevaron a escribir una novela.

* El Espectador
19 de diciembre de 2017 - 02:48 a. m.
Adolfo Sanjuanello sueña con ver que una mujer se corone como reina del Festival Vallenato. / Gustavo Torrijos
Adolfo Sanjuanello sueña con ver que una mujer se corone como reina del Festival Vallenato. / Gustavo Torrijos

Usted era presentador en Noticias Caracol. ¿Cómo terminó escribiendo una novela?
Presentaba el espacio de “Caracol y Bancolombia más cerca”, que hacía parte del noticiero. Estuve viajando durante cuatro años y medio por todo el país y mi meta era escribir esas experiencias. Me fui a Valledupar, mi tierra. Quería descansar unos días y recargarme, porque esa ciudad es para subir las energías. Entré a la Biblioteca Departamental para documentarme sobre los destinos de los que iba a escribir y siempre a la entrada estaba el estand de literatura regional con libros sobre vallenato.
¿Se sintió atraído por la literatura relacionada con el vallenato?
Me fui quedando con estos libros de literatura regional. Hubo una coincidencia. Leí la biografía de Alejo Durán, que en 1940 cogió por primera vez su acordeón; del maestro Emiliano Zuleta, compositor de La gota fría, también en ese año, el mismo en el que había nacido Consuelo Araújo. Ellos son los tres pilares del vallenato: el primer rey, la canción más exitosa y la mujer que lo hizo grande. Era una señal para escribir sobre eso.
Tenía tres historias de vallenato. ¿Por qué eligió la de Consuelo Araújo?
Siempre me ha apasionado el papel de las mujeres en el vallenato. Consuelo, empezando por su muerte, tiene una historia muy dolorosa y siento que jamás fue recompensada por todo lo que hizo por la música. Mi abuela me contó que era amiga de su hermana y que el único ataúd blanco que ha habido en Valledupar se lo pintó su papá. Como trabajaba con Caracol, le compartí a mi antiguo jefe lo que había escrito y él me propuso mostrárselo a Dago García.
Usted nunca había hecho libretos.
Me preguntaron si yo quería hacer el guion de mi historia y me le medí al reto. Como jamás había escrito un guion por mi cuenta y era necesario tener en cuenta elementos de ficción que apenas aprendería a dominar, hubo una coautoría con Karen Rodríguez. Para mí, la historia de Consuelo Araújo es tan increíble que tiene muchas cosas que parecerían ficción, pero no lo son.
¿Cuáles son esas cosas de “La Cacica” que cualquiera creería que son ficción pero no lo son?
Se separó de su esposo en una época en la que era un tabú social que una mujer lo hiciera y luego estuvo con un hombre que era diez años menor que ella. Su hermana murió y al poco tiempo también su padre, porque jamás pudo superar la tristeza. La forma en la que la rechazó la sociedad después de su divorcio. La amistad que tuvo con Gabo, ella lo acompañó a recibir el Nobel y organizó la comitiva de vallenatos que irían con él hasta Estocolmo. También su muerte y todo su rol político. 
¿Por qué le apasionaba el tema de la mujer en el vallenato?
Consuelo es una heroína para mí. La familia de mi mamá es de las que le dieron la espalda al vallenato en Valledupar, pero ella, a pesar de eso, ha sido una amante de la música. Mis tíos le dicen “la corroncha” porque cuando escucha una canción, no sólo la tararea, sino que empieza a contar la historia. En Valledupar casi todo el mundo lleva el tema de la música por algún lado, pero yo lo viví muy cercano. Como mis papás son separados, crecí con las mujeres.
¿Qué significa ver la historia que usted creó en una novela?
Me sorprendo cuando la veo porque, aunque uno escriba, nunca se imagina cómo quedará. Yo lloro en absolutamente todos los capítulos. Hay unos diálogos que parecen un vallenato audiovisual todo el tiempo, que son como poesías, muy pensados, y me emocionan. Es ver un proyecto realizado. 
¿Quiere seguir escribiendo?
Sí. Después de La Cacica empecé a escribir para Tu voz estéreo, hice unas historias para Ecuador y otras tantas para algún día presentarlas. Tengo varias ideas que sé que son buenas y espero trabajarlas más después de terminar de ver la novela. Viajaré a Cuba a estudiar guion avanzado en San Antonio de los Baños y sé que allá empezaré a escribir, por eso estoy seguro de que vendrán más historias en televisión. 

 

Por * El Espectador

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