Los males del periodismo en Colombia

William Giraldo, presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá, cree que las amenazas y la brecha salarial entre periodistas de la capital y los de las regiones son los grandes retos del oficio.

El Espectador
07 de mayo de 2017 - 09:00 p. m.
  William Giraldo comenzó su carrera en 1968, en La voz de Bogotá. / David Schwarz
William Giraldo comenzó su carrera en 1968, en La voz de Bogotá. / David Schwarz
Foto: DAVID M. SCHWARZ

¿Cómo está la situación del periodismo en Colombia?

Mal, porque lo están maltratando. A los periodistas les están pagando malos salarios y no les dan tiempo para leer, documentarse y estudiar. El periodista debe prepararse a fondo en cada tema que aborde y la rapidez y la permanente producción de noticias de los medios de hoy en día ha hecho que esa oportunidad se pierda.

¿Han mejorado las garantías laborales de los periodistas?

La situación en las regiones es muy complicada. La pauta publicitaria está concentrada en las principales ciudades y en los medios regionales, sobre todo en las emisoras, el periodista tiene que salir a buscar publicidad y noticias. Muchas veces la información está envilecida por los pagos que hacen los dirigentes políticos que necesitan mantenerse vigentes ante la opinión pública local.

¿Sigue existiendo una brecha salarial entre las capitales y las regiones?

Mientras en Bogotá y en las capitales departamentales los medios tienen una nómina de periodistas asalariados, en las ciudades pequeñas, intermedias y en algunas capitales, el periodista tiene que vender publicidad o debe rebuscarse su sustento diario. Algún dirigente político llegó a decirme que parecían pordioseros.

¿Por qué?

Le pregunté sobre el comportamiento de los colegas en una ciudad intermedia. Me dijo que siempre, justo después de entrevistar a algún político, pedían un favor económico o cargos para ellos o un familiar.

¿Cuál es el problema más grande para ejercer el oficio hoy en día?

Sigue siendo la amenaza. Tan pronto se tocan los intereses de alguien, se trata de callar a los periodistas. Hay muchos periodistas asilados en su propia casa, que ejercen su oficio por teléfono, con celular o con su computador, desde donde envían la información a sus medios, si los tienen. Por lo general, son periodistas que han encontrado vicios de corrupción y los han denunciado.

El presidente ha dicho en varias ocasiones que los periodistas deberían cubrir noticias positivas, ¿qué opina de eso?

Creo que no estaba tratando de enseñar periodismo, sino de buscar que los periodistas se ocupen de cosas importantes. Cuando uno tiene las primeras lecciones de periodismo le dicen que noticia no es cuando un perro muerde a un hombre sino cuando un hombre muerde a un perro. Sin embargo, los noticieros están abriendo sus emisiones con ese tipo de noticias.

¿Cómo fueron sus comienzos en el periodismo?

Empecé en 1968, en el noticiero Panorama de La voz de Bogotá. Allí, Jorge Zuluaga, el Topolino, que después terminó de cómico y cumplió 95 años hace poco, me enseñó a escribir noticias judiciales. Él también hacía los libretos de “La ley contra el hampa”.

¿Qué otros maestros tuvo ?

Yamid Amat, Antonio Pardo García y todos los compañeros que tuve todo el tiempo. De todos aprendí, porque al comienzo uno mete mucho las pata pero uno debe absorber las críticas y las observaciones como enseñanzas.

¿Cuál fue su peor embarrada?

Un madrazo. Estaba entrevistando al entonces senador Augusto Espinosa Valderrama. Él tenía una diferencia muy grande con su hermano, Abdón, que era ministro de Hacienda, porque la gente los confundía y se disgustaban mucho por eso. Cuando saludé al senador le dije: “Doctor Abdón” y el me corrigió: “¡Augusto!”. Allí lo solté. Eso fue en televisión, quedé lindo.

 

Por El Espectador

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