Luna Báxter y su alma viajera

La actriz nació en Guatemala y creció viajando en un tráiler en compañía de sus padres y su hermana Anastasia, con los que conoció más de diez países de América. Gracias a ellos tiene un corazón bohemio que la invita a no quedarse quieta.

El Espectador
30 de noviembre de 2017 - 09:22 p. m.
Luna Báxter tiene una conexión fuerte con su hermana Anastasia, de 13 años. / Óscar Pérez - El Espectador
Luna Báxter tiene una conexión fuerte con su hermana Anastasia, de 13 años. / Óscar Pérez - El Espectador

Usted tiene tres nacionalidades. ¿Cómo es esa historia?

Mis papás eran viajeros y estaban interesados en las artesanías. Mi papá es argentino y mi mamá era colombiana. Nací en Guatemala, parte de mi vida fue en el lago de Atitlán, un lugar que ha estado nominado a las siete maravillas del mundo, tiene cerca de doce pueblos alrededor y tres volcanes. Allá cada atardecer es de esos paisajes que te quitan el aire. Crecí viajando, también vivimos en Estados Unidos, México y Argentina y viajábamos mucho por Suramérica.

Después de que sus padres le inculcaran la semilla de estar viajando, ¿usted viajó por su cuenta?

Mi formación actoral es en teatro. Cuando llegué a Bogotá hace siete años, empecé a estudiar y trabajaba paralelamente como traductora simultánea. Tuve la fortuna de trabajar con La Maldita Vanidad, que es una muy buena fundación de teatro. Nos salieron como tres giras, entonces fue perfecto porque pude viajar haciendo lo que más me gusta. Estuvimos en Brasil, México y España.

Dicen que usted tiene un alma bohemia.

Sí, después de que creces en un tráiler, se vuelve casi una necesidad salir de donde estás. Cada vez que puedo hago un viaje, por ejemplo, el poco tiempo que tuve después de grabar Tarde lo conocí y empezar con una nueva producción que se llama La ley secreta, me fui nueve días a Canadá. No soy de viajes lujosos, me gusta explorar, conocer diferentes culturas y las cosas sencillas.

¿Cuál ha sido el viaje que más recuerda?

El viaje más especial que hice fue con mis papás, recorriendo todo el sur de Estados Unidos y vivimos un año en México, en Puerto Vallarta, Jalisco. El sur de México fue lo más especial, hay unos cráteres llenos de agua cristalina que se llaman zelotes y estuvimos un mes yendo de zelote en zelote, conociendo paisajes espectaculares.

¿Cómo es eso de crecer en un tráiler?

¡Fantástico! Obviamente la rutina es otra. Cuando nos desplazábamos lo importante era tener mercado, porque no había pueblos en el camino y eso a mí me dio una paciencia especial. Veo otras generaciones y son muy ansiosas, pero a mí el hecho de estar metida en un carro porque no había de otra me enseñó a observar el ahora, que a la final es lo que necesitas cuando estás actuando. No había televisión o celulares, mi entretenimiento era ver los paisajes, jugar con mis tortugas Matilda y Dorotea, cantar o leer.

¿Cuánto tiempo vivió en un cámper?

El cámper siempre fue el método de desplazamiento, nunca estuve un año entero dentro de él, sino que eran temporadas de máximo tres meses moviéndonos. Tuvimos el carro desde que tengo memoria. Mis papás venían a Colombia por Expoartesanías y siempre viajábamos por tierra.

¿Cómo va a alternar esa pasión viajera con la actuación?

Soy muy afortunada, porque con Tarde lo conocí estuvimos entre Cartagena, Girardot y Bogotá, permitiéndome estar fuera de la casa y ver escenarios distintos. Con La ley secreta, lo que estoy grabando ahora, estuvimos en Cali y Buenaventura, yo no conocía allá. La naturaleza de mi oficio también tiene viajes y sé que se va a poder mezclar. Tengo muchas ganas de ver cómo es actuar en otros países. Además, los viajes no necesariamente tienen que ser externos, sino internos, mi profesión hace que pueda dejar de ser yo.

¿Cómo fue el primer paso para comenzar en las artes?

Mi mamá siempre quiso que yo fuera cantante, desde que tengo memoria me ponían a cantar en todas las reuniones familiares y siempre estaba muy inclinada hacia la música. Mis papás me metieron a clase de cuanto instrumento o arte había, porque querían que me inclinara hacia esto. A los 13 años en el colegio estaban haciendo audiciones para teatro musical, jamás había actuado y después de quedar en ese papel me di cuenta de que era lo que más me gustaba hacer.

Por El Espectador

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