“Nairo revivió la pasión por el ciclismo”: José Ángel Báez, autor de “Llegar a la cima”

El escritor de un “perfil íntimo de Nairo Quintana”, editado por Planeta, habla de su propia afición a este deporte y cuenta por qué el corredor colombiano merece ya un lugar en la historia mundial del ciclismo.

El Espectador
23 de julio de 2019 - 03:00 a. m.
José Ángel Báez fue editor de “Semana” durante más de 12 años. / Óscar Pérez
José Ángel Báez fue editor de “Semana” durante más de 12 años. / Óscar Pérez

¿De dónde nació su afición por el ciclismo?

Heredada de mi papá y de mis tíos en los años ochenta. Eran épocas en las que reinaba el transistor y no había audífonos. El gusto (o la fobia) entraba o entraba. Y también eran épocas en las que comenzaba “La conquista de Europa”, la expedición de nuestros ciclistas al Tour.

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Su familia es boyacense, ¿eso significa que creció viendo los triunfos ciclísticos de sus coterráneos?

Sí, pero curiosamente en los años ochenta los triunfos más sonados fueron de Alfonso Flórez, un santandereano, en el Tour del Avenir de 1980, y de Luis Herrera, un cundinamarqués, en la Vuelta a España de 1987. Eso sí, los boyancenses, con Fabio Parra a la cabeza, lo pelearon todo.

¿Cómo vivió los triunfos de Lucho Herrera y Fabio Parra en los años 80 en Europa?

Era emocionante. El país se paralizaba y los jóvenes llevábamos radio al colegio para oír las etapas. Los coordinadores de disciplina, al terminar una carrera, terminaban como con 100 aparatos de estos en sus oficinas. Los habían decomisado. Una imagen imborrable para mi generación es la de Lucho Herrera ganando, con la cara ensangrentada, una etapa del Tour. El ciclismo generaba pasión y cierta unidad nacional; el fútbol, entonces, era lo que llaman una “cenicienta”.

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¿Qué diferencias ve entre los ciclistas de la Vuelta a Colombia de los 70, los de los años 80 y los de hoy?

La Vuelta a Colombia cambió mucho. En los años setenta era un ciclismo aficionado y el gran sueño era ganarla. Pero en los ochenta, cuando se hacen profesionales, Europa fue la ilusión. Los medios también se volcaron hacia allá y los aficionados se pegaron al televisor. La Vuelta quedó en cierta orfandad, tanto que hace dos años hubo ¡ocho casos de dopaje! y no hubo el sacudón que merecía un hecho tan grave.

Para Nairo Quintana, ¿qué importancia tuvo Rusbel Achagua?

El periodista inglés Matt Rendell dice que Nairo Quintana es como América, muchos se atribuyen su descubrimiento. Achagua es un hombre bajo perfil, pero importante en su carrera: le enseñó cosas como ir en un lote o atacar cuando es y cuando se puede.

¿Qué tanto pesó la familia de Nairo Quintana en su desarrollo profesional?

Don Luis Quintana, su papá, es absolutamente determinante. Dentro de sus limitaciones económicas, estaba dispuesto a vender una vaca o un marrano con tal de que su hijo tuviera una bicicleta, así fuera una panadera, pero al fin de cuentas una bicicleta. Nada lo detenía para que su hijo compitiera.

¿Cuál es la relevancia del español Vicente Belda en la proyección internacional de Quintana?

Belda le hizo unas pruebas de potencia a Nairo en Boyacá que arrojaron unos resultados asombrosos para alguien de 18 años. Lo dirigió en el equipo Boyacá es para vivirla, y luego lo ubicó y lo representó en Europa. A Belda también lo cuestionan, pues lo ven como un “saqueador” del talento nacional y le recuerdan la Operación Puerto, un gran entramado de dopaje en Europa en la que él estuvo involucrado, aunque absuelto.

¿Cuáles cree que han sido los mejores coequiperos de Nairo Quintana y por qué?

Cuando se es líder de un equipo, como Nairo en Movistar, un equipo profesional, todos tienen que ser sus mejores coequiperos. Pero ellos no se mandan solos, dependen de un mánager y de un entrenador que deciden qué hace cada ciclista. Y, a veces, han decidido dejarlo solo.

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Una anécdota que haya descubierto para su libro y que ejemplarice la personalidad de Nairo...

Son muchas, pero desde pequeño mostraba mentalidad ganadora y mucha personalidad. Por ejemplo, a los 16 años, “mandaba” a su entrenador. Le decía en plena competencia: “Señor, si me ve mal, quítese la correa y me echa juete”. Nunca tuvo que hacerlo.

¿Qué comparación hace de Nairo Quintana con Egan Bernal?

Los dos empezaron a ganar muy jóvenes, suben muy bien y, como casi todos los colombianos, tienen deficiencias en las pruebas a contrarreloj. La gran diferencia es el equipo al que llegaron: los objetivos del Ineos son claros, apuntan a ganar las grandes carreras y no los premios de consolación. Ojalá Egan tenga la consistencia que a Nairo le ha faltado, bien sea por el equipo, la preparación o porque, simplemente, le han faltado fuerzas.

En números, ¿cómo resume la importancia de Nairo Quintana para el ciclismo colombiano?

Ningún ciclista colombiano ha ganado tanto como él. Dos grandes carreras (Giro y Vuelta) y, si en algún momento es podio del Criterium Dauphiné, será el único en la historia en ser podio en las tres grandes carreras y de las carreras de una semana. Hoy está entre los 60 mejores corredores de la historia, de la historia… Pero más allá de los números, Nairo, como Rigo y los otros muchachos, revivió la pasión por el ciclismo. Y trasciende no solo sobre la cicla: es un abanderado del agro, está contra el machismo boyacense y le exige al Gobierno políticas de respaldo al deporte para que otros no vivan lo que él vivió: brotar de la nada.

Por El Espectador

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