“Repasando distancias” con Reynaldo Armas

El músico venezolano lleva más de cuatro décadas explorando la música llanera y asegura que en Colombia ha faltado trabajo y voluntad para posicionar su folclor en el interior del país.

El Espectador
21 de junio de 2018 - 09:00 p. m.
Reynaldo Armas presenta “Repasando distancias”, un trabajo discográfico conformado por doce canciones inéditas.  / Cortesía
Reynaldo Armas presenta “Repasando distancias”, un trabajo discográfico conformado por doce canciones inéditas. / Cortesía

Acaba de publicar su disco número 31 y se llama “Repasando distancias”, ¿por qué?

Después de estar tantos años en la música es hora de analizar el camino recorrido y hacer ciertas revisiones para seguir reinventándose.

¿Qué puede encontrar un fanático suyo en el álbum?

Este producto trae doce temas, inéditos. Todas las canciones son de letra y música mías, y lo que quería hacer era mostrar doce historias distintas. Algunas de amor, otras de desamor, de vivencias y, por supuesto, una dedicación especial al Llano colombiano, que se llama “Canoero del río Meta”. También está “Que nos entierren junticos” y “Cambalache”, pero no es el tango de Santos Discépolo.

¿Le sigue gustando la atmósfera del estudio de grabación?

Pues, como mínimo, he tenido que estar en ese ambiente 31 veces en mi vida, aunque para cada producción se necesitan más de seis sesiones, así que el número se incrementa mucho. En los primeros discos yo recuerdo que ensayábamos ocho meses porque tocaba grabar en una sola tanda; ya en la era digital, los músicos nos hemos vuelto más perezosos y podemos reparar sobre la marcha.

¿Cómo fue el proceso para este disco?

En “Repasando distancias” entré al estudio unas doce o quince veces. Para este disco grabé unas partes en Venezuela y otras en Colombia, así que en este disco me demoré casi dos años, realizando una inversión que en la actualidad no es comercial.

¿Es normal para usted tardarse dos años realizando un disco?

Eso es ahora. Yo quería lanzarlo durante 2017, pero todos los cronogramas se alteraron y ya después me incliné por la decisión de tomarme mi tiempo.

¿Quedó satisfecho con el resultado de “Repasando distancias”?

De mis 31 grabaciones, ocho o diez discos me han dejado totalmente conforme. En las otras producciones me hubiera gustado arreglar algunos detallitos porque siempre he creído en la autocrítica.

¿Por qué sigue haciendo discos?

Los discos son los que mantienen a artistas como yo vigentes. Un cantante no puede vivir de los éxitos que pegó desde hace 20 o 30 años. Es triste tener que recurrir siempre al reciclaje y más cuando uno es compositor. Yo le canto a las vivencias y por eso mi fuente es inagotable, porque siempre va a haber un motivo para inspirarse y escribir.

¿Cómo llega a la música?

Ese proceso fue muy espontáneo. La música es un grito que todos tenemos dentro y yo me tomé el tiempo de exteriorizarlo. Yo vengo de una familia campesina y muy humilde, pero siempre tuve la capacidad para querer crecer. A mí no me dieron fortuna, ni riqueza, pero recibí el mejor tesoro, que es una crianza sólida.

¿Quién le dice, por primera vez, que usted puede dedicarse a la música?

No lo recuerdo. A los cinco años tomé en mis manos unas maracas, unos capachos, y estaba un grupo tocando un tema folclórico, yo empecé a mover las manos y mi padrino dijo: “ese muchacho tiene oído musical”, pero yo en ese entonces no tenía ni de eso. A los doce escribí mi primera historia de amor, pero no era amor carnal sino más bien maternal.

¿Por qué le cambió la indumentaria a la música llanera?

El llanero vestía de liquiliqui o una camisa a cuadros y cotizas. Yo pensé que tocaba vestir al folclor y por eso me iba a tiendas finas. Recuerdo la primera vez que me presenté en Villavicencio, eso fue en un barrizal, y yo tenía puesto un esmoquin, así que me debí ver muy chistoso. Nunca nadie me dijo nada, así que sigo comprándome las mejores pintas para mis conciertos.

¿La música llanera ha cambiado?

La música llanera ha evolucionado mucho, aunque no ha proliferado tanto en la composición. Los estilos han variado inmensamente, pero en las letras la situación no ha sido igual.

En Colombia ha sido difícil lograr que el folclor llanero rebase las fronteras de los cuatro departamentos, ¿cómo es en Venezuela?

El folclor llanero en Venezuela es la música nacional. Tenemos cinco estados llaneros, pero todos los demás se sienten también llaneros, incluidos quienes nacen en Zulia. Si sé que ha sido complicado posicionar el género en Bogotá, yo lo he intentado varias veces con El Cholo Valderrama. Sí creo que ha faltado trabajo y voluntad para que nuestra música suene más.

Por El Espectador

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