Salomé Carrera, entre hilos y telas

Es la cabeza de la marca española Pili Carrera, que, desde 1963, elabora diseños y colecciones que han llegado a vestir a miembros de la Casa Real Holandesa.

El Espectador
07 de julio de 2018 - 02:00 a. m.
Salomé Carrera dice que la marca se distingue por los detalles / AP
Salomé Carrera dice que la marca se distingue por los detalles / AP
Foto: María Muiña

¿Por qué la marca Pili Carrera incursionó en la industria textil para niños?

La empresa se crea realmente cuando nazco yo y en ese momento mi madre comienza a confeccionar prendas de punto para mí. Poco a poco sus amigos fueron viendo los diseños que le hacía y les gustaban, así que empezaron a realizar encargos. Por aquel entonces, un familiar tenía un comercio de ropa infantil y propuso vender las prendas en su tienda. A mis padres les gustó la idea y así, poco a poco, fue como nació Pili Carrera. Desde ahí, 1963, la empresa ha ido creciendo hasta llegar a ser lo que es hoy.

¿Qué tanto influyó su padre, Bienvenido Carrera, en la creación de la marca?

Mi padre es la mitad de la marca, es el 50 %, entre mi padre y mi madre fundaron la compañía. Pili Carrera es Pili por el nombre de mi madre y Carrera por el apellido de mi padre. Aunque quizás mi madre es más conocida, mi padre siempre ha estado ahí.

¿Cuál fue la razón por la que la Reina Máxima de Holanda decidió vestir a sus hijas con los diseños de su madre?

¡Supongo que le gustaron nuestros diseños, lo cual es un auténtico honor! La realidad es que enviamos unos catálogos a la Casa Real, pero nunca imaginamos que nos fueran a realizar un pedido, y mucho menos, para llevarlos el Día de la Entronización.

¿Qué le aporta Pili Carrera a la moda infantil en Bogotá?

Creo que cada marca tiene su estilo y, por tanto, todas tenemos cabida en el mercado. Nuestras colecciones se dirigen a un público que valora la elegancia, el buen gusto y la sensibilidad por los detalles. Nos gustan las prendas bien hechas, con un acabado impecable y con detalles únicos que las diferencian de las demás. Además, como firma de moda que somos, seguimos mucho las tendencias del momento, pero siempre adaptándolas a la moda infantil y a nuestro estilo.

¿Cómo ha sido la experiencia de tomar las riendas de este negocio familiar?

Pues la verdad es que, aunque el cambio ha sido muy gradual, y casi sin darnos cuenta, supone una enorme responsabilidad y un orgullo a la vez. Para mis padres y para mí, la compañía es como un hijo más y lo que le pasa, sea positivo o negativo, lo sientes y lo sufres. La transición ha sido algo natural, porque yo he crecido con la empresa y cuando era pequeña me encantaba venir aquí después del colegio y rodearme de hilos y telas. Pero ahora me corresponde hacerme cargo de la compañía y lograr que siga creciendo y eso no es tarea sencilla.

¿Qué considera usted que diferencian sus diseños de las demás marcas de ropa que hay en Bogotá?

Cada marca tiene su identidad. Para mí esto es importantísimo, no hay que perderla nunca, porque es lo que valora tu cliente y lo que te distingue del resto. La identidad es fundamental para una empresa de moda y nosotros tenemos muchas cosas que hacen que nuestro estilo sea único, que se identifique.

Por El Espectador

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