Sara Bozzi: “Un teatro lleno de magia y esplendor”

Junto a Andrés Pinzón Sinuco, Alicia Haydar Ghisays y Nurah Al-fayez, la periodista Sara Marcela Bozzi compiló en el libro “Del Teatro Heredia al Teatro Adolfo Mejía” el valor de la reconstrucción de esta obra crucial para la memoria de Cartagena.

El Espectador
13 de mayo de 2019 - 02:00 a. m.
Sara Bozzi. / El Espectador
Sara Bozzi. / El Espectador

¿Cuál es su primer recuerdo del Teatro Heredia de Cartagena?

Ingresé por primera vez al teatro en 1958, de la mano de mi madre Dolores Anderson de Bozzi, para ver bailar una jota aragonesa a mi hermana Diana. Desde entonces, repetía esos pasos en mi casa e iba siempre a los ensayos. Así supe que el ballet sería una de las grandes pasiones de mi vida.

¿Por qué en un poema suyo lo denomina “mi pequeño teatro de herradura”?

Porque, como niña, me maravillé al ver que la arquitectura del teatro no era redonda. Tenía la forma de una herradura, símbolo de la buena suerte.

¿Cuáles cree que hayan sido los artistas o personajes más prominentes que hayan pasado por el Teatro Heredia?

El barítono italiano Titta Ruffo, nuestro Nobel Gabriel García Márquez, la bailarina descalza Delia Zapata Olivella o un niño de siete años que interpreta el vals “Sobre las olas” al piano. El teatro ha sido siempre un templo de la cultura, con el cual hemos soñado todos en algún momento de la vida.

¿Qué secretos guarda el Teatro Heredia que salieron a relucir con la restauración?

Aunque solo sea una sospecha, se dice que el celador del teatro, Canche Fortich, pidió a su esposa antes de morir que quería ser enterrado en su amado teatro. De hecho, muchos obreros que trabajaron en la restauración habrían comentado que encontraron sus restos mortales bajo el escenario. También se descubrió el amor delirante de Germán Arciniegas por la declamadora infinita Berta Singerman… Y lo más doloroso, la desidia oficial que permitió el saqueo de lámparas, celosías, sillas y todos los enseres del teatro, que perdió hasta sus escaleras de mármol en hechos bochornosos para la ciudad.

¿De qué manera se relaciona el ballet con el Teatro Heredia?

Al principio, la educación de las “niñas bien” de Cartagena estaba ligada al ballet clásico. La que sabía bailar ballet, sabía bailar todos los ritmos: desde “La muerte del cisne” al charleston.

¿Cómo surgió la idea de restaurar el Teatro Heredia?

Con la ruina del teatro, algunos ciudadanos nos sentimos desolados. El teatro duró más de 18 años desmantelado por personas inescrupulosas. Pero después de muchos años de tristeza, ocurrió un verdadero milagro en la ciudad: Gabo, Grau, Alfredo Guerrero, arquitectos, periodistas y gestores culturales se unieron para lograr la atención del gobierno central. Se hicieron numerosos proyectos de restauración, pero siempre se agotaba el presupuesto. Recuerdo que Sícalo Pinaud (el gran cronopio del Caribe), la bailarina María Raquel Bozzi y esta periodista publicamos en El Espectador el texto “Encaje de recuerdos para vestir un teatro desnudo”, con fotografías impactantes que conmovieron al país. Finalmente, Jacquin Strouss gestionó los recursos para concluir la obra.

¿Por qué vale tanto el telón del Teatro Heredia?

El telón de boca es obra de nuestro pintor insigne Enrique Grau Araújo. El pintor de la alegría, de las máscaras, de la fiesta, del alma cartagenera. Su origen surgió en la celebración de los 450 años de Cartagena. Es un homenaje a las flores del Caribe y a todos nuestros monumentos históricos. También se salvaron las obras artísticas del escenario y, milagrosamente, en la fachada se conservaron Terpsícore, Talía, Calíope y Euterpe, diosas de mármol que parecen mudas vigilantes de este nuevo teatro lleno de magia y esplendor.

¿Por qué se decidió cambiarle el nombre al Teatro Heredia y que ahora se llame Adolfo Mejía?

El nuevo nombre causó mucha polémica; pero se quiso exaltar la memoria del músico Adolfo Mejía, quien compuso el himno de Cartagena y obras trascendentes en Europa. Pero muchas personas lo siguen llamando el Teatro Heredia.

¿Cuál es la propuesta del Teatro Adolfo Mejía para las generaciones del siglo XXI?

La propuesta del teatro debe ser la de descubrir nuevos talentos y la de preservar su escenario para el bien de todos. Gracias a Julia Salvi, al capitán Alfonso Salas, al bailarín Álvaro Restrepo, los directores del teatro y todos los ciudadanos, Cartagena tendrá las puertas abiertas para los amantes del arte.

¿Y qué crédito hay que reconocerle a la memoria de Enrique Grau?

Enrique Grau es el pintor que mejor retrató nuestra esencia. El libro es un homenaje a su memoria y a todos los que tejieron la urdimbre de este espacio lleno de recuerdos.

Por El Espectador

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