“Un buen egresado de El Bosque es un forjador de país”

El rector de la Universidad del Bosque habla del papel de la universidad en un país que se enfrenta a nuevos restos y apunta al concepto de calidad de vida como esencial para la Institución que dirige.

Steven Navarrete
27 de febrero de 2018 - 02:00 a. m.
Rafael Sánchez París es médico y especialista en cirugía general y cirugía vascular de la Universidad El Bosque. / Óscar Pérez - El Espectador
Rafael Sánchez París es médico y especialista en cirugía general y cirugía vascular de la Universidad El Bosque. / Óscar Pérez - El Espectador
Foto: OSCAR PEREZ

Para usted, ¿qué significa la universidad?

Es el sitio ideal en el que se puede generar conocimiento con un enfoque universal, es decir, que tenga importancia para todas las áreas del conocimiento y que pueda impactar en cada aspecto de lo social. Esta labor no se hace para acumular cifras y datos, sino que siempre debe servir en un terreno práctico.

¿Cuáles son los retos actuales de las universidades colombianas?

Tener un balance óptimo entre docencia, investigación, extensión y responsabilidad social. Desde la universidad debemos impactar positivamente a las comunidades con las cuales se construye y produce el conocimiento.

Habla de responsabilidad social. La Universidad El Bosque suspendió el alumbrado decembrino para destinarlo a becas.

Siempre instalábamos alumbrado como un regalo para la ciudad, pero, teniendo en cuenta la importancia de nuestro Proyecto Semillas, que busca becar a 150 estudiantes para que cursen su pregrado con tranquilidad, decidimos destinar esos dineros a esta iniciativa. Para el año 2017 alcanzamos los 1.300 donantes. Se han sumado algunas empresas, funcionarios, docentes y padres de estudiantes activos, para lograr nuestra meta.

¿Cómo ve el programa Ser Pilo Paga?

Obtuvimos la acreditación institucional en junio de 2016 y eso nos permitió acoger a estudiantes de Ser Pilo Paga. En 2017 llegó la primera cohorte, de cerca de 200 estudiantes. El 85 % de ellos obtuvieron un desempeño superior en el interior de la universidad, lo que refleja el compromiso de los estudiantes para cambiar sus vidas, la de sus familias y, estoy seguro, el destino del país.

El libro “Centro académico en calidad de vida” gira en torno al concepto de calidad de vida. ¿Qué significa esto?

En 1997, ya hace 40 años, la Escuela Colombiana de Medicina se convirtió en la Universidad El Bosque. En sus estatutos se fijó la necesidad de trabajar desde un enfoque integral, biopsicosocial, que tuviera en cuenta que la calidad de vida también contempla el plano social, el medio ambiente psicológico y afectivo, no sólo el biológico. Es por ello que nuestros egresados médicos tienen claro que sus pacientes no son sólo números, sino que hay todo un mundo detrás de un proceso de consulta. En la universidad hemos reflexionado mucho sobre este concepto de calidad de vida, tanto que es uno de los que guían nuestro quehacer diario y lo hemos llevado a la práctica hasta el punto de proponer que la institución debe convertirse en un centro académico en calidad de vida, aunando esfuerzo con el nuevo hospital universitario que estamos terminando de construir y una amplia red de aliados.

Este concepto orienta la organización de los posgrados y los pregrados.

Exacto. La calidad de vida en la universidad se puede ver reflejada en muchos aspectos: en las estructuras para estudiar, en los salones, en los docentes y, a su vez, en la forma en que se conciben los programas de estudio, que lleva de la mano a las ciencias sociales y humanas con las ciencias biológicas y exactas y de las artes, por supuesto. El humanismo es fundamental, es la base de todo nuestro proyecto. Nos preocupamos sobre todo de la calidad de la experiencia de aprendizaje de nuestros estudiantes. Un buen egresado de la Universidad El Bosque es un forjador de país.

¿Qué hace la universidad para contribuir a la consolidación de la paz en el posconflicto?

En nuestra universidad tienen cabida todos aquellos que quieran estudiar y forjarse para ayudar a construir un mejor país. En ella usted también aprende a convivir en la diferencia. No hacemos discriminación de ninguna clase y eso es lo que precisamente llevan como impronta nuestros egresados. La consolidación de la paz llegará cuando aprendamos a dialogar desde nuestras diferencias, siempre con altura y respetando los distintos puntos de vista. Adicionalmente, en el plano físico hemos venido trabajando para llevar educación a las regiones en las que los jóvenes no pueden acceder a ella, de la mejor calidad y a costos adecuados para las familias.

En la universidad hay muchas construcciones. Háblenos del crecimiento de la infraestructura.

En los últimos 10 años, la universidad ha más que duplicado sus campus en metros cuadrados. Se abrieron unas instalaciones en Chía que son complementarias de las existentes en Bogotá, y en Usaquén hemos venido creciendo orientados por un plan maestro de desarrollo físico que tiene un horizonte de 15 años de ejecución. Y dos componentes, uno de extensión y otro de consolidación. Actualmente estamos desarrollando el proyecto del hospital universitario, que se prioriza en la universidad, en su calidad y su sentido.

¿Qué características tendrá el hospital universitario?

Con una estructura de 50.000 metros cuadrados y alrededor de 350 camas, con todos los niveles de complejidad, de la mano de un aliado estratégico: la caja de compensación familiar Compensar, hemos diseñado un modelo centrado en el paciente y la familia. Queremos implementar nuestro modelo biopsicosocial. De esta forma, los pacientes se recuperarán más rápido con el acompañamiento de sus familias, pero, sobre todo, atendiendo la dimensión compleja de su dolor y su situación.

Por Steven Navarrete

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