Valeria Henríquez, la sincelejana que personifica a Consuelo Araújo

Para llegar a la televisión le bastó trabajar en una obra de teatro musical y presentar una audición para su primer papel. Ama la costa Caribe, el canto y la pintura, espera lanzar su primer sencillo y ser una actriz natural. Está en “La Cacica” de Caracol TV.

El Espectador
04 de noviembre de 2017 - 03:00 a. m.
Valeria Henríquez pinta madera en su tiempo libre y quiere crear una empresa de arte para el hogar. /Cristian Garavito - El Espectador
Valeria Henríquez pinta madera en su tiempo libre y quiere crear una empresa de arte para el hogar. /Cristian Garavito - El Espectador
Foto: Cristian Garavito/ El espectador

¿Por qué empezó haciendo teatro musical?

Mi sueño desde chiquita era ser cantante. Cuando estudié música con énfasis en canto en la Universidad del Norte de Barranquilla, durante un año, me di cuenta de que también quería aprender de otras ramas del arte. Viajé a Bogotá para estudiar teatro musical en Misi, así no dejaba la música a un lado y al mismo tiempo aprendía otras disciplinas. No terminé por cuestiones económicas, hice el musical Dorothy y el anillo de la imaginación, conocí a mi mánager, presente casting y llegué a La Cacica.

¿Aún quiere ser cantante?

Sí, estoy trabajando en mi música con un productor. No ha sido fácil para mí porque siempre he sido cantante, pero jamás compositora. Estoy empezando a explorar ese lado de mí.

Tuvo suerte y consiguió su primer papel en televisión rápido.

Eso es estar en el lugar y el momento correctos y con la gente correcta. Pienso que Dios tiene claro qué quiere hacer con uno, cuál es nuestra misión, y nosotros debemos dejarnos llevar por su voluntad. Mi único sueño era ser cantante, pero no sabía para qué me quería Dios realmente, entonces puse todo en sus manos y decidió lo mejor para mí.

¿Cómo fue el “casting” para llegar a “La Cacica”?

Fue arduo, porque se presentó mucha gente y eran personas muy buenas. Además tenían que parecerse al personaje grande y el pequeño, para mostrar dos etapas de Consuelo Araújo. La empatía actoral entre quienes perteneceríamos a su familia fue muy importante. Fue un casting denso, que se demoró dos meses, pero fue delicioso. Yo me lo gocé.

Una vez consiguió su primer papel, ¿cómo se preparó?

Investigué bastante sobre Consuelo Araújo, sobre todo con mi papá, que es un historiador frustrado y sabe de todo. Gracias a él pude conocer muchas cosas de la Cacica y gozármelo, porque él me pega la emoción de saber sobre los personajes importantes de nuestra historia. También hablando con la familia Araújo, con María Lourdes Castro —que en la novela está representada como María Lourdes Socarrás, quien fue clave para mi preparación— y con personas que la conocieron.

¿Qué le pareció su primera experiencia grabando?

Fue pesada, por el clima en el que rodamos, pero la jornada era deliciosa, el equipo muy profesional, y con ellos aprendí mucho. Eran jornadas largas, casi de sol a sol, pero cuando uno toma un reto así hay que coger el toro por los cachos y gozársela.

¿Cuál es el sello que le va a dar a su carrera de ahora en adelante?

Siempre lo he dicho desde que empecé a estudiar actuación: me encantan los actores naturales; no una persona que no haya estudiado, sino alguien en quien puedes ver sinceridad, que de verdad está triste o enamorado sin necesidad de ser una caricatura. Eso es lo que más valoro en un actor, algo en lo que me voy a exigir mucho para ser lo más natural posible.

¿Qué proyectos tiene?

Estoy haciendo mi música. Es un tema largo de paciencia, amor y trabajo. Con la ayuda de Dios lanzaré el otro año mi primer sencillo y estoy trabajando en una empresa. Pinto madera, me fascina, me parece que es una terapia desestresante que te hace olvidar de todo y te permite hacer algo con tus manos, que son algo tan importante. Quiero una empresa de decoración para el hogar hecha a mano con todo tipo de madera.

¿Quién le enseñó a pintar madera?

Lo aprendí en el colegio. Dejé de hacerlo, lo retomé en Barranquilla, volví a dejarlo y hace como un año en Bogotá pinté nuevamente. Es lo máximo. Es como cuando una persona se pierde leyendo un libro o tocando un instrumento. Yo me pierdo pintando madera. Hago de todo y en todo tipo de madera: pino, country, madera procesada.

Por El Espectador

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