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El debate sobre nuevo periodismo es aburrido

Llevó a los dos principales periódicos de España: ‘El Mundo’ y ‘El País’, a los primeros lugares en internet y revolucionó con Soitu.es.

El Espectador
17 de abril de 2013 - 09:19 p. m.
Gumersindo Lafuente, quien estará este jueves en el primer Festival de los Sentidos de Kienyke.com. / EL PAÍS
Gumersindo Lafuente, quien estará este jueves en el primer Festival de los Sentidos de Kienyke.com. / EL PAÍS

El debate sobre redacciones integradas o separadas parece no tener fin...

Creo que ya no hay lugar a ningún debate, tan sólo hay espacio para tomar decisiones. Pero la receta no es la misma para todos los sitios; los que piensan que hay soluciones estándar se equivocan y ponen en peligro el futuro de sus medios. En el caso de El País la fórmula era sencilla de enunciar: una redacción, un director, múltiples salidas (papel, web, dispositivos móviles, etc.) y una obsesión: primero lo digital.

¿Qué pasa con ese modelo luego del fuerte recorte de personal?

El modelo es válido y sigue funcionando, el problema de las redacciones hoy es querer hacerlo todo y al final no hacer nada bien. Es mejor concentrar los esfuerzos en una serie de productos imprescindibles, de alto valor diferencial, de enorme utilidad e influencia.

¿Cuál es el secreto para poner a un medio en primer lugar en audiencia digital?

Tener una buena marca y una redacción potente detrás es importante, pero no bastan como la historia demuestra todo el rato. Un buen enfoque tecnológico, mucha tensión periodística y que te dejen trabajar con un margen suficiente de autonomía es lo imprescindible. Y mucha pasión, hay que creer mucho en lo que uno está haciendo para lograr que todos los demás (jefes, redacción y audiencia) se lo crean.

De los tres modelos que ha implementado, ¿con cuál se ha sentido mejor?

He sido feliz y he sufrido en los tres sitios, pero supongo que eso tiene que ver con mi carácter. En elmundo.es trabajamos muy duro, pero a cambio tuvimos una enorme libertad, muy peleada, pero muy fructífera. En soitu.es nos quedamos con la miel en los labios, hicimos un gran producto, creamos una marca, estábamos construyendo una comunidad, pero fuimos unos empresarios demasiado inocentes en un mundo de tiburones financieros.

En El País las cosas fueron bien y mal desde el principio. En apenas dos años conseguimos lo que no se había logrado en los diez anteriores. La sensación de no poder terminar el trabajo está presente y no es agradable.

¿Qué tan importante es el matrimonio entre ingenieros y periodistas?

Es un matrimonio complicado, por necesidad más que por amor, pero con los años, ambos mundos se están acercando y es posible que ya estemos preparados para una relación menos interesada.

¿Hasta dónde va el periodismo y hasta dónde la tecnología en estos tiempos?

La tecnología es la responsable del cambio brutal del ecosistema en el que tiene que vivir el periodismo. Es verdad que la industria de los medios (y sus responsables) con sus errores tremendos han colaborado a acelerar el hundimiento, pero la tecnología ha dibujado un escenario muy complicado de manejar. Y al mismo tiempo, esa tecnología ha puesto en manos de los periodistas las herramientas más poderosas que hayan tenido para ejercer su oficio.

¿Es mejor director un periodista con conocimientos de ingeniería o un ingeniero con espíritu de periodista?

Mejor e imprescindible un buen periodista. Y un buen periodista hoy debe saber lo que le puede ayudar la tecnología.

¿Es hoy válida aún la discusión entre periodismo tradicional y nuevo periodismo?

Es un debate aburrido. Sólo hay buen o mal periodismo, da lo mismo que sea en papel o digital.

¿Hay que pensar un nuevo medio cada vez que aparece un nuevo aparato?

Las plataformas son importantes, pero lo verdaderamente relevante es el uso que hace la gente de ellas. Estudiar cómo podemos satisfacer las nuevas necesidades informativas es allanar el futuro del periodismo.

¿Qué papel juegan las redes sociales en el periodismo de hoy?

No son sólo el nuevo escaparate de nuestro trabajo, son mucho más importantes. Allí es donde está nuestra comunidad de lectores y seguidores, allí se relacionan y forman sus estados de opinión. Allí nos comparan y chequean nuestro trabajo. Son mucho más relevantes de lo que pueda parecer.

¿Cuál es el camino, cobrar o no cobrar por la información?

Sólo se puede cobrar por un producto si es muy necesario o muy atractivo... y, además, escaso.

Creo que algunos periódicos (pocos) en algunos momentos reúnen alguna de esas cualidades o varias al mismo tiempo. Eso es lo que hay que cultivar para triunfar en la red. Pero no creo que los medios generalistas vayan a poder sobrevivir levantando muros de pago en torno a sus noticias. Algo más tendrán que hacer, pues las cosas han cambiado mucho y ya no forman parte del oligopolio de la intermediación en el que han vivido hasta ahora. La buena noticia es que el periodismo, de alguna manera, estoy seguro de ello, va a sobrevivir.

¿Hoy la información es un ‘commodity’ o la gente está dispuesta a pagar por calidad?

Alguna gente. No hay que olvidar que los compradores de periódicos de calidad han sido siempre una minoría, está dispuesta a pagar, pero no sólo es importante el contenido, que lógicamente lo es, será decisivo el contenedor, la manera en la que ofrezcamos la información, el momento, el formato.

¿Cómo hacer la diferencia en un mar de información continua?

Ahí se hace necesario el talento y la imaginación de los periodistas. El filtrado, la selección, la categorización, la habilidad para contar una historia, para sorprender, denunciar o emocionar, para hacerse necesario a una audiencia, para crear una comunidad fiel en torno a una marca y un producto. Ese es el modelo de producto, ahí estará siempre, seguro, el modelo de negocio.

Por El Espectador

 

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