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“No hacer música me enferma”: Carolina Guerra

Luego de personificar a una chamana en la serie estadounidense “Da Vinci’s Demons”, la actriz y modelo bogotana interpreta a una intrépida ladrona que debe escapar del encierro en un misterioso apartamento.

El Espectador
27 de enero de 2016 - 04:30 a. m.

Su nuevo proyecto en la pantalla grande es “Cinco”, película dirigida por Riccardo Gabrielli y que se estrena mañana en las salas de cine. ¿Es parte de la trama el no dejar ver mucho de su personaje

Sí. Se trata del misterio que hay alrededor de ella, de su misión y de por qué la encierran en un apartamento. Pero es una mujer muy ágil, muy metódica, muy calculadora, que trabaja sola, muy independiente y con una necesidad muy grande que la lleva a operar de la manera en que opera como ladrona en la ciudad de Nueva York.

¿Cómo se preparó para ser la única protagonista de la película, en la que lleva el hilo conductor de la trama?

Trabajamos mucho sobre la marcha, es decir, veníamos trabajando en esta idea desde hace un buen tiempo, antes de producirla, pero en el momento en que empezamos a rodarla hubo mucho espacio para la improvisación. En mi cabeza sabía que no iba a estar sola todo el tiempo. Fue una exigencia física fuerte, porque no hubo descanso. Rodábamos hasta los domingos, Riccardo, la esposa y yo, pero fue una experiencia maravillosa.

¿Qué fue lo más difícil durante las grabaciones?

El clima. Recuerdo que los primeros días estaba haciendo un clima divino y empezamos a hacer una secuencia que duraba varios días, bajo un solazo impresionante en el puente de Brooklyn, y la siguiente escena la hicimos una semana después con el frío más espantoso. Yo estaba en camiseta y no me podía mover.

¿Ha vivido una situación parecida?

Sí, en tres ocasiones me he quedado encerrada en un ascensor, pero en esos tres momentos no me ha dado susto, sino risa al ver cómo reacciona la gente. Soy muy fresca, aun bajo presión.

Su carrera empezó con el modelaje y llegó a ser unas de las figuras más cotizadas de Stock Models.

El modelaje nunca fue un sueño, simplemente pasó. El primer desfile lo hice a los nueve años, desfilando las colecciones de mi mamá. Luego, en un desfile de modas, Tony Márquez e Irma Aristizábal hablaron con mi mamá y la convencieron de que yo era buena como modelo, y firmé con la agencia de ellos. Pero nunca soñé con ser modelo.

¿Sucede lo mismo con la faceta de cantante?

No. La música ha estado conmigo toda la vida y cuando no lo hago es algo que me enferma, que me hace falta emocionalmente. De niña pensé que iba a ser cantante. Estuve en varias bandas y antes de hacer mi primer proyecto de actuación estaba muy enfocada en mi carrera musical. Hice varios castings para personajes que estuviesen ligados con la música, y finalmente lo uno me llevó a lo otro.

¿De qué se ha cohibido por ser famosa?

Ha habido momentos en los que he sentido esa presión, porque ando como una loquita todo el día, en tenis y un poco desarreglada. También me da mucha rabia que, cuando quiero expresar alguna opinión, la gente se enfurece por lo que he dicho, por eso a veces me he cohibido de decir algunas cosas, para ahorrarme la desilusión que me da ver cómo la gente maneja ese tipo de situaciones.

¿Se arrepiente de algo?

En algunas ocasiones me he arrepentido de ser tan abierta con ciertas personas de los medios. A veces soy muy abierta con mi vida personal.

¿Cuál ha sido el momento más difícil de su carrera?

La crisis más difícil que he pasado se debió a sentirme en el lugar equivocado. Si he estado forzada a enfrentar un reto que me asuste es justamente ahora: empezar de ceros, vivir en otro país.

¿Un proyecto al que le haya dicho no y luego se haya arrepentido?

No tanto por haber dicho que no, sino por aparecer en el momento que no era, fue el caso de Jane the Virgin, que ahora es muy exitoso. No le dije que no, pero no me permitía hacer otros proyectos que también me llamaban mucho la atención y me demoré demasiado pensándolo.

¿Se atrevería a decir que ya encontró el personaje con el que más completa se ha sentido?

Aún no ha llegado. Hubo un personaje que me estimuló y fue el personaje que hice en “Da Vinci’s Demons”, Ima Kama, una chamana. Siempre había querido hacer algo de época. Además, giraba alrededor del misticismo.

¿Qué le molesta?

La lentitud me estresa bastante. Soy muy impaciente.

Por El Espectador

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