Andrés, el joven que encontró en una beca el escalón para su sueño de ser ministro

La falta de recursos no lo amilanó para dejar de lado el propósito de estudiar en la universidad de Los Andes. Gracias a una beca, está en 7 semestre, ha viajado a Francia y México gracias a sus excelentes calificaciones.

El Espectador
14 de octubre de 2016 - 05:12 p. m.
Andrés cumplió su sueño de conocer el Templo del Laberinto del Minotauro
Andrés cumplió su sueño de conocer el Templo del Laberinto del Minotauro

La única posibilidad que Andrés tenía de entrar a la universidad era a través de una beca. Por eso, los dos últimos años de su bachillerato se levantó todos los días a las 3 de la mañana para estudiar hasta las 6 a.m., hasta cuando ya tenía que salir al colegio. Su sueño era estudiar en la Universidad de Los Andes, la mejor del país en muchos ranking, pero los ingresos de su mamá, una mujer cabeza de hogar, no se lo permitirían; así que él, quien siempre ha gozado de una férrea disciplina para alcanzar sus sueños, sabía que esas madrugadas que luego lo olbligaban a dormir durante el recreo, eran su más importante recurso.

Andrés Felipe Joya Mosquera tiene 21 años y cursa séptimo semestre de Economía en Los Andes, gracias a la beca ‘Quiero estudiar ESCALA’, que otorga la Universidad, gracias al apoyo, entre otros, del programa Becas Sueños de Paz, de Bancolombia.

Para que este joven estudiante de Bogotá haya podido ganar la beca debió cumplir cuatro requisitos: demostrar que no contaba con los recursos para solventar su educación, sumar un excelente puntaje en las pruebas Saber 11, tener una posición destacada en el colegio, demostrada con las notas desde los grados 9 a 11, así como haber liderado una actividad extracurricular. Andrés organizó el Segundo Congreso de Filosofía, cuya versión amplió a nivel internacional y participaron decanos de facultades de diferentes universidades.

Sin embargo, antes de que le fuera otorgada la beca, pasó momentos de angustia, pues para obtenerla, muchas universidades le exigían pagar el primer semestre para demostrar su excelencia académica. “Sufrí mucho en ese momento, porque no tenía cómo pagar ni la Universidad Nacional. Vi lejos mi sueño, hasta que encontré la oportunidad en esta beca. Es por eso que voy a contribuir siempre a que otros puedan estudiar, porque sé lo que se siente querer y no poder hacerlo”. Andrés se refiere a que el programa tiene un alto sentido de compromiso, pues les pide aportar mensualmente una suma simbólica de 25 mil pesos y cuando empiecen a trabajar, un porcentaje del salario se destina a este fondo que favorece a los estudiantes que vienen detrás, para que puedan financiarse sus carreras. La gratitud de este estudiante hacia su universidad y el programa de becas es evidente, cuando se refiere a los valores de solidaridad y reciprocidad que establece el programa, para poder ayudar a otros con su mismo deseo. "Si no fuera por este apoyo, tengo claro que no habría podido estudiar", dice contundente.

La disciplina de Andrés Felipe no es gratuita. Su madre ha sido el pilar de su proyección de vida, pues cuando su hijo nació prematuro el médico le aseguró que tendría un retraso cognitivo, a lo que ella quiso enfrentarse enseñándole a gatear arrastrándose en el piso para que aprendiera por imitación. Viajaba dos horas desde Suba, en su casa en el noroccidente de Bogotá hasta el centro, a San Victorino, a comprar afiches con juegos que le permitieran al niño estimularse. Llegaba al final de su jornada laboral a jugar horas, porque se negaba a que su hijo tuviera problemas de desarrollo.

Lucha contra la desigualdad

Las dificultades por las que ha pasado Andrés, quien vive solo con su mamá, ya que de su padre solo recibe llamadas esporádicas, lo llevó a estudiar economía, pues vio esta carrera como una herramienta para trabajar por erradicar las desigualdades sociales, a través de políticas públicas o, incluso, de negocios sostenibles que permitan también generar ganancias. Así lo aprendió en el primer semestre de 2016, cuando estuvo en Marsella, Francia, gracias a una beca de intercambio que obtuvo en una universidad privada que cobra el semestre alrededor de 15 mil euros y que ha estado en la posición 23, entre las mejores del mundo.

“Conocí personas de de todas las culturas, me gusta hacer amigos y tener redes; es algo que quisiera replicar en Colombia. Definitivamente fue una experiencia que me cambió la vida”.  Y no lo dice solo por las clases que tomaba en inglés y francés, que le ayudaron a perfeccionar estos dos indiomas, sino porque pudo cumplirle el sueño a su mamá de conocer París, Venecia y asistir a una misa con el Papa en el Vaticano. Ella, fiel a la disciplina que le fomentó a su hijo, ahorró por años sus censantías y Andrés, con la organización que lo caracteriza, le ayudó a organizar el viaje de tal manera que pudiera ajustarse a su presupuesto. “La cara de felicidad de mi mamá fue el momento mas feliz de la vida”, recuerda Andrés del momento en el que tuvieron cerca al Papa Francisco, celebrando una misa en la Plaza de San Pedro.

Pero no ha sido su único viaje. Estuvo en México representando al programa de becas en Monterrey, donde quieren tomarlo como referencia. También obtuvo una beca para realizar un pre MBA online en el 2015, en Harvard Bussines School.

Este joven sueña con hacer parte del sector público en Colombia, de ser quizás ministro de Educación, o incluso presidente de la República; pero su paso por Europa también le enseñó que a través del sector privado puede contribuir a solucionar desigualdades con proyectos productivos. Lo que sí sabe es que quiere mostrarle al mundo que el país es más que una serie de narcotraficantes, algunos futbolistas y cantantes. “Me identifico mucho con una canción de rap que dice: ‘para qué vivir una vida si las quiero vivir todas’. Así me siento yo”. Y lo enfantiza con una manera de hablar acelerada, expresando con palabras atropelladas que quieren salir tan rápido de su boca, como lo hacen de su cabeza, porque no quiere perder tiempo, quiere aprovechar cada instante de su vida para contribuir a una sociedad equitativa, donde muchos tengan las oportunidades que ha tenido, gracias a su fe, a su disciplina y a la mano que otros le han tendido.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar