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De Dakar a Saint Louis, los hinchas de Senegal prometen continuar movilizándose para apoyar a la banda que conduce Sadio Mané, confiando en alcanzar los octavos de final del Mundial-2018 contra Colombia, pese al empate con sabor a poco ante Japón (2-2) el domingo en Ekaterimburgo.
"Ha sido un partido muy lindo, nos pusimos al frente en el marcador dos veces incluso. El empate forma parte de la dura ley del fútbol", se consoló tras el final del partido Ismaël Thiam, un estudiante de ruso de 22 años que llegó para apoyar a los hombres de Aliou Cissé en la 'fane-zone' instalada en la plaza del Obelisco, en un barrio popular de Dakar.
En Saint Louis, 250 kilómetros al norte, François Gaye ve las cosas de forma optimista: "Hay que destacar que Senegal no perdió y que nos tenemos que movilizar para que la selección nacional logre una proeza contra Colombia", en el tercer y último duelo de la llave H, el próximo jueves.
Después de la victoria contra Polonia (2-1) en el debut mundialista, los hinchas de los Leones exhibían su optimismo al momento de enfrentar a los "Samuráis".
Los alrededores del Obelisco, tradicional centro de festejos para los senegaleses, se llenó con miles de fanáticos portando la camiseta y los colores del equipo nacional. Al sonido de las famosas vuvuzelas y de tambores, en medio de banderas tricolor verde-amarillo-rojo, Pape Mane, de 36 años, se veía sereno. "Estamos confiados. Senegal va a vencer a Japón 2-0. Tenemos muy buenos jugadores", decía.
El inicio del partido le dio razón, cuando el capitán y astro del Liverpool Sadio Mané anotó el primer gol. La multitud cantaba, saltaba, bailaba... hasta que un cuarto de hora después el japonés Takashi Inui equilibró las cosas.
- "Colombia es muy fuerte" -
"Estoy muy concentrado y estoy sorprendido. Pensaba que íbamos a ganar 2-0, o por qué no 5-0", soltaba con una sonrisa Abou Aziz Ndiaye, un estudiante de 21 años.
El segundo tiempo es tenso. Los dos equipos se agreden, Moussa Wague pone la ventaja para Senegal y al pie del Obelisco otra vez explota la alegría.
"Estamos muy contentos por participar en esta Copa del Mundo, y sobre todo por ver a nuestro país ganar. Espero que sigamos así", se entusiasma Mami Gueye, de 27 años, una actriz que se acercó al Obelisco junto a una amiga para vivir la fiesta del fútbol.
Pero Keisuke Honda apagó esa alegría descomunal con un baldazo de agua fría, al empujar a la red con un zurdazo un balón y decretar el 2-2.
"Me siento hipernervioso, porque Japón era el rival contra el que había que ganar. Colombia es una selección muy fuerte", se inquieta Assan Badiane, de 23 años, estudiante de Dakar. Otros aficionados, en cambio, relativizan. "El fútbol ante todo es un divertimento", lanza Babacar Ndiaye.