La fiesta en las tribunas durante la inauguración de Rusia 2018

Los rusos se tomaron el estadio Luzhnikí y vibraron con la goleada de su selección 5-0 frente a Arabia Saudita.

Jesús Miguel De La Hoz
14 de junio de 2018 - 07:46 p. m.
Los rusos festejaron el primer triunfo de su selección en el Mundial.  / EFE
Los rusos festejaron el primer triunfo de su selección en el Mundial. / EFE

Previo a la inauguración de la Copa del Mundo de 2018, los que ponían el ambiente al evento eran los extranjeros: franceses, argentinos, uruguayos, peruanos, mexicanos, brasileños, alemanes, árabes, colombianos. Los rusos se veían parcos sobre el tema Mundial. A algunos, incluso, se les notaba sorprendidos por la vestimenta que algunos hinchas exhibían en la Plaza Roja y sus alrededores. Sin embargo, este jueves fue diferente. Moscú se convirtió en una fiesta. Los locales se emocionaron, gritaron y apoyaron a su selección en el debut del campeonato.

Desde la ceremonia inaugural hasta el final del encuentro, se observó a los rusos felices, metidos -como en los días previos no habían demostrado- en la fiebre mundialista. Muchos se pintaron el cuerpo, llevaron sombreros y entonaban a unísono la palabra “RUSIA” para alentar a los suyos, que en el terreno de juego manejaban a placer los hilos del compromiso frente a Arabia Saudita. Todos observaban con placer, como si estuvieran haciendo caso a una de las palabras que el presidente Vladimir Putin lanzó en el discurso de inauguración: “Este es un país que ama el fútbol”.

Y toda esa emoción se empezó a cocinar desde las primeras horas de la mañana. Aunque Moscú amaneció gris, como se ha mostrado a lo largo de la semana, en una Plaza Roja cerrada por el evento de presentación que hubo el miércoles de la Copa del Mundo, en el que cantó la soprano Aida Garifullina, se observó a algunos hinchas rusos vestidos con los colores de su país. No cantaban, no gritaban, pero el simple uso de esas prendas ya abría los ojos de los extranjeros, porque por primera vez el blanco, el azul y el rojo empezaron a pintar las calles y el metro de la capital rusa.

La multitud se acercó al estadio para observar la inauguración del Mundial. No tardó mucho para que el aforo se llenara y empezara a vibrar con la presentación de Robbie Williams y posteriormente con la exhibición de la selección rusa. La multitud quedó en silencio solamente calló cuando Putin habló. Con un discurso en el que destacó el amor de su país por el fútbol, el mandatario le dio la bienvenida al vigésimo primer Mundial de fútbol, el primero que se celebra en su nación. "Felicitaciones a todas las selecciones que hacen parte de este campeonato. El fútbol está de fiesta y los rusos amamos este deporte. Disfruten del mayor evento deportivo del mundo. Bienvenidos a Rusia". 

Un silencio sepulcral se tomó al terreno de juego. Ninguno sonreía, ninguno hablaba, todos miraban concentrados hacia las dos pantallas gigantes que se encuentran al norte y sur del estadio Luzhnikí. Es amado y venerado. No por nada es un personaje que tiene una popularidad de más del 80 % en su país. Ese fue el único silencio en los 135 minutos que el estadio albergó a los 81,500 espectadores. De resto, fue fiesta, alegría y un comienzo alentador en todo sentido para los rusos: golearon, celebraron y se empararán de la fiebre mundialista. 

Por Jesús Miguel De La Hoz

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