Una lucha silenciosa, vista en los ojos de Trinidad, su primo, quien lo considera como un hermano. Un hombre que ya llamó la atención del presidente del Real Madrid. A veces austera, a veces injusta: la vida.
Jefferson Lerma aún recuerda ese día en el que estaba charlando en la habitación de su cuarto en El Cerrito, Valle del Cauca, con José Trinidad Cuero, a quien la sangre designó como su primo materno y la amistad como su hermano mayor.
-Mi rey, algún día voy a llegar, te lo digo. Y voy a tener uno de estos celulares.
-Firma, persistir y nunca desistir. Lo tienes todo.
Trinidad, cuatro años mayor, se acababa de ganar un moderno teléfono móvil, que por esos días era el de moda. “Tuve el segundo promedio más alto del colegio en el último grado y me lo regalaron, hoy por hoy es equivalente a tener un smartphone. Yo soy un tipo desprendido de las cosas y a Jefferson le encantaba cogerlo para ponerse a escuchar su salsa”, dice con voz de orgullo quien hoy en día se emplea como ingeniero de alimentos.
El pasado martes, Jefferson Lerma debutó con 23 años en una Copa del Mundo con la selección de Colombia. No fue el día del equipo, primaron las caras largas. Pero su inclusión en el equipo titular fue un premio a su lucha silenciosa.
“Cuando lo vimos de titular, no cabíamos de la dicha. Son cosas que no se pueden describir. Jefferson es mi sangre, mi hermano. Admiro su madurez, a pesar de los obstáculos de la vida, siempre tuvo claro su norte. Esa es la mitad del camino, luego todo llega por añadidura. Nunca dejamos que se quedara sin los pasajes de sus entrenamientos, entre todos hacíamos vaca para que llegara”, rememora.
El actual volante del Levante de España empezó a los siete años en la escuela de fútbol de El Cerrito acompañado de Edgar Lasso. En 2013 debutó en el Atlético Huila y dos años después pegó el salto a Europa, donde ya ha disputado 96 partidos como profesional. El último duelo ante Real Madrid, en el que jugó 25 minutos, uno de los más especiales.
-Lo que corriste colombiano. Juegas muy bien- le dijo Florentino Pérez, presidente del cuadro merengue.
-Gracias por esas palabras, estoy muy agradecido. Deberías traerme al Real Madrid (risas).
-Sigue así y verás que estarás aquí.
En El Cerrito le decían Makélélé. A César, su hermano, actual futbolista de Bogotá F.C, Pelé. Allí no olvidan aquella final en la que Trinidad y los hermanos Lerma se consagraron campeones luego de que Jefferson se chocara y cayera con su rival dos veces seguidas al piso para luego pararse de forma impetuosa y anotar el gol del título.
“Le mando a decir que lo amo, que estaré en las buenas y en las malas. Esto hasta ahora empieza y yo sé que el camino va a mejorar”, cierra Trinidad, quien nunca olvida esa conversación con Jefferson en su cuarto. Hoy, él ya tiene un moderno celular propio, pero sus sueños van más allá de las cosas materiales: quiere hacer una Copa del Mundo memorable para Colombia.