Wunderteam, una selección de ensueño

La selección austríaca tuvo un invicto de 14 partidos, con 11 victorias y tres empates. En eses partidos goleó a equipos como Alemania, Escocia y Hungría. Se perfilaba como la principal favorita para ganar la Copa del Mundo de Italia 1934.

Redacción deportes
03 de abril de 2018 - 03:00 a. m.
Matthias Sindelar, figura del equipo. / Fifa
Matthias Sindelar, figura del equipo. / Fifa

El “Wounderteam” austríaco, un conjunto que impuso eso del tiqui-taca mucho antes que los holandeses, y con su filosofía de mantener el balón a ras del césped, se ganó el reconocimiento como la mejor selección de toda Europa, antes de la Segunda Guerra Mundial. En la ribera del río Danubio, el “Wounderteam” le dio vida a lo mejor de su fútbol. 

Hugo Meisl, su entrenador, que además fue director de la Federación de Fútbol de su país. Se ayudó del inglés Jimmy Hogan, con el que se tomó largos cafés y del que hizo suya aquella frase de “la mejor defensa, el ataque”. (Lea también: El debut de Lionel Messi en Alemania 2006)

Precisamente el ataque era lo mejor que tenía el “Wounderteam”. Jugaban con un 2-3-5, en una especie de W y M invirtiéndose. Aquel equipo, con un triunfo 2-1 sobre Checoslovaquia, el 12 de abril de 1931, comenzó a darle vida al mito. La racha austríaca fue de 14 partidos, con 11 victorias y tres empates. El invicto del país de Mozart incluyó dos abultadas victorias sobre Alemania: en Berlín le empacó 6-0 y en su casa, en Viena, lo goleó 5-0. Aunque ante los teutones no tocó el cielo. Luego goleó a Escocia 5-0 y a Hungría por 8-2, con lo que se perfilaba como la principal favorita para ganar la Copa del Mundo. Italia 1934 los esperaba en los octavos de final, instancia en la que comenzaba la competencia. En esa fase le ganó 3-2 a Francia en tiempo extra y luego en los cuartos se impuso ante Hungría por 2-1. (Le puede interesar: Historia de los Mundiales, vencer o morir)

En semifinales enfrentó a Italia. El equipo italiano vio en esa semifinal una forma de acallar la leyenda que se comenzaba a escribir, pues fiel a su estilo, fueron férreos en la marca y tácticos. La lluvia hizo del césped del San Siro un lugar imposible para que brillara el fútbol del pase al suelo. Italia le ganó en la final a Checoslovaquia y Austria poco pudo hacer para arañarle el tercer puesto a Alemania. A la selección se le olvidó la gloria y se le perdió el fútbol. El equipo no fue el mismo tras aquella decepción en el Mundial y pese a que fueron segundos en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, no lograron un título que avalara lo que mostraban en la cancha. Aquel equipo maravilloso solo quedó en el anecdotario.

Por Redacción deportes

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