Cuenta la mitología griega que en la disputa sobre las tierras que se convertirían en Atenas, Poseidón y Atenea tenían que entregar el regalo más útil a los hombres. Él ofreció un caballo y ella ofreció el ramo de olivo (una planta que daría madera, sombra y alimento, uno de los más importantes) con el que ganó el patronato sobre estas tierras. Pero, incluso antes de la cultura helénica, los egipcios utilizaban el aceite de oliva proveniente de Creta (2.000 A.C) como bálsamo para la cosmética. Si hay algún producto ancestral e importante en las culturas antiguas este es el aceite de oliva, cuyo origen radica en Palestina (de hecho en el huerto de Getsemaní lo que se cultivaban era olivos para aceite) y el norte de África, pero que se convirtió en el producto rey de la dieta mediterránea.
El aceite de oliva es uno de los preferidos de origen vegetal para condimentar los alimentos crudos y cocinar en España, Italia y Grecia. Los antiguos griegos lo utilizaban en su gastronomía y durante el imperio romano, también era moneda de cambio entre algunos pueblos; hoy, el 90% de la producción de este aceite vegetal proviene de la cuenca del Mediterráneo. El resto se produce en Argentina, el norte de África y algunas regiones de Francia.
Mucho se ha hablado de sus propiedades medicinales como fuente de vitaminas E, A y D, incluso hay estudios que hacen referencia a poderes antiinflamatorios. Lo cierto es que es un aceite que ayuda en las dietas bajas en grasa pues, además de los antioxidantes, no produce colesterol.
Este producto que era raro y muy exclusivo hace algunas décadas en nuestro país, hoy se consigue con facilidad. Desde aceite normal para cocinar y freír (a fuego muy bajo para evitar que se queme se puede usar hasta 4 veces), hasta el extra virgen que es la mejor calidad para utilizar crudo y aderezar ensaladas, pastas, pescados y quesos maduros.
El aceite de oliva es un aderezo relativamente nuevo en nuestra gastronomía pero no por eso menos rico y nutritivo; con un poco de sal y pimienta es buen compañero para el pan campesino con un buen vino tinto. Con un poco de limón una pizca de azúcar y otra de sal, puede ser aderezo para ensaladas y, sin lugar a dudas, enriquece el sabor de sus comidas cuando se cocina con él.
¿Cómo hacer aceites aromatizados?
Aceite a la albahaca
En una botella de aceite de oliva extra virgen de 200 g, introduce una flor y tres hojas de albahaca. Deja reposar una semana y luego filtra.
Aceite al limón o a la naranja
Lava cuidadosamente un limón o una naranja, quítale la cáscara y sumérgelos en un litro de aceite de oliva extra virgen. Al cabo de una semana estará listo para sazonar ensaladas y pescado.
Aceite de pimientos y hierbas (Para arroz, ensaladas y carnes)
Agrega a 3/4 de litro de aceite de oliva extra virgen 1 cucharada sopera de pimienta en grano (negra, blanca, verde
y rosa), romero y 1 hoja de laurel.
Aceite de tomate y berenjena (para pasta y ensaladas)
Para 3/4 de litro de aceite de oliva extra virgen, agrega 4 tiras de tomate seco, 1 rodaja de berenjena, 3 rodajas de calabacín, 1 tira de pimiento rojo y 1 rama de orégano fresco.
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