
El caldo de pajarilla durante mucho tiempo se ha asociado como un plato de aprovechamiento en la gastronomía. Está hecho con vísceras y se consume normalmente al desayuno.
Foto: Mónica Pulido
No tengo la certeza de cuántas personas, a lo largo de la vida, me han dicho que no les gusta la sopa, pero lo que sí tengo claro es que hay otras que se han dedicado a defenderlas “a sol y sombra” y a nunca quitarlas de sus mesas. En Colombia hay centenares de ellas. Si se viaja por Antioquia y el Viejo Caldas, se encuentran mondongos, cazuelas de fríjoles, sopa de remiendos y sopas de orejas; si uno se detiene en Boyacá y Cundinamarca, seguro le sirven una mazamorra chiquita, sopa de rongo, caldo de ojo o la llamada crema de “chicle...

Por Tatiana Gómez Fuentes
Comunicadora Social - periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga, con maestría en gestión y dirección comercial con énfasis en comunicación, publicidad y ecommerce de la Universidad Complutense de Madrid.@tagy_petustgomez@elespectador.com