Foto: César K-rrillo.
El chef –que es también empresario, líder de paz y creador del restaurante ElCielo– recibió la Orden de la Democracia Simón Bolívar por ayudar al entrenamiento culinario de desmovilizados y soldados heridos en combate. También por apoyar a los campesinos y a diversos grupos vulnerables del país en el camino a la paz.
¿Qué frase le recuerda a su mamá?
¡Todo pasa, esto también pasará!
¿A qué huele?
Hoy huelo a bebé, vivo con mi hija en el pecho.
¿A qué sabe Colombia?
A alegría, diversidad, tamales, empanadas, sancochos, arroces, frituras y muchas frutas.
¿Qué alimento no comería jamás?
Sesos de mico.
¿Cómo describe su mesa?
Rica, abundante y, sobre todo, unida.
La gastronomía, ¿para qué?
Como un arma que impacta positivamente a nivel social.
¿Cree en los fantasmas?
No, porque suelo cerrar ciclos.
¿Alguna vez ha mentido sobre su edad?
¡Obvio! Pero solo para dar sorpresas, de resto soy muy honesto.
Lo mejor de la comida paisa.
El seco de la bandeja paisa, pero sin los fríjoles.
Su plato estrella.
Las compotas hechas en casa que pronto le haré a mi hija.
Lo mejor de ElCielo.
Que reinterpretamos y creamos una nueva cocina colombiana. sumamos el conocimiento de la neurociencia y brindamos una experiencia única en el mundo.
¿Qué es lo que más le gusta de usted?
La capacidad para lograr mis sueños.
Un aprendizaje como chef
Que si no cocino en familia, la receta no queda igual.
Un gesto de vanidad.
Mi colección exclusiva de zapatos deportivos (tenis).
¿Cuál fue el último plato que aprendió a cocinar?
¡Compotas!
¿Qué rasgo odia en los demás?
La hipocresía, la deshonestidad y el arribismo.
¿Cuál es su ocupación favorita?
Ser papá, ando afiebrado.
Un sitio ideal para hacer el amor.
Una playa sola en la noche con la luna llena.
¿Cuál es el pecado que aún no ha confesado?
No creo en los pecados.
¿Cree en el azar?
Creo en la ley de la atracción.
¿Hasta qué edad vivió con sus papás?
Me fui de la casa a los 21, luego volví solo por un año, a los 28. Ojalá vuelva a vivir algún día con ellos.
¿Gracias a quién se enamoró de la cocina?
A los cocineros españoles Juan Mari Arzak y Ferran Adrià.
Una receta de la abuela.
El cerdo en salsa agridulce y la bandeja paisa sin los fríjoles.
¿Qué le saca la piedra?
La mediocridad.
Una profesión que jamás desempeñaría.
Ser presidente de un país.
¿Qué canción lo pone a bailar?
Cualquiera de Marc Anthony.
El motivo de su último desvelo.
Acaba de nacer Azul, mi hija. Eso ya no es desvelo, eso es no dormir.
¿De qué ingredientes está hecho usted?
De amor, tenacidad, inteligencia, pasión, determinación y risas.
¿A qué personaje público no soporta?
Hoy, a Santos. Solía creer en él, pero engañó al país.
¿Por qué creó la fundación?
Porque quería cocinar una verdadera paz y reconciliación entre los enemigos al margen de la política, que fuera como una iniciativa civil.
Su trago preferido.
Macallan, 18 años.
Un vicio.
Un jueguito que tengo en mi celular, se llama 1010.
Su pasión.
Cocinar y hacer negocios.
¿Qué le falta cocinar?
Muchas cosas a Azul y más cielos.
¿Para qué sirve la belleza?
Para admirar y conquistar.
Lo mejor de recibir la Orden de la Democracia Simón Bolívar.
Demostrarles a los jóvenes cocineros de Colombia que sí se puede, esto se lo dedico a ellos. Qué crean en sus sueños y que sean dignos de este hermoso oficio.
¿Qué actividad tiene fija los fines de semana?
Quedarme en la cama hasta las 5, ir a cine, comer crispetas y volver a mi cama. Una vez a la semana hago caso a una frase que hace referencia a "la importancia de no hacer nada".