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Los gustos de AMÉLIE

Recuerdo con ternura y emoción esa linda escena de la película francesa Amélie, en la que la protagonista confiesa sus más íntimos placeres, y uno de ellos -dice- es romper suavemente y con la punta de una cuchara la superficie de caramelo crujiente de una deliciosa crème brûlée.

Harry Sasson

10 de mayo de 2014 - 04:22 p. m.
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Con esta tentadora imagen se catapultó la fama de este ya muy famoso postre: todos coincidimos con ese gran placer. Y esto es cuestión de gustos, pues la receta básica, que les presento esta semana y que corresponde a su versión más tradicional, se puede saborizar de infinitas maneras. He visto crème brûlée de pistachos, de cardamomo, de azafrán, de mango, de frutos rojos, de piel de naranja, de ron oscuro, de chocolate blanco… Y cada una con su propia personalidad. Les comparto un par de consejos: si bien algunos comensales prefieren su crème brûlée con la crema tibia, creo que la manera correcta es con la crema fría y el y la capa de caramelo fina y muy crujiente; y el segundo es que se debe dejar reposar al menos desde la noche anterior en la nevera, pues el frío termina de cuajar la crema dándole una mejor consistencia.

 Ingredientes (4 a 6 porciones)

1 litro de crema de leche de buena calidad

3/4 de taza de azúcar

8 yemas de huevo

1 vaina de vainilla (o unas gotas de esencia de vainilla)

Azúcar morena o blanca para caramelizar

 Preparación

Bata las yemas junto con el azúcar hasta integrar. Aparte, en una olla caliente la crema de leche con la vainilla (o con el ingrediente que prefiera para saborizar). Justo antes de que empiece a hervir retire del fuego y vierta en la mezcla las yemas y el azúcar muy lentamente mientras sigue batiendo, para evitar que el calor de la crema cocine las yemas.

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Bata bien y tamice la mezcla en moldes individuales. Lleve al horno en baño María cubierto con papel aluminio, a una temperatura de 280°F, durante 45 minutos a una hora. Al cabo de este tiempo retire del horno. Al mover un poco el molde, la mezcla debe verse todavía algo cremosa. Refrigere durante una noche. Al día siguiente, antes de servir, esparza un poco de azúcar sobre la superficie y quémela con un soplete de cocina. Un método común en los restaurantes, pero que requiere mucho cuidado, es calentar al fuego una cuchara vieja hasta la máxima temperatura y quemar el azúcar con el dorso de la misma. Deje reposar durante un minuto y sirva. La idea es que el comensal rompa la costra de caramelo en la mesa.

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hsasson28@hotmail.com / www.harrysasson.com

Por Harry Sasson

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