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Monastrell: fuerte bajo el sol


Así vive la Monastrell, histórico cepaje que cubre vastas superficies entre el altiplano español y el Mediterráneo.

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Hugo Sabogal
30 de junio de 2024 - 02:00 a. m.
Además de Jumilla, otras cuatro regiones –Alicante, Almanza, Bulla y Yecla– conforman en España el núcleo de producción de la Monastrell, hoy en ascenso.
Además de Jumilla, otras cuatro regiones –Alicante, Almanza, Bulla y Yecla– conforman en España el núcleo de producción de la Monastrell, hoy en ascenso.
Foto: Cortesía
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Es mayo en Jumilla, y Vicente Micó se arrodilla sobre el pedregoso y desecado terreno para luego tomar entre sus manos un tallo adornado con luminosas hojas verdes. El tallo emerge de un tronco oscuro, añoso y retorcido, portador de las únicas señales de vida en este entorno desértico y canicular, donde el agua del cielo baja a cuentagotas.

Una planta aquí y otra allá –separadas entre sí para no competir por

el sustento– comienzan a cargar sus escasos racimos. Y como aquí regar es anatema, Micó habrá de poner fe en las profundas raíces de la planta y en su capacidad de hurgar el subsuelo para mantenerla hidratada. En este entorno solo ellas podrán asegurar el esperado final de dichas y placeres.

Así vive la Monastrell, histórico cepaje que cubre vastas superficies entre el altiplano español y el Mediterráneo, y que, rebautizada como Mourvèdre, extiende sus dominios hasta el sur de Francia.

“La Monastrell es una uva que crece bajo este intenso sol”, dice Micó, enólogo de Bodegas Luzón, líder en la zona. “Es una vid que se ha adaptado perfectamente a la sequía y siempre se mantiene en pie”, agrega. Y todo esto pese a que en la zona caen menos de 300 mm de lluvia al año, un poco menos de lo que necesita la vid para sobrevivir.

El nombre Monastrell se deriva del vocablo latino Monasteriellu, alusivo a los monasterios y al papel que estos cumplieron en la difusión de la viticultura durante la Edad Media. España ha reclamado su cuna y varias investigaciones ubican los posibles orígenes en Cataluña, Valencia y las tierras meridionales del Ebro.

Además de Jumilla, otras cuatro regiones –Alicante, Almanza, Bulla y Yecla– conforman en España el núcleo de producción de la Monastrell, hoy en ascenso.

Aunque también se cultiva en otros países, España posee la mayor extensión de viñedos, con un 83,62 % del total. Le sigue Francia, con un 14,3 por ciento. Otros productores, como Australia, Estados Unidos, Sudáfrica y Chile, producen menos del 1 % cada uno.

Los vinos de Monastrell despliegan intensos colores rojo y purpura, con definidos ribetes morados. Son carnosos, sedosos y con buena concentración. Hacen gala de sensaciones frutales, con recuerdos a bayas rojas y negras, así como a matices florales. En boca poseen estructura y persistencia. Y los rosados de Monastrell también entregan cuerpo y recuerdos frutales y florales.

Gracias a la alta insolación y a la ausencia de humedad en Jumilla, los vinos de Luzón son orgánicos. Como complemento a la Monastrell, también hace vinos con otras uvas mediterráneas, como Garnacha y Syrah. Entre las blancas, Macabeo y Airén. ¿Y Tempranillo, esa otra joya del vino español? En Jumilla no sobreviviría.

*Por ahora la oferta de Monastrell en Colombia es limitada. La mayor selección la ofrece Clos SAS, especializada en la Denominación de Origen Jumilla.

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