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Las alianzas de los bastardos

El colectivo de diseño Bastardo trabajó con la diseñadora Olga Piedrahíta para crear 20 prendas únicas que elevan la ropa más allá de su mera utilidad.

Angélica Gallón Salazar
22 de diciembre de 2012 - 03:00 a. m.
Los diseñadores de Bastardo: Rubén Antorveza y Nicolás Cuestas.  / Gabriel Aponte
Los diseñadores de Bastardo: Rubén Antorveza y Nicolás Cuestas. / Gabriel Aponte

¡Bastardo! Así se han bautizado, como insinuando con insolencia que sus creaciones desconocen filiaciones, reconocimientos, hermandades, orígenes. ¡Bastardas! Así han llamado a sus camisetas, haciendo que sus piezas sean altaneras en su afán de contar en la imaginería que las colorea, que los discursos oscuros, los marginales, los provocativos y silenciados, los viejos olvidados y románticos, tienen un lugar donde ser contados. Nicolás Cuestas y Ruben Antorveza han creado un universo que, pasando por el diseño editorial, el diseño de objetos y joyas y aterrizando en el diseño de prendas y vestidos, despliega inéditos universos visuales.

Desde hacía un tiempo, esta dupla —hecha de un diseñador y un artista— se aventuraba a crear piezas gráficas, universos oníricos, casi literarios, en estampados digitales que por varias técnicas eran llevados a la tela para crear unos pañuelos emblemáticos. Ese universo de imágenes coherente en sí mismo, que le daba forma a temas tan extraños como ‘El nacimiento del bastardo’, ‘El fanatismo y la devoción por un ídolo’, ‘Las adoratrices’, los llevó a que un día la diseñadora de modas Olga Piedrahíta pusiera sus ojos en ellos.

Olga Piedrahíta, siempre ávida de encontrar y apadrinar nuevos talentos, pero además siempre deseosa de que la ropa tenga otros niveles de lectura, de que las prendas se eleven más allá de su mera utilidad y se vuelvan más bien un sacudón de inspiración, encontró en el trabajo de Bastardo un nuevo filón del que quería jalar.

Así nació una alianza que de alguna manera inaugura una interesante senda para la moda nacional, una en la que ésta no sólo bebe de ella misma, sino que abandona la autorreferencia y más bien se deja permear por universos vecinos como el arte y el diseño gráfico. Se llena de sentidos que traen otro goce al vestirse.

Nicolás Cuestas y Ruven Antorveza se sentaron a conversar con Olga Piedrahíta, y de esa charla que los desacomodó a todos, que les exigió traducir sus pasiones a otros lenguajes desconocidos, nació una colección de 20 piezas únicas en la que los de Bastardo crearon las telas y Piedrahíta se entregó a la tarea de hacer que sus formas vanguardistas, sus volúmenes que crean nuevas siluetas, tradujeran esos universos visuales.

El trabajo colectivo se resume en chaquetas que parecen haber sobrevivido desde el Siglo XIX, vestidos drapeados y asimétricos, faldas en seda que contrarrestan el peso del lienzo con el que fueron creadas algunas chaquetillas y que juntas desvirtúan la consigna de que los estampados no comulgan juntos.

Este encuentro tuvo que buscar una manera singular de ser expuesto y para eso los diseñadores crearon Obscura, una pop up store, o tienda guerrilla que solo existirá hasta el 30 de enero, en la que se han desplegado todos los detalles de este universo colectivamente construido, de piezas únicas que desaparecerán cuando muchos visitantes se hayan llevado consigo parte de esa narrativa compleja hecha vestidos.

Obscura: Carrera 9 Nº 71-38. Estudio 604.

Por Angélica Gallón Salazar

 

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