Impacto mujer
Dejando huella

Nosotras: una historia de resistencia a la violencia de género

Este documental cuenta la vida de tres generaciones de mujeres de una familia que han sufrido la violencia de género desde adentro de sus hogares.

Laura Alejandra Moreno Urriaga
22 de diciembre de 2021 - 11:31 p. m.
El documental Nosotras narra las historias de violencia de género que han sufrido tres generaciones de mujeres de una misma familia.
El documental Nosotras narra las historias de violencia de género que han sufrido tres generaciones de mujeres de una misma familia.
Foto: Cortesía

Emilce Quevedo Díaz es una comunicadora y realizadora audiovisual que, desde hace diez años, cuando su abuela Sixta Tulia de 87 años fue diagnosticada con un cáncer terminal, se dedicó a conocer la historia de violencia y maltrato que ella, sus tías, su madre y su hermana mayor sufrieron a lo largo de su vida.

En su familia, oriunda de Santander, el silencio y el temor fueron las principales razones para que sus historias, en las que fueron golpeadas, intentaron abusar de ellas y fueron menospreciadas por los hombres de su familia, permanecieran en secreto por décadas.

Mientras Quevedo y sus tías acompañaban a la abuela Sixta en sus últimos meses de vida se dieron las conversaciones sinceras en las que ellas reconstruían sus experiencias y sus anécdotas llenas de dolor y de heridas sin cicatrizar. En el documental Nosotras, Quevedo, como directora, reúne las voces de las mujeres de su familia, cuenta lo que antes ni ella ni su familia conocían sobre las mujeres que crecieron a su lado y que a la vez son las historias de dolor de muchas mujeres en el mundo.

El desarrollo de esta historia ha sido reconocido en varias ocasiones, fue el ganador del Estímulo del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) en la modalidad de Realización de Documentales de 52 minutos en el 2011; se destacó en el Puerto Lab del Festival de Cine de Cartagena en 2015 Colombia y en el 2019 recibió el Estímulo del FDC en posproducción de documentales. Ahora, con el apoyo de una productora canadiense, Quevedo está recolectando el dinero que le hace falta para completar la posproducción de su documental a través de un crowfounding y poderlo presentar oficialmente.

Hablamos con ella sobre su historia familiar, las relaciones de violencia contra la mujer que se han repetido por décadas en su hogar y cómo esa es la radiografía de muchos hogares en todo el mundo.

¿Cómo fue el primer acercamiento para hablar sobre violencia doméstica con su familia?

Mi abuela y mis tías crecieron en Santander y cuando yo hablaba con las mujeres de mi familia recordaban muchos dolores de sus vidas, yo sentía como si estuvieran viviendo en el pasado, habían llevado vidas muy dolorosas y aunque cada vez que podían lo mencionaban nunca se ahondaba en el tema. La historia de las mujeres en mi familia y su relación con los hombres había sido desafortunada y durante los últimos meses de vida de mi abuela vivimos con ella y mientras hacíamos cosas íbamos hablando y ellas empezaron a contar el maltrato por el que habían pasado.

¿Y su abuela qué recordó de esa violencia que sufrió?

A mi abuela le tocó vivir durante el conflicto armado y recibir a los guerrilleros en su casa; si llegaban, darles lo mejor, y a los tres días hacer lo mismo cuando el ejército estaba por esa zona, cocinarles y no decir nada si preguntaban por el bando contrario. Ese silencio no sé si se trasladó de la vida pública al hogar, o al revés, pero el silencio reinaba en toda su vida. Por ejemplo, hubo intentos de abuso a mi abuela y a mis tías por parte de familiares cercanos, pero siempre lo mantuvieron en silencio, el maltrato que mi abuelo le daba a mi abuela no era algo que se denunciara y era algo muy normalizado por la sociedad, más en esa época. y ahí uno ve que el hogar no es un lugar seguro para mujeres ni para niñas.

Ella tuvo once hijos, 6 mujeres y 5 hombres, de esos tuvo que atenderse sola el parto de diez. El abuelo la responsabilizaba por las mujeres y por los errores que pudieran cometer, porque él solo quería tener varones, y así crecieron sus hijos con la preferencia de ambos por los hombres, crecieron esos dolores entre madres e hijas.

¿Sus tías hablan de maltrato desde qué época de sus vidas?

Ellas eran niñas cuando veían al abuelo pegándole a la abuela y desde ahí empieza la violencia para ellas. A ellas también les pegaron mucho y sentían las preferencias de sus papás por los hombres de la casa, cuando decían que iban a hablar con los hijos se referían solo a los varones y mis tías siempre se sintieron menospreciadas por ser mujeres. Eso hace que haya relaciones dolorosas entre madres e hijas porque continuaron con ese legado de preferencias y malos tratos, con sus esposos y con sus hijos.

¿Por qué hacer públicas esas historias guardadas como secretos familiares?

Nosotras es una mirada interna a la familia, que se atreve a hablar de lo que no se habla. Es una exposición el hecho de que entre todo el mundo a la intimidad de nuestra familia, cuál es el origen de uno y es compartir esa intimidad porque la violencia muchas veces donde nace y donde se sigue reproduciendo es al interior de las familias y esa violencia se calla porque por lo general está implicada gente muy cercana.

Es una mirada a cómo ha sido nuestra historia como mujeres de una familia, pero también es muy universal porque yo hablo con otras mujeres y aunque es una historia muy del campo, en general lo que sucede es la condición y el trato diferente al que nos vemos sometidas por ser mujeres.

¿La historia de su mamá es similar a las sus tías y su abuela?

En una primera relación a los 15 años, mi madre, Lucrecia, recibió mucho maltrato y no tuvo apoyo de su familia, huyó de Santander a Bogotá donde conoció a mi padre y por mucho tiempo ocultó que él también fue un hombre maltratador, pues sabía que si hablaba tampoco iba a ser apoyada ni recibida por su familia.

Mis papás son de campo y nunca fueron criados como niños, siempre tuvieron que trabajar y nunca recibieron muestras de afecto. Entonces los patrones que se repitieron fueron varios. La historia con mi hermana mayor fue de maltrato, ambos le pegaban mucho, ella siguió el mismo camino de las mujeres de mi familia, con mi hermana menor y conmigo cambió la historia.

¿En qué cambia su historia con la de su hermana mayor?

Mi hermana fue maltratada por mis padres, a los 19 años quedó embarazada, se casó y durante treinta años fue maltratada por su esposo, no pudo estudiar ni tener independencia económica. Por otro lado, yo llevaba una relación de 8 años de noviazgo y decido casarme cuando empiezo el documental, tengo la oportunidad de decidir con quién quiero casarme a diferencia de mi abuela, ya había visto la experiencia de mi hermana y tenía miedo de repetir la historia de todas, vi que se dedicaban solamente al cuidado, a la casa, perdían la posibilidad de trabajar, de estudiar. Ellas como mujeres se abandonaban y pasaban como a pertenecer a un hombre, yo pude estudiar, conocer nuevas perspectivas y decidir cómo quería vivir.

Aunque todas son víctimas de violencia intrafamiliar, ¿cuáles son las diferencias entre generaciones que encontró?

La generación de mi abuela no tuvo acceso a ninguna forma de estudio, estaba en una sociedad que validaba el maltrato hacia la mujer y tenía cero autonomía económica; mi madre vivió una transición del campo a la ciudad, pudo trabajar, tener autonomía económica y algo de estudio; ya en nuestra generación pudimos conocer otras formas de relacionarse fuera de la violencia, dejamos de normalizar la violencia hacia la mujer y reconocemos nuestros derechos, se abre el panorama y la búsqueda de oportunidades, aunque mi hermana mayor sufrió también pudo llegar al divorcio y mi hermana menor y yo no llegamos a repetir la historia.

¿Cómo romper los ciclos de violencia con los que fueron criadas?

En mi experiencia, no es fácil cambiar la historia que uno trae, hay memorias inconscientes que uno tiene y así mismo hay actos que salen automáticamente. Pero yo trato de que no sea así, con mis hijas, de nueve y seis años hay cero violencia, siempre les hablo de que nadie las puede tocar, ni su papá, ni los tíos ni los primos, hay que decirlo para que lo tengan claro. Cultivo la confianza con ellas y el poder hablar con tranquilidad, darles a entender que ellas pueden hacer todo, sin que les pongan barreras por ser ellas.

Después de diez años de trabajo, ¿qué ha impedido que Nosotras sea un proyecto finalizado?

Aunque el documental ya ha sido reconocido, este es un proyecto personal e independiente, no hemos tenido ninguna financiación y desde hace un año que vivo en Canadá estuve buscando la forma de terminarlo. En la campaña que emprendí con una productora canadiense para finalizarlo vi una oportunidad para cerrar los procesos de posproducción, nivelar el audio, corregir el color, subtitularlo.

¿Qué beneficios tienen las personas que apoyen el documental?

Son alrededor de 60 millones de pesos los que hacen falta para finalizar el documental, estará terminado en marzo del próximo año y con el crowfounding tenemos programado hacer un preestreno del documental con las personas apoyen Nosotras, haremos un foro con las personas que hicimos el documental y con Las Áñez, que son las encargadas de la música del documental.

Laura Alejandra Moreno Urriaga

Por Laura Alejandra Moreno Urriaga

Comunicadora y periodista de la U. Javeriana. Hago parte del equipo editorial de Impacto Mujer en El Espectador. He trabajado como periodista en temas de género, verdad y conflicto. También en coordinación de proyectos de innovación social y estrategias de contenidos multimedia.@lamorenourlamoreno@elespectador.com

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