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Senadora y colombiana: ella lucha por los derechos de los migrantes en Nueva York

Hija de inmigrantes colombianos, aspira a su tercer período en el Senado de la Gran Manzana en un contexto no muy favorable para la comunidad latina en la ciudad, en medio de una crisis migratoria sin precedentes y con un Partido Demócrata que se juega todo en las elecciones del próximo martes.

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Jesús Mesa / NUEVA YORK*
05 de noviembre de 2022 - 02:01 a. m.
Imagen de archivo de Jackson Heights, tomada en 2005, año en que Ramos era elegida presidenta del Partido Liberal Colombiano de la Ciudad de Nueva York.
Imagen de archivo de Jackson Heights, tomada en 2005, año en que Ramos era elegida presidenta del Partido Liberal Colombiano de la Ciudad de Nueva York.
Foto: Bloomberg News - Daniel Acker
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El barrio de Jackson Heights, en el condado de Queens, puede ser el vecindario más diverso de la ciudad de Nueva York y del mundo. Hogar de familias inmigrantes de muchas partes del planeta, se dice que en Heights, como se le llama de manera coloquial, se hablan más de 167 idiomas, entre los que el inglés, curiosamente, es el que menos se escucha.

Una de las comunidades más grandes de este barrio es la colombiana. La emigración masiva de los años 70 y 80, impulsada por la violencia del narcotráfico, motivó a miles de colombianos a radicarse en este vecindario de Queens, en el que hoy, de acuerdo con el Consulado de Colombia en Nueva York, viven un poco más de cien mil ciudadanos del país.

Históricamente invisible para la política estadounidense, la comunidad colombiana e inmigrante obtuvo una importante victoria hace cuatro años con la elección de tres colombianas en el Congreso del estado de Nueva York: Catalina Cruz en la Cámara baja y Julia Salazar y Jessica Ramos en el Senado.

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“Ganar hace cuatro años fue muy importante en medio de un contexto como fue la presidencia de Donald Trump, en la que el sentimiento, la retórica y las acciones de odio contra los inmigrantes eran peligrosas y dolorosas”, cuenta Ramos en conversación con El Espectador.

Ramos, hija de inmigrantes colombianos, fue elegida por primera vez en 2018 como parte de una nueva generación de demócratas de Queens que desbancaron a políticos de vieja data. Desde entonces no ha soltado su silla en el Senado. Repitió en 2020 y se espera que sea reelegida en las elecciones del próximo 8 de noviembre como representante del Distrito 13, el cual incluye a Jackson Heights, el barrio donde nació.

Pero mucho ha cambiado en Estados Unidos respecto al momento político que vivió cuando llegó al Senado de Nueva York. Si bien el cambio de gobierno sirvió para calmar el discurso de odio contra las comunidades latinas, Ramos siente que el presidente Joe Biden, en medio del temor por perder en las elecciones, ha retomado viejas prácticas para cautivar votantes republicanos. La senadora señala la decisión del mandatario de deportar a cientos de venezolanos como una de ellas.

“El Partido Demócrata está obsesionado con buscar apoyos en el electorado del Partido Republicano, y aunque hasta cierto punto estoy de acuerdo en que se deben buscar nuevos votos, no vemos que por ejemplo se invierta ese tiempo en revalidar los apoyos latinos o inmigrantes, como si los dieran por sentado”, asegura Ramos, quien hace unos meses protagonizó un enfrentamiento en redes con la senadora Alexandria Ocasio-Cortez, a quien acusó de “ser una congresista ausente con la comunidad que la eligió”.

Ramos, por su parte, cree en una política cercana a la gente. Por eso, durante el último año, ha ido de puerta en puerta ayudando a propietarios de restaurantes a trabajar en la reapertura y reactivación de la industria gastronómica de Queens; “la más diversa del mundo”, afirma.

“En el último año trabajamos por la legalización de las bicicletas eléctricas utilizadas por los domiciliarios y, en abril, ayudamos a liderar la aprobación de un fondo de US$2.100 millones de para ayudar a los trabajadores que no tienen derecho a otras ayudas por la pandemia, muchos de los cuales trabajan en la industria alimentaria”, asegura Ramos, quien ve con tristeza cómo los políticos no siempre se involucran con las comunidades que los eligen.

La preocupación de la senadora colombiana tiene su origen en que la comunidad hispana fue una de las más afectadas tras la emergencia del covid-19 en Nueva York. Y no solo porque fueron uno de los grupos con mayor índice de mortalidad (el doble respecto a los neoyorquinos blancos), sino también porque han sentido con fuerza las secuelas económicas que dejó la pandemia. De acuerdo con datos de la ciudad, la tasa de desempleo de los hispanos es del 6 % (frente al 4,9 % total), esto contando a los que están registrados legalmente.

“Hay muchos efectos que nos dejó la pandemia y que han afectado de manera profunda a la comunidad migrante. El incremento de los precios de las rentas y la dificultad para conseguir trabajo han generado consecuencias económicas muy drásticas para muchas familias. Y debido a la pandemia no pudimos implementar muchas de las políticas. Esto tampoco ayudó”, asegura.

La campaña por las elecciones en Nueva York, además, se ha desarrollado en un contexto de una crisis migrante sin precedentes en la ciudad. La masiva llegada de migrantes, en su mayoría provenientes de Venezuela y Centroamérica, ha puesto en jaque el sistema de albergues de la Gran Manzana. Y conforme se acerca el invierno, hay temor de que estos espacios no alcancen para satisfacer la demanda tanto de los migrantes que llegan como la de los habitantes de la calle. El New York Times dice que la población del principal sistema de refugios para personas sin hogar ha aumentado a 51.000 (13 %) desde mayo.

“Las soluciones que la ciudad ha ofrecido no son suficientes. La Alcaldía construyó un albergue que se inundó con el paso del huracán y han propuesto cosas increíbles, como hospedarlos en barcos sobre el río Hudson”, explica Ramos, quien participó en la organización de un pequeño bazar para ayudar a esas familias que llegaron como refugiadas. La senadora dice que el 40 % de los recién llegados en autobuses residen ahora en su distrito, ya sea en albergues o con familiares que les dan la mano.

“Estamos viendo un promedio de 25 a 40 personas diarias, que llegan en busca de recursos. Pero el principal recurso que necesitan es ayuda para avanzar en sus trámites migratorios”, asegura Ramos, quien también es presidenta de la Comisión de Trabajo del Senado, puesto donde ha encontrado la manera de defender a todos, desde los vendedores ambulantes de comida hasta los trabajadores esenciales.

Después de que se confirme su casi segura reelección, Ramos espera continuar trabajando por los migrantes y su derecho a tener un trabajo digno en la ciudad. Espera, eso sí, que las elecciones sean favorables para los demócratas en un contexto complicado para el partido del presidente Joe Biden, quien se juega no solo la gobernabilidad en los próximos dos años, sino también el futuro del partido para 2024. “Sin los latinos y los migrantes es muy difícil y por ello deben incluirnos”, concluye.

*@JesusMesa

Por Jesús Mesa / NUEVA YORK*

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