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Un destino poco claro

Esta historia, ganadora de la beca de realización de Mincultura en 2006, y que refleja la vida de los campesinos del Sumapaz, se estrena el próximo 15 de noviembre en la Cinemateca Distrital.

Redacción Arte y Gente
14 de noviembre de 2007 - 05:48 p. m.

Tres estudiantes campesinos en una vereda de Sumapaz que se llama El Destino se enfrentan paradójicamente a su propio porvenir. Sólo que aquí los dados parecen haber sido tirados hace mucho tiempo y tener solo tres caras: el azadón, la guerrilla o la cocina. Es la eterna historia de estos jóvenes campesinos habitantes de una región golpeada por la guerrilla que a pesar de acceder a la educación, viven una vida de pocas oportunidades.

El documentalista y periodista Fernando Ramírez estuvo allí, acompañándolos, siguiéndolos y registrando durante doce meses cómo estos jóvenes viven un momento de paso de sus vidas. Las decisiones de la vida adulta, al terminar el bachillerato y tener que escoger algo para hacer.

Así se rodó el documental El destino, un nombre que juega con el lugar y con la situación de sus protagonistas, ganador de una beca del Ministerio de Cultura, que se estrena el próximo jueves en la Cinemateca Distrital. Todo empezó cuando Ramírez fue a hacer una nota periodística para Canal Capital y descubrió el conflicto de estos muchachos marcados por la presencia de las Farc y la falta de oportunidades. "Me sorprendió la gente porque es auténtica, con tradiciones enormes, pero al mismo tiempo me di cuenta de que se preocupan por la falta de oportunidades", cuenta el director.

El rodaje se hizo durante un año, desde septiembre de 2006, apenas ganaron la convocatoria. Sin embargo, el trabajo de campo llevaba ya seis meses. "El objetivo era no intervenir en la vida de ellos, que lograran acostumbrarse a nuestra presencia y hacer caso omiso de ella". Por eso tardaron tanto en la preproducción. Algo parecido a lo que hizo el documentalista francés Nicolas Philibert con uno de sus trabajos, Ser o tener, que refleja la vida de una escuela rural de niños en Bretaña, Francia.

Durante una hora y diez minutos, el documental registra la relación entre ellos, el interés de uno de los profesores para sacarlos adelante y la manera como tienen que combinar sus actividades diarias del campo con el estudio, ya que viven en fincas a 50 minutos, se levantan temprano a ordeñar y llegan por una trocha a estudiar.

El documental fue correalizado con Javier Olarte y con la cámara de Roberto Barco. Después de su estreno irá a los festival de documentales de Buenos Aires y de Madrid. "El giro de festivales es importante, porque no sólo se muestra el trabajo, sino que se busca la comercialización de éste", concluye Ramírez.

Por Redacción Arte y Gente

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