El Magazín Cultural
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Puntillazos de resistencia y demencia

Mario Mendoza, autor de ‘Satanás’, hablará de su último libro, una recopilación de reflexiones e historias personales.

Sara Araújo Castro
18 de mayo de 2010 - 10:29 p. m.

Las razones para abrir las puertas de su intimidad y de su individualidad fueron varias: “Exponerme yo y aclarar que lo que dicen mis personajes no necesariamente equivale a mis creencias, para eso tenía que dejarme ver”, afirma el escritor Mario Mendoza a quemarropa haciendo referencia a las críticas que le llovieron tras la publicación de Buda Blues, pero luego se develan otras motivaciones.

También está esa especie de ‘declaración política’, en la que le deja saber al mundo que es un demócrata y que nunca estaría a favor de la violencia a pesar de que su nombre apareciera en el computador de Raúl Reyes, “me pareció peligroso que le abrieran investigación al senador Robledo sólo por aparecer mencionado en ese computador; más aún cuando supe que entre otros escritores también estaba mi nombre. Así que creí válido dejar en claro mis posiciones”, afirma el ganador del Premio Biblioteca Breve de Seix Barral. Y, claramente, está la locura —entendida como las distintas formas de malestares psiquiátricos—, un tema que lo apasiona, lo habita y en muchos sentidos define apartes de lo que él es. Entre reflexiones y breves relatos sobre el amor, la amistad, el sentido del triunfo y el oficio de escribir, Mendoza relata cómo llegó a las semillas de algunas de sus novelas. El amigo del asesino, en donde habla de su amistad con Campo Elías Delgado, asesino que inspiró la novela Satanás o El hombre del semáforo, en el que narra un encuentro que daría lugar a Cobro de sangre, son algunos de estos relatos.

Una de las historias más conmovedoras de este texto es la de René Guarín, uno de los líderes de familiares de los desaparecidos del Palacio de Justicia, quien se encuentra muchos años más tarde con Ricardo Gámez, el hombre que torturó a su hermana y sostiene una conversación con él, “es una gran lección que una persona se encuentre con su enemigo y en lugar de elegir la venganza prefiera un camino pacífico”, dice Mendoza a propósito del protagonista de esta historia.

Para este escritor, enamorado —con cierto cinismo— de su ciudad y un eterno desencantado del momento en el que vivimos, La locura de nuestro tiempo fue la oportunidad de quitarse las exigencias de la ficción y dar a conocer su propia trinchera, “esa en la que llevo 25 años dando la pelea por aquello en lo que creo a través de las palabras”. Esta es una opción que descubrió Mendoza, quien no estaba dispuesto a venderse al sistema ni mucho menos declararse un antisocial. “Uno descubre que a través de la literatura puede estar a favor del establecimiento y venderse; la otra opción es irse en contra y oponerse radicalmente a él. Pero al final descubrí que se puede participar y resistirse creativamente. La escritura es un ejercicio político y lo es porque hay una resistencia civil que se hace a través de ella. El mejor ejemplo de esto son un matemático y un filósofo a punto de llegar a la presidencia, gracias a la revolución que hicieron desde el derecho a la lectura y a la cultura”, afirma Mendoza, quien se declara protagonista en Medellín y en Bogotá de estos cambios.

Al final concluye que “después de este ejercicio de exposición y desnudez quedé tranquilo. Ejercí públicamente mi derecho a la diferencia constitucional. Aquí queda claro cómo amo, como pienso, mis ideas frente a la estética...”. Con esta serenidad Mendoza se enfrenta a la publicación de una nueva novela en el mes de agosto, un libro que según él explica, cierra una etapa de su escritura y un mundo narrativo del que han formado parte sus últimos libros.

 

 Lanzamiento Librería Nobel, carrera 11 N° 93-93 esquina. 7:00 p.m.

Por Sara Araújo Castro

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