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Mario Yepes: "Es una estación más de mi carrera"

Para el zaguero colombiano es un orgullo vestir la camiseta rojinegra, lo impresiona la sencillez de Silvio Berlusconi y no descarta apostar algo con Iván Ramiro Córdoba cuando choquen en el derbi milanés.

Fabián Mauricio Rozo Castiblanco
07 de agosto de 2010 - 09:03 p. m.

La experiencia tiene un valor incalculable y como tal, cada cual le da la importancia que considera, pero en el caso del AC Milan parece serlo todo, una condición sine qua non para todo aquel que quiera defender los colores rojo y negro.

Con una historia que ya rebasó el límite de lo centenario, el popular club italiano le rinde tributo a la tradición a punta de títulos y más allá de ser el de mayor número de vueltas olímpicas internacionales en el planeta, tiene por costumbre convertir a varios de sus íconos en verdaderas leyendas.

Paolo Maldini y Franco Baresi, los dos jugadores que más vistieron la rossonera por ejemplo, jugaron hasta cuando quisieron, se fueron bajo su propio deseo y a edad avanzada según el fútbol, no para los parámetros milaneses, que los despidió a los 40 y 37 años de edad, respectivamente.

Otro que le dijo adiós al fútbol en el San Siro fue Cafú, el que más veces defendió la verde-amarela de Brasil, campeón del mundo en 2002 y que con 38 calendarios encima, quiso irse de la actividad en un club acorde con su registro.

Con cuatro años menos que el legendario lateral derecho, Mario Alberto Yepes ha llegado también al mismo destino y en cierta forma con deseo parecido: “Poder terminar mi carrera europea vistiendo una de las camisetas más respetadas y admiradas del mundo”.

Al defensor colombiano, que llega a su undécima temporada en el Viejo Continente (ver balcón), le fue reconocida semejante trayectoria cuando menos lo esperaba y una vez el escudo del Milan reposaba en su pecho sintió “primero mucho orgullo porque uno sabe lo que significa jugar para este club”, pero a la vez “demasiada responsabilidad porque acá siempre será máxima debido a su grandeza”.

No se cambia por nadie, pero tampoco permite que lo deslumbre el momento, tal vez porque siempre estuvo acostumbrado a la exigencia con el Cali, River Plate o Paris Saint Germain. Y así acepte que este sea el reto más importante de todos, lo ve “como una estación más de mi carrera, que no es corta, y la verdad me pone muy contento de que se me presente algo así a estas alturas”.

Pero el que sí impresionó a Yepes fue Silvio Berlusconi, primer ministro italiano y dueño del club, quien le “pareció una persona con mucho carisma, sencilla y cuando hemos tenido la oportunidad de compartir, siempre se ha mostrado muy abierto y tranquilo, es muy dado al diálogo para saber cómo se encuentra uno, si está cómodo y de verdad que es un ser humano muy cálido”.

Le enseñó igualmente que “los objetivos son claros, en lo colectivo es pelear los tres frentes (Calcio, Champions y Copa de Liga)”, mientras “en lo personal la intención es hacerme a un espacio en el equipo y tratar de jugar la mayor cantidad de partidos posibles y de esa forma brindarle mi trabajo y experiencia al equipo”.

Competencia no le faltará porque para esta temporada el club lombardo también contrató al zaguero griego Sokratis Papastathopoulos, quien al igual que la mayoría de los otros centrales, viene de disputar el Mundial de Sudáfrica, como el brasileño Thiago Silva o el estadounidense Oguchi Onyewu, sin contar además que en la plantilla está Alessandro Nesta, quien llega a su novena temporada vestido de rojo y negro.

Con sensatez, esa que sólo el bagaje cultiva, el ex Chievo admite que “como nuevo, siempre es difícil llegar, mostrarse y acomodarse a un grupo que está armado y tiene grandes jugadores, pero hay que trabajar duro y esperar la oportunidad. Milan debe jugar muchos partidos este año y en algún momento se encontrará la opción, por eso hay que estar preparado para cuando llegue y si es lo más rápido posible, pues mucho mejor”.

De todas formas motivación sobra cuando parquea su auto al lado del de Gennaro Gattuso, se cruza en el camino hacia el vestuario a otro campeón del mundo de la talla de Andrea Pirlo o bromea con Clarence Seedorf, aunque confiesa que jugar al lado de Ronaldinho es “un lujo, una garantía de buen fútbol y es de esos jugadores que hace divertir a la gente en los estadios; ojalá que este año pueda hacer un muy buen campeonato por el bien del club”.

Y esta temporada sí que hay urgencia de título porque el Inter exhibe con orgullo la triple corona conquistada, aunque según Yepes el éxito negriazul no modifica en absoluto la mentalidad rossonera, ya que “las responsabilidades y presiones del Milan siempre le apuntan a lo mismo: ganar, eso es lo que piensa la plantilla, el cuerpo técnico y los directivos, que el equipo está armado para lograr resultados”.

Igual al eterno rival lo respeta y así se lo reconoce con frecuencia a Iván Ramiro Córdoba, su amigo desde que jugaron juntos en el Rionegro y con quien coincidió luego en Buenos Aires, la selección y desde hace dos años, en Italia. Ahora están en la misma ciudad, pero en distintas orillas sólo por cuestión de color, y el propio defensor interista está “contento, como toda la gente cercana a mí, deseando que todo salga bien para que me pueda quedar estos dos años en el Milan y que podamos seguir compartiendo lo que hemos compartido en toda la carrera”.

Falta todavía tiempo para que estén frente a frente en el clásico milanés porque recién en la duodécima jornada del 14 de noviembre próximo se cruzarán, aunque Mario advierte que “es inevitable pensar en un juego como ese, pero antes se debe hacerlo en los primeros partidos y ya cuando llegue el derbi, ojalá lo enfrentemos en un buen momento y estando en los primeros lugares del Calcio”.

El tema aún no se toca a profundidad con Córdoba, curtido ya en el duelo “della Madonnina”, pero Yepes está seguro de que “cuando llegue la fecha, seguro que hablaremos y alguna apuestica podremos cuadrar (risas)”.

Con el que sí dialogó bastante fue con Hernán Darío Gómez “en los dos partidos que jugamos antes del Mundial, lo veo con muchas ganas de trabajar, buenas ideas y deseos de conseguir cosas importantes con la selección”. Bolillo cuenta con él, pero Mario prefiere “no hacer cuentas de tiempo sino en cada partido tratar de dar lo mejor y mirar si realmente se está bien”.

Brasil 2014 le resulta algo distante en el tiempo, mas no en ilusiones, ya que le “dio mucha nostalgia y angustia no poder estar en Sudáfrica, es difícil para uno como jugador verlo por televisión y claro que me gustaría disputar un Mundial”.

Y ahora, al lado de tanto mundialista, ganas no le faltarán de serlo, como tampoco de ayudar al reencuentro del Milan con la gloria, refundida en los últimos años, pero como al mismo Mario le sucedió con el mejor fichaje de su vida, nunca será tarde para encontrar lo que se busca.

Por Fabián Mauricio Rozo Castiblanco

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