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El jeque de los sueños imposibles

Henry Arteaga es rapero, baila breakdance y contagia con su arte a los jóvenes de la Comuna Cuatro de Medellín.

Gabriela Supelano
13 de octubre de 2010 - 11:31 p. m.

“¿Vio el Q’hubo de hoy? ¿No?, pues véalo, pura calentura, disque yo soy el que mando a matar a to’el mundo allá en Medellín”, dice al teléfono Henry Arteaga. Habla con indignación y con rabia. Según el medio, Juanes se había reunido con los jefes de las pandillas y en la foto de la noticia salía Henry con otro de sus compañeros junto al cantante y aunque sus caras estaban borradas, tenía puesta la camiseta con su apodo, El Jeque. Todos sabrían que era él.

En este momento nada de eso importa. Henry Arteaga, un paisa de la Comuna Cuatro, rapero y profesor, debe salir a dar la charla de su vida en la que presentará su trabajo ante un público de 300 personas presentes y miles en línea que disfrutan de las conferencias de TEDx Bogotá.

El hopper, que siempre anda con su gorra puesta, sale a la tarima. No se preocupa por hablar correctamente, él habla así, como rapeando, con ritmo. Cuenta su vida con frases concretas, cuenta su vida con la honestidad que lo caracteriza. No puede dejar de mover sus manos con el flow inconfundible de un Maestro de Ceremonia o MC, como se conoce en el barrio. Así maneja la ceremonia y conmueve al frío público bogotano que se levanta en ovación ante semejante hombre y semejante historia.

Es doloroso, sí, que después de tantos años de trabajo tenga que seguir luchando contra el estigma de ser un torcido. Y es que la vida de Henry ha sido puro trabajo, trabajo y dedicación, trabajo y amor. Él va por su barrio enseñando a los chicos a bailar, a rapear, a hacer música, pero ante todo les enseña que lo que ellos tienen para dar es valioso. “Lo más importante es que se ganen las cosas, que aprendan a tener disciplina”, dice Henry, a quien llaman El Jeque porque creen que logra hacer lo imposible.

La disciplina marcó su vida. Cuando quiso ser el mejor arquero y pertenecer a la selección, era el que más se esforzaba en la cancha, o cuando quiso ser bailarín de ballet folclórico no se cansó de ensayar día y noche con su hermana. Pero el rechazo también ha sido una constante, “a nosotros nos cortan las alas todos los días”, dijo frente al público. Y contó que no pudo ser ni arquero ni bailarín por su estatura.

Sin embargo, estas negativas además de hacerlo más fuerte, lo llevaron a buscar en el hip hop, esa música que había escuchado toda la vida, su verdadera vocación. Aprendió el oficio, se volvió MC, breaker y conquistó a miles que como él buscaban ser buenos. “Nos tomamos la escuela Gilberto Alzate Avendaño y ahí los pelaos van a aprender, pero ante todo a divertirse. No estamos para regañar, pues afuera es que la vida los castiga”. Juntó a los jóvenes más constantes y trabajadores y armó el Crew Peligrosos, un conjunto de hip hop y una hermandad.

Termina su intervención de 18 minutos en TEDx Bogotá. Se disculpa y dice que debe acabar con una canción. Comienza su rap y como quien sabe que no puede lograr nada solo, nombra a su crew, a quienes lo hacen todo posible y finaliza alzando la voz para que todo el mundo escuche su “Brindo por ella”, refiriéndose a sus dos hijas, a su comuna, a su gente. “¿Por quién brindas tú?”.

Por Gabriela Supelano

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