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Paolo Bonaiuti, portavoz de Silvio Berlusconi, habla de la agresión sufrida

Desde Copenhague el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, llamó al primer ministro italiano y le expresó su solidaridad.

Néstor Pongutá / Especial para El Espectador / Roma, Italia
16 de diciembre de 2009 - 11:01 p. m.

 

Así lo afirmó, en exclusiva para El Espectador, el Portavoz de Silvio Berlusconi, el periodista y consejero político Paolo Bonaiuti, al referirse al proceso de recuperación del premier italiano, quien tuvo que aplazar para este jueves su salida del hospital donde se recupera de la agresión sufrida el pasado domingo por parte de Massimo Tartaglia, quien padece desequilibrios mentales.

El ataque con una figura metálica en miniatura del Duomo de Milán le ocasionó la pérdida de dos dientes, fractura del tabique, rotura del labio inferior y una profunda herida a un centímetro del ojo izquierdo que seguramente necesitará de cirugía plástica para borrar la huella.

El pasado domingo para el primer ministro italiano era un día crucial y definitivo en medio de las múltiples polémicas, enfrentamientos mediáticos y políticos, incluso con algunos de sus mismos aliados. Durante el acto público habló sin pelos en la lengua y se dejó ver fortalecido. Un consejero cercano al premier afirmaba que gran parte del éxito de Berlusconi es que cuando lo atacan o lo calumnian se afecta mucho, pero que esa situación le dura alrededor de 11 segundos y se torna más fuerte.

Sin embargo, en esta oportunidad fue más grave y doloroso, sobre todo en el alma: según Bonaiuti, para Berlusconi, “es inconcebible que el odio y la intolerancia vaya de las ofensas verbales al ataque físico”. Ante esto argumentó: “Por eso después del ataque y aún ensangrentado quiso salir del automóvil y mirar a los ojos a quien lo había agredido para preguntarle el por qué”.

Bonaiuti recordó esos instantes: “Yo estaba a pocos metros de él. Muchas veces la seguridad le ha advertido que no es prudente mezclarse sin prevención entre la multitud, pero aun así, no hay quien lo convenza porque al premier le encanta estar entre la gente, saludarla y hasta firmar autógrafos.

“El primer ministro estaba radiante y en ese momento le estaban entregando un papel, cuando de pronto vino el fuerte golpe. Fueron momentos de confusión e inmediatamente la seguridad actuó y otra parte de la escolta detuvo al agresor y al mismo tiempo evitó que fuera linchado por la multitud. Yo corrí hacia el carro, pero los escoltas abrieron paso y lo llevaron directamente al hospital San Rafael”, relató Bonaiuti.

Aunque durante estos días ha podido reposar, en la noche del martes la policía secreta italiana detuvo a un joven de 26 años en el interior del séptimo piso del centro médico, quien estaba tratando de llegar hasta la habitación donde se recupera el gobernante italiano. Asustado al ser descubierto por los agentes de seguridad, argumentó que sólo quería saludar a Berlusconi. Luego sus familiares adujeron la acción a problemas mentales. Aunque parecía un acto inofensivo, en el automóvil del detenido encontraron dos cuchillos y un palo de hockey.

A pesar de su delicada situación, agravada por sus 73 años, el premier no ha dejado de recibir visitas, llamadas, mirar televisión, leer los periódicos e incluso hizo que le instalaran un fax y de esa manera estar actualizado de lo que sucede en Italia y el mundo para así seguir cómo los medios registraron el “brutal ataque”, como lo calificó su amigo y colega de los Estados Unidos, Barack Obama, durante una llamada para desearle una pronta recuperación.

Una de las manifestaciones que más sorprendió a Berlusconi fue la de su ex esposa Verónica Lario, quien a pesar del publicitado divorcio y de su intento por esconder su gesto a la prensa, le envió una pequeña carta donde le deseó pronta recuperación y le expresó su dolor por este in suceso. Esto llamó la atención no sólo de la opinión pública sino de quienes estaban en la clínica a esa hora, incluidos los hijos de Berlusconi.

El mandatario italiano ha tenido toda la disponibilidad de recibir visitas, pero Bonaiuti ha debido ejercer la labor de filtro junto con el secretario privado Valentino Valentini y el político Gianni Letta. Sin embargo, y a pesar de la coordinación de sus tres colaboradores más cercanos, lo más difícil ha sido convencerlo para que se desconecte y descanse.

“La verdad este es un empeño de titanes y no le exagero porque si sigue así nos tocará amarrarlo (risas)”. Berlusconi trabaja desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la madrugada todos los días. Aunque los médicos le recomiendan reposo, él insiste en no quedarse quieto. Desde las primeras horas de la mañana ha pedido todos los periódicos, habla por teléfono, tiene un televisor instalado en la habitación y también un fax. Paralelo a esto ha recibido visitas de amigos, allegados y hasta miembros de la oposición.

Al ser consultado si recibió o conoció la carta de perdón enviada por el agresor, Massimo Tartaglia, Bonauti hizo un corto silencio y dijo: “Nosotros no conocemos el texto de esa carta, pero lo que puedo decir es que nada puede justificar ese acto de violencia”.

Bonaiuti, quien ha sido parlamentario por el Partido de la Libertad y ha ejercido el periodismo en medios italianos e internacionales como la BBC y Radio Suiza, es una de las tres personas más cercanos al dirigente italiano. Ha trabajado con el premier desde hace más de 20 años y por eso no duda en afirmar que no demorará en volver a sus actividades normales.

“Berlusconi es una máquina de trabajo y no soporta la quietud de la cama. Sin embargo, esta vez tendrá que oír más a los médicos y seguramente estará en pie de nuevo en unas dos semanas”, afirmó. Y concluyó: “Para el próximo año ya tiene casi totalmente copada su agenda y una de esas actividades será en la primavera de 2010 (marzo-abril) visitar Latinoamérica, donde seguramente irá a Colombia y así visitar por primera vez ese amado país y a su colega Álvaro Uribe, como se lo confirmó este jueves vía telefónica, llamada que lo alegró de manera particular”, puntualizó Bonaiuti.

Por Néstor Pongutá / Especial para El Espectador / Roma, Italia

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