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Las señales de EE.UU. a China

La reunión entre el presidente Obama y el Dalai Lama aumenta las tensiones.

Natalia Tobón Tobón / Especial de China Files, Pekín
16 de febrero de 2010 - 10:00 p. m.

El pasado mes de noviembre, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó tierras chinas con la idea de aliviar tensiones con el país asiático. Sin embargo, desde entonces la relación entre las dos potencias se perfila más tormentosa y problemática que nunca. Las denuncias de Google, las críticas de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, por la censura y apoyo a Irán, la venta de armas a Taiwán y las presiones para valorizar el yuan son algunos de los choques que han protagonizado ambos países.

Sin embargo, el capítulo más espinoso será el de el jueves en la Casa Blanca cuando el presidente Barack Obama se reúna con el Dalai Lama. “China se opone firmemente a la visita del Dalai Lama a los EE.UU. y a cualquier contacto de éste con líderes estadounidenses”, aseguraron las autoridades chinas, que califican al líder tibetano de separatista por promover una mayor autonomía para el Tíbet. Obama había sido el primer presidente estadounidense en negarse a verlo —para complacer a China antes de su viaje de noviembre—, pero esta vez, en medio de tantos enfrentamientos, ratificó la reunión, desatando la ira china.

Otra vez el ping-pong

Ambos países, en sus posiciones tradicionales, continúan jugando ping pong —en referencia al deporte que se dice dio inicio a las conversaciones diplomáticas en 1980— pues uno ataca y el otro se defiende. Estados Unidos abandera a Google y critica la censura en internet; China lo acusa de fomentar la revolución en Irán mediante la red. Estados Unidos lo culpa de manipular el yuan y crear una desventaja competitiva; China responde que el valor de su moneda es razonable y que no pondrá en juego el destino de sus 1.400 millones de habitantes.

La diferencia, no obstante, resulta en que China está atacando más fuerte y la administración Obama parece estar retractándose de sus anteriores movidas. Estados Unidos depende de China para su estabilidad financiera, Pekín depende de Washington para su crecimiento económico.

Taiwán y Tíbet

Las dos Tes, como se conocen en China, son fichas claves en las relaciones bilaterales. Estados Unidos acepta la política de “una sola China”, pero continúa lanzando mensajes cruzados a Pekín. El negocio de armas a Taiwán, que representa US$6.400 millones para Estados Unidos, tiene “indignado” al país asiático. “Esta decisión pone en riesgo la seguridad nacional china, la paz y estabilidad con Taiwán”, afirmó el portavoz del Ministerio de Defensa chino.

La posición de la Casa Blanca sin embargo se justifica en el deseo de “equilibrar” el panorama político en Asia Pacífico. Pero tal acuerdo va en contra de un compromiso firmado en la era Reagan, en 1982, en el que Estados Unidos garantizaba una disminución en las ventas de armas. Por esto, China considera el acto como desleal y por lo tanto, congeló las relaciones militares con Estados Unidos y anunció sanciones para las empresas americanas involucradas.

Y mientras tanto, entre tanta amenaza, aterrizaron en Chengdu dos pandas traídos desde Estados Unidos en un avión de Fedex llamado Panda Express. El envío, que había sido postergado  dos veces, finalmente se concretó como parte del proyecto de cooperación bilateral de recuperación de especies en extinción entre los dos países. Un juego de ping-pong.

Por Natalia Tobón Tobón / Especial de China Files, Pekín

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