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Expulsar, acusar y desinformar

El documentalista francés que fue detenido y expulsado del país por “participar en la huelga de corteros” cuenta su versión de los hechos.

Olga L. González */ Especial para El EspectadorParís
25 de octubre de 2008 - 10:00 p. m.

El pasado 10 de octubre, Julien Dubois llegó a Colombia con la intención de hacer un trabajo sobre los sindicalistas colombianos. Pero ni él ni sus amigos  con los que tenía este proyecto pudieron saber mucho más sobre la situación, o mejor, la padecieron en carne propia.

El 13 de octubre, Dubois y el fotógrafo Damien Fellous fueron arrestados por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) en un ingenio cerca a Palmira. ¿La razón? Según las autoridades colombianas por ayudar a los trabajadores de la industria de la caña de azúcar que estaban adelantando un paro.

Los dos franceses fueron retenidos durante varias horas en las instalaciones del DAS en Cali y después trasladados a Bogotá, en donde fueron expulsados del país. Además se les prohibió la entrada a Colombia durante cinco años. Julien Dubois contó  su versión de los hechos.

“Llegué a Colombia para aterrizar el proyecto del documental sobre trabajadores colombianos que estaba desarrollando. En París ya había reunido mucha información, pero debía confrontarla. Me reuní con mi amigo Damien Faluse, quien es fotógrafo y participaba en el proyecto. Cuando llegué al país, se estaba desarrollando la huelga de corteros de caña y preguntamos si podía ir hasta Palmira. Nos dijeron que sí, que lo podíamos hacer en bus. Pero nosotros jamás fuimos a Palmira a filmar particularmente la huelga”, relata Dubois.

El 11 de octubre, el documentalista y su amigo tomaron un bus desde Bogotá hasta Palmira y al día siguiente comenzaron a trabajar. “Hicimos entrevistas, les pedimos a los obreros que nos explicaran qué era lo que pasaba, las razones de la huelga, los bloqueos y las negociaciones en curso”. Según explica Dubois, esta información es necesaria para hacer un trabajo sobre un conflicto social.

“A lo largo de la jornada visitamos tres diferentes lugares de huelgas. Damien tomó sus fotos y yo hice pequeñas entrevistas. Al día siguiente, fuimos a visitar un cuarto lugar con representantes sindicales. A la entrada del lugar había un retén de policía de carreteras, ahí vimos agentes, no sé, uniformados en todo caso, y un agente de civil —imagino que del DAS, o eso es lo que dice Damien—. Entramos, hicimos nuestro trabajo como el día anterior y de repente nos dijeron que íbamos a ser arrestados”.

Según explicó el vocero del Departamento de Seguridad (DAS) Oscar Galvis, estas personas entraron al país como turistas, pero se involucraron en actividades políticas. “En mi práctica de periodista y documentalista siempre he trabajado con una visa de turismo. Nadie me advirtió nada cuando llegué al aeropuerto de Bogotá. Lo que sé es que de repente una veintena de policías de carretera y un número de policías de civil llegaron para detenernos. Nos hicieron subir en un jeep y nos llevaron a unas oficinas en Cali”.

Para las organizaciones de derechos humanos y de juristas, las detenciones no tenían justificación legal. Según un comunicado de la ONG europea, Red de Hermandad y Solidaridad, los franceses estaban haciendo un trabajo periodístico, verificando las condiciones de los trabajadores en los ingenios Manuelita y Providencia. Tenían fotos e información para comprobarlo.

“Ellos descargaron las fotos y nos interrogaron. Un agente me dijo que estaban verificando nuestros papeles. Llegó el cónsul de Francia y eso nos relajó, pero después nos dijeron que íbamos a ser transportados a Bogotá”, recuerda el documentalista, quien relata cómo hacia las 10 de la noche estaban viajando por carretera hacia la capital colombiana.


“No tuvimos la impresión de que nos fueran a ejecutar, pero estábamos inquietos, había tensión, además estábamos en camisetas y hacía mucho frío. Llegamos a Bogotá en la mañana y la espera volvió a empezar. Nadie nos dio comida, ni un saco, nada. Los agentes del DAS se siguieron burlando de nuestro supuesto mal olor. Era más bien humillante. Llevábamos más de 24 horas sin saber por qué estábamos detenidos”, explicó el francés.

La ley colombiana autoriza al DAS a detener y expulsar a un ciudadano extranjero cuando éste ponga en riesgo “la seguridad nacional, el orden público, la salud pública, la tranquilidad social, la seguridad pública”, pero en este caso, dicen representantes de organizaciones sociales, nada de eso estaba pasando.

“Un agente nos dijo que no era grave, que nosotros no habíamos hecho nada, que no habíamos cometido ningún delito, que no éramos delincuentes. Hacia el medio día a Damien lo dejan ir porque su visa era de cooperante y podía estar en la huelga si lo deseaba. Pero después me dijeron que sería expulsado. Me soltaron pero debí volver al día siguiente. Regresé con las maletas, me  llevaron al aeropuerto, en donde me dieron la notificación de expulsión”.

Inmediatamente varias organizaciones sociales protestaron. Reporteros Sin Fronteras (RSF) mostró su preocupación por la actitud de las autoridades colombianas, pero sus reclamos cayeron en oídos sordos. El Gobierno no echó para atrás su decisión.

“La resolución decía que participamos en una huelga y que por eso éramos expulsados. Lo que es totalmente falso. No participamos; primero no somos obreros agrícolas, no se ve a título de qué habríamos participado, no somos militantes. No participamos redistribuyendo comida porque no vinimos a eso. Estábamos en calidad de observadores, estábamos para ver a estas personas y hacerles preguntas, no estábamos para participar en sus combates. Entonces el motivo invocado por el DAS no tenía validez. No estuvimos en ninguna manifestación, tampoco en la huelga, y menos en protestas violentas como después se dijo haciendo una equiparación entre los indígenas en la Panamericana y los corteros de caña; fuimos arrestados antes de que los indígenas bloquearan la carretera”, señaló Julien Dubois.

No importaron sus razones, ni sus explicaciones. Los dos periodistas fueron echados. “Además de la explusión no podemos volver en cinco años lo que es una sanción muy severa. Para personas a las que se les reprocha haber hecho mal uso de su visa, la sanción es muy grande, no me la esperaba. Desde que supe que nos echaban estaba sorprendido, pero cuando en el aeropuerto nos dijeron que no podíamos volver en cinco años, quedé aún más atónito. ¿Qué hice para merecer una sanción tan severa?”.

*Periodista y bloguera colombiana.

Quién es Julien Dubois

Es un reconocido  documentalista francés que ha filmado a artistas de la talla del escultor estadounidense Richard Serra. No es su único interés. Los temas sociales han sido protagonistas de varios de sus filmes. Recientemente registró con su cámara la campaña solidaria que emprendieron estudiantes de un colegio en torno al caso de un joven colombiano sin papeles que corría el riesgo de ser expulsado. Pero a Dubois le interesa lo que sucede en el mundo; por eso mismo, no les teme a los terrenos difíciles: ha filmado en Argelia, Venezuela y Gabón.

Llegó a Colombia con la idea de explorar los paisajes y mirar de cerca la situación social. Concretamente, quería conocer el caso de los sindicalistas colombianos. El documentalista quería tantear el terreno para realizar después, quizá, una película sobre estos hombres y mujeres y las amenazas que los acechan. No logró hacerlo. Fue expulsado.

Por Olga L. González */ Especial para El EspectadorParís

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