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“No estoy para adherir. Prefiero irme de la política”

Lucho Garzón insiste en un proyecto político, ya no de los quíntuples, sino de los independientes.

El Espectador
09 de agosto de 2009 - 03:00 a. m.

Dice que será el último en “bajarse del tren” y que está listo a apoyar a otro si todos se someten a procedimientos de competencia. Ironiza con las peleas de los uribistas y promueve una interesante unión de los tres últimos ex alcaldes de Bogotá.

Las noticias para los colombianos que se ilusionaron con la foto de cinco personajes de la política no tradicional del país, y a los que llamaron “los quíntuples”, no son muy reconfortantes. Aunque se sabía desde el comienzo que no era fácil que Antanas Mockus, Enrique Peñalosa, Luis Eduardo Garzón, Marta Lucía Ramírez y Sergio Fajardo se pusieran de acuerdo en un proyecto común, pero ante todo, que cuatro de ellos cedieran sus propias aspiraciones en beneficio de uno, los votantes de opinión que todavía no encuentran por quién decidirse tenían la esperanza de que estos políticos “limpios” se unieran en una sola fuerza.

La primera que le dio un golpe de realismo al sueño fue Marta Lucía Ramírez y su salida, no por prevista dejó de ser sorpresiva: de la tesis de la independencia pasó rápidamente a aceptar la posibilidad de su ingreso al Partido Conservador. No podía haber mayor contradicción. Todavía quedan cuatro, pero al parecer, no por mucho tiempo: Sergio Fajardo, que lleva varios meses en campaña con éxito considerable en materia de encuestas, anuncia mañana su política de seguridad, según se ha informado. Significa que sigue con o sin los ex alcaldes bogotanos pero que no está esperando a que haya consensos para tomar decisiones.

Vamos en tres. Y es en este punto donde todavía se mueven las fichas del ajedrez que quiere jugar Lucho Garzón, quien todavía insiste en que es posible construir un proyecto que esté más cerca de la gente y, sobre todo, que se salga de los parámetros de los intereses partidistas o personalistas para pasar al de los intereses públicos. Nadie hubiera podido calcular que el mayor impulsor de la unión entre los cuatro ex mandatarios de las dos ciudades mayores del país iba a ser Garzón, el más impredecible de todos ellos. Nadie tampoco hubiera dicho que hoy él sacaría la cara por la gestión en Bogotá de sus dos antecesores, e incluso, que con buenos argumentos terminara defendiendo el derecho a la gobernabilidad de su sucesor, cuya familia fue su contradictora en el Polo. Garzón se juega su permanencia en el escenario nacional en un momento en que casi nada es favorable para él. Pero la experiencia y el golpe que significa volver a la calle le han dado armas para intentarlo y a lo mejor lo logra, con un movimiento de otra dimensión pero no por ello menos atractivo, en el que quepan los tres ex alcaldes más admirados por Bogotá.

Con su verbo bien afilado, como suele tenerlo, Garzón expresa con vehemencia la necesidad de seguir luchando por una alternativa, sin dejar de mandarles sablazos a diestra y siniestra a casi todos los actores políticos de la vida nacional.

Cecilia Orozco Tascón.- Independientemente de lo que usted sienta hoy sobre el Polo, ¿no cree que fue un error haberse retirado de su partido a las puertas de una campaña electoral?

Luis Eduardo Garzón.- Es mejor estar bien separado que mal casado. Entendí que ya era suficiente. Lo mejor para mí y para el Polo era esa decisión. Definitivamente yo no era bienvenido allá. Pero en realidad la que definió todo fue la familia Moreno, que no está trabajando para la presidencia de 2010 sino para la de 2014, con Samuel. En ese contexto, volver invisibles liderazgos como los de Lucho Garzón y Gustavo Petro era fundamental.

C.O.T.- ¿Usted se considera un tránsfuga?

L.E.G.- No, porque no he cambiado de ideología política; no soy de Uribe, ni lo seré nunca. Por el contrario, siempre he dicho que hay que buscar convergencias para evitar que haya Uribe III. Tengo absolutamente claro que quiero construir un escenario para los independientes, con un comportamiento ético distinto al de hoy. No me considero tránsfuga porque no quiero entrar a otro partido ni ando tras el aval de ninguno. Cuando dejé el Partido Comunista y me fui para el Polo, ¿fui tránsfuga? Cuando creamos el Polo Democrático y lo transformamos en Polo Democrático Independiente, ¿fui tránsfuga? Definitivamente no. Si quisiera entrar a Cambio Radical, al Partido Liberal o a la U, usted me podría decir que lo soy, pero si trato de construir un proyecto de convergencia, estoy siendo fiel a lo que siempre he predicado.

C.O.T.- Me parece increíble que con semejante éxito electoral que tuvo y con la popularidad que mantuvo en su mandato, usted esté hoy en la mitad de todo, porque es deseable para cualquier partido, y de nada, porque no tiene soporte político, movimiento ni escenario. ¿Por qué ocurrió ese fenómeno?

L.E.G.- Primero, porque como lo he dicho, fui víctima de la ‘violencia intrafamiliar’ del Polo; segundo, porque allá parecen creer que la izquierda entre más dividida, más será reconocida; y tercero, porque siempre he sido un hombre que convoca y no que excluye. A mí me han cobrado esa condición.


C.O.T.- La ilusión sobre los quíntuples no duró. ¿La unión de tanto ego era una misión imposible?

L.E.G.- En política, todo es posible. Lo que sucede es que, como dice Antanas, ser independiente en Colombia, no es fácil. Pero lo cierto es que se puede construir un proyecto diferente mientras no se trate de uno que sólo refleje personalismos. Estamos ‘mamados’ de la gente que se cree enviada del pueblo, enviada de Bolívar o enviada de Dios.

C.O.T.- Con nombre propio, ¿de quién está hablando?

L.E.G.- No voy a contestar la adivinanza.

C.O.T.- Entonces permítame cambiarle la pregunta: entre Garzón, Mockus, Peñalosa y Fajardo, ¿quién tiene mayor disposición de trabajar por otro?

L.E.G.- Contesto por mí: tengo la capacidad de cargar maletas. Sin embargo, algunos han confundido esa disposición con la búsqueda de puesto. No es así y le voy a añadir más: las vanidades no me interesan.

C.O.T.- Como frase suena bien, pero a la hora de la verdad ¿usted haría campaña por Fajardo, por ejemplo, que parece haber tomado la decisión de seguir adelante?

L.E.G.- No lo dude, siempre y cuando él acepte los procedimientos. A eso no se llega por simple adhesión. Salí del Polo para buscar confluencias, no para seguir igual.

C.O.T.- ¿Cuáles son esos procedimientos, a su juicio?

L.E.G.- Una encuesta parecida a la que se hizo con Noemí, Antanas Mockus y Carlos Lleras de la Fuente en el 98. Se necesita un mínimo de procedimiento y como no tenemos partido, no haríamos una consulta sino una encuesta en noviembre 25. Y los resultados definen. Eso es lo que he dicho, y no me pueden pedir adhesión por adhesión. Salgo de la vanidad de Carlos Gaviria, paso por la de Álvaro Uribe y ¿voy a encontrarme con otra? Yo respeto mucho a Sergio Fajardo, que hizo una gestión extraordinaria en Medellín. Es un hombre que ha hecho una campaña de lujo, pero de ahí a que terminemos en simples adhesiones, hay una distancia. No estoy para adherir. Prefiero irme de la política.

C.O.T.- Entre Mockus, Peñalosa y Fajardo, ¿con quién tiene usted mayores coincidencias políticas?

L.E.G.- No quiero jerarquizar las coincidencias. En Fajardo veo confianza; en Mockus, decencia, y en Peñalosa, gestión y derecho urbano.

C.O.T.- Si como hipótesis le dijera que Mockus y Fajardo tienen mas coincidencias entre ellos y que Garzón y Peñalosa sería la otra pareja, aunque dicho esto hace seis años también parecía un imposible político, ¿diría que estoy en lo correcto?

L.E.G.- La coincidencia más fuerte ha sido la decisión de construir sobre lo construido. Peñalosa, Mockus y Garzón tienen muchas coincidencias sobre una ciudad de la cual nos sentimos orgullosos.

C.O.T.- Si usted se remite a las encuestas, Fajardo debería tener alguna prelación por cuanto las encuestas de hoy, lo tienen encima de ustedes. ¿Eso no cuenta?

L.E.G.- Pues claro que sí. Por eso decimos que se haga una el 25 de noviembre con todos, porque si no, yo diría que fuéramos hasta febrero. Es cierto que Fajardo nos lleva una ventaja, pero todos tenemos posibilidades. Debemos ser competitivos o si no, estamos enviando un mensaje equivocado. En la campaña del Polo, compiten. En el Partido Liberal, compiten. Lo mismo en el Partido Conservador. ¿Y nosotros cómo vamos a definirnos? ¿Con una junta de adhesiones, o cada uno por su lado, o varias listas al Senado y varias a la Cámara? ¿Ese es el mensaje de la nueva política? Tendríamos que mostrar cohesión alrededor de un proyecto colectivo y de un partido sin liderazgos imprescindibles.

C.O.T.- Si Fajardo decidiera no entrar en el grupo de los cuatro, como parece, ¿los tres ex alcaldes de Bogotá le trabajarían a un proyecto conjunto?

L.E.G.- No lo dudo. Yo seré el último que me baje de este tren. Estoy dispuesto a hacer hasta lo imposible y ellos lo saben. Marta Lucía (Ramírez) dice en su carta de retiro que fui generoso, y la generosidad no significa que uno renuncie a sus posibilidades. Me siento con la capacidad de dirigir este país, pero la historia no la escribe uno solo sin un proyecto. Por las vanidades personales me agarré con el Polo. El doctor Uribe opina que el pueblo lo llama y Chávez, que Bolívar lo reclama. El mesianismo le está haciendo un gran daño a la política.

C.O.T.- Algo fascinante en el mundo de la política es que el poder modifica la personalidad de quien goza de él y casi nunca para mejorarlo. ¿Haber sido exitosos en el poder y haberse quedado sin él, los hace distintos a ustedes?

L.E.G.- Míreme a los ojos: un hombre que viene del origen que viene, un hombre que no pasó por Oxford ni por Harvard, un hombre que nunca imaginó ser alcalde de Bogotá, ¿andaría añorando el poder? Lo único que planteo es la posibilidad de crear un proyecto que es una necesidad para este país. Le agradezco a Colombia que me haya dado todas las oportunidades que me dio. Aquí hay gente que desde su espermatozoide decidió ser Presidente y se frustrará si no lo logra. A mí, la vida ya me dio todo y cuando uno está agradecido, se siente satisfecho. Eso no quiere decir ni que no tenga autoestima ni que ande tras el poder.

C.O.T.- Hablando de proyectos políticos, ¿por qué en Colombia ninguno de los aspirantes presidenciales se plantea el escenario del Congreso? ¿Por qué a todos les parece poquita cosa el parlamento, donde se hacían los grandes debates?

L.E.G.- Si yo le digo que a mí no me importa jugar de congresista, usted me pone, de una, el titular de prensa que dice: “Será senador”. Por eso no le voy a contestar. Creo que va a haber dos campañas interesantísimas: la presidencial y la parlamentaria. Pero la parlamentaria tiene que salirse del voto preferente, porque si no, se convierte en una pequeña guerra civil entre miembros de una lista. Si en cambio se trata de defender un proyecto, que los candidatos se escojan de acuerdo con unas condiciones y que las listas a Senado y Cámara se elijan con unas reglas de juego, vale la pena pelearse el ingreso al Congreso. Usted me sugiere que soy un hombre sin partido, sin firmas y sin plata, y me pregunta qué voy a hacer. Sorpréndase: sigo siendo un referente político, puedo ser un punto de convergencia muy fuerte y puedo ser funcional a un presidente democrático.

C.O.T.- Insisto, ¿no es demasiada vanidad que entre treinta o más precandidatos presidenciales, incluido usted, ninguno quiera pelear desde el Congreso?

L.E.G.- Vuelvo y le repito: si le doy la razón, usted va a creer que estoy aspirando a una curul. Si le digo que no, me calificará de vanidoso. No tengo más alternativa que insistirle en que quiero ser candidato de un gran movimiento y en que quiero ser el Presidente de este país. Pero también he dicho que, dadas las reglas de juego, si no me da la encuesta ni gano una consulta, pensaría en un escenario en el Congreso siempre y cuando se haga dentro de un proyecto. Si no, no me interesa.

C.O.T.- ¿Qué piensa del agarrón conservador Noemí-Arias?

L.E.G.- Que hasta hace quince días aquí había una corrida de toros y que ahora hay una corrida de San Fermín, donde sale el toro y embiste para donde sea y a quien sea.


C.O.T.- ¿Cómo ve la emulación que ya se vislumbra entre Juan Lozano y Juan Manuel Santos en la U?

L.E.G.- Pues… mis consideraciones por Juan Lozano

C.O.T.- ¿Santos lo liquida?

L.E.G.- Es pelea de tigre con burro amarrado.

C.O.T.- Juan Lozano declaró, en otras palabras, que él le camina sólo a Uribe y excluye a Santos. ¿Usted cree que Lozano hace esa declaración sin que el Presidente lo sepa?

L.E.G.- Uribe sabe que como ex presidente, de pronto no tendría las garantías que le puede dar otra persona distinta a Santos. Nada de lo que diga Juan Lozano es a espaldas del Presidente. El único que habla por fuera de lo que piensa Uribe es Pacho Santos.

C.O.T.- ¿Por qué?

L.E.G. - Porque hace rato lo tienen extraditado de Palacio y cuando allá dicen “delegación muda”, Pacho habla. Pero cuando tiene que hablar, no dice nada.

C.O.T.- Es curioso que cuando Arias está tomando vuelo, llegue Noemí. Y cuando Santos va a aterrizar, Juan Lozano deje claro que la U es de Uribe. ¿El Presidente instiga las divisiones en los partidos uribistas?

L.E.G.- Divide y reinarás. Maquiavelo se pondría colorado si mirara a Uribe.

“Samuel tiene derecho a completar su mandato”

Cecilia Orozco Tascón.- ¿Qué piensa usted de su sucesor?

Luis Eduardo Garzón.- Los Moreno me declararon persona no grata, pero  no formo parte de un sindicato antisamuelista. Creo que el Alcalde no se comunica bien; tenemos diferencias sobre el sistema integrado y se equivocó al  poner a los ex alcaldes de Bogotá en contra suya por comportarse como si el mundo empezara con él. Sin embargo, hay que reconocerle cosas importantes: su equipo económico y el equipo técnico de Hábitat son extraordinarios; les ha dado continuidad a las políticas sociales, ha tenido carácter en el tema del Pico y Placa, ha mantenido la valorización y le reconozco que en estos días ha enviado mensajes muy positivos. Él tiene derecho a completar su mandato.

C.O.T.- Cuando era alcalde, usted no tuvo buenas relaciones con el Polo. A Samuel le critican lo contrario. ¿Ambas percepciones son ciertas?

L.E.G.- Algunos miembros del Polo pensaron que yo era jefe de contratos o de personal, pero me dediqué a gobernar y a construir sobre lo construido. Eso me llevó a una situación muy difícil con el partido. Samuel ha respondido bien ante expresiones como las del presidente del Polo, quien intenta intervenir en la nómina y en los planes de ordenamiento territorial (POT). Si uno cuestiona a los hijos de Uribe porque trataron de incidir en un POT, no puede hacer lo mismo porque pierde autoridad moral.

Respuestas en pocas palabras

C.O.T.-  César Gaviria continúa enviando mensajes de consulta interpartidista. ¿Usted ya desistió de verse en ese escenario o se ve compitiendo con el candidato liberal y con Vargas Lleras?

L.E.G.-  En las circunstancias políticas de hoy, creo que hay un espacio para los independientes y ahí es donde estoy trabajando.

C.O.T.-  De los candidatos y precandidatos presidenciales, ¿cuál cree usted que es el mayor antagonista de Uribe?

L.E.G.- Carlos Gaviria es el hombre que mejor refleja el antiuribismo en Colombia.

C.O.T.- ¿Cuál es el candidato que más le gustaría a Estados Unidos que fuera elegido?

L.E.G.- Juan Manuel Santos. Es el hombre del Departamento de Estado y habla a su nombre.

Por El Espectador

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