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2008, un año de retos

La restricción a las exportaciones de las ensambladoras colombianas agitaron el ambiente. En enero hubo una pequeña reducción en las ventas.

El Espectador
22 de febrero de 2008 - 05:20 p. m.

El año 2007 para la industria automotriz fue más que saludable y marcó un récord histórico de 253.036 unidades (ventas al público, según el reporte de Econometría S.A.). Un motivo más que suficiente para celebrar y para enfrentar un nuevo año con grandes expectativas de crecimiento.

Sin embargo, las primeras noticias, venidas desde Venezuela y que daban cuenta de una limitación en el cupo de exportaciones a las ensambladoras colombianas (Compañía Colombiana Automotriz, General Motors Colmotores y Sofasa S.A.), agitaron el ambiente, pues de entrada había que recomponer el negocio y pasar de un solo golpe de un estimado de más de 60.000 unidades a menos de 20.000.

Si bien se sabía que el gobierno del presidente Hugo Chávez iba a tomar medidas en el tema de importaciones de vehículos, con la intención de “promover la industria local”, no se pensaba en medidas tan drásticas.

El Gobierno Nacional, a través de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), ha tomado cartas en el asunto y está estudiando una serie de medidas para que el impacto en las ensambladoras no sea tan fuerte y tener alternativas para los trabajadores damnificados por la situación.

Pablo Ross, presidente de General Motors para la Región Andina, considera que “hay un aproximado de 250 mil unidades de capacidad de producción de vehículos en Venezuela y sólo se autorizaron 150 mil unidades ensambladas importadas. Esto implica para General Motors Región Andina que pasará de exportar 17.400 unidades que tenía previstas para este año a Venezuela, a 8.500 unidades, pero el impacto real para la compañía es una disminución de 14.600 unidades frente a su plan de producción que realizó en noviembre pasado, cuando proyectaba ensamblar 100.000 unidades en 2008”.

Freno a contratación

El directivo también anunció que la medida implicará una disminución importante en la contratación de personal que la compañía iba a realizar para la expansión de su planta de producción (cerca de 470 personas) en  2008.

El ejecutivo señaló las prioridades de la compañía en Venezuela. Como primera medida, definir la situación de 3.500 unidades de vehículos que se encuentran en Puerto Cabello (Venezuela) y que no tienen licencia, ya que están en tránsito desde el 8 de enero, cuando se otorgaron las licencias de importación de vehículos a este país. Además, resolver el futuro inmediato de 20.200 unidades (entre vehículos ensamblados y partes) que ya tienen autorización de embarque, pero que no tienen licencia.

General Motors también confirmó que ha participado en encuentros con autoridades colombianas y las demás ensambladoras con miras a poner ideas sobre la mesa para fortalecer la industria: “Estamos analizando junto con el Sena la posibilidad de que el personal cesante de la CCA y Sofasa Renault vaya a trabajar a nuestras plantas de General Motors en España”, afirmó Pablo Ross, quien destacó que General Motors Región Andina continuará buscando nuevos mercados, como los de Chile o Centroamérica.

Voceros de la Compañía Colombiana Automotriz destacaron que “las ensambladoras han venido trabajando de la mano con la ANDI y con el Gobierno Nacional para buscar soluciones, sobre todo en el tema de empleo y el desarrollo industrial. Se están estudiando posibilidades y medidas. Eso sí, somos respetuosos de las decisiones de los vecinos”.


“No habrá remates” Lo que sí quieren dejar en claro es que esta situación es independiente al mercado nacional y que “no existirán los grandes remates de vehículos, como todo el mundo está pensando y que los resultados del mes de enero (17.845 unidades frente a las 18.467 de 2007) simplemente son el resultado de un mes y todavía es prematuro hacer proyecciones al alza o a la baja”.

Germán Camilo Calle, presidente de Sofasa, compañía que ensambla las marcas Renault y Toyota, al referirse al tema de Venezuela, conceptúa que “en nuestro caso, la cuota que nos fue asignada es muy inferior a lo que vendimos el año pasado a ese país (7.000 unidades). Es decir, unas 27.000 unidades menos, de las cuales 22.000 ensambladas por Sofasa y las restantes fueron importadas, razón por la cual el volumen de fabricación se verá afectado. Dejaremos de fabricar las unidades que no nos fueron autorizadas, pues ninguna acción, por agresiva que sea, logrará suplir en el corto o mediano plazo la colocación de ese volumen de producción. Igualmente, adelantamos todas las gestiones necesarias para proteger, en la medida de nuestras posibilidades, la mayor cantidad de empleos posibles, pero ya es una realidad que pasamos de tres a dos turnos, volviendo a la cadencia que teníamos en julio de 2006, cuando precisamente por un aumento en la demanda incorporamos más personal y material a nuestra línea de producción.

Pese a lo anterior, en Sofasa hay optimismo y consideran que puede haber un crecimiento. “Dando un vistazo general, si partimos de los resultados del mercado interno en 2007, creemos que podremos tener un crecimiento cercano al 10% que nos permitirá seguir ofreciendo buena calidad de vida a nuestros colaboradores y rentabilidad a nuestros accionistas. Adicionalmente, seguiremos exportando a países como Ecuador, Perú y Chile, y estamos explorando desde tiempo atrás otros países a los que podamos llegar en el mediano y largo plazo”.

Sobre las estrategias y alternativas de Sofasa, el máximo representante considera que “siempre busca nuevos mercados y por eso en 2007 comenzamos a exportar a Perú y a Chile. Seguiremos con los ojos puestos en todos los países que ofrezcan condiciones de mercado rentables para nuestros productos.

Un tema conocido

Álvaro Jaramillo Arango, el máximo representante de Asousados, considera que “el control de ingresos de vehículos colombianos a Venezuela era un tema que se conocía desde tiempo atrás, es decir, no fue una sorpresa ni una retaliación contra nuestro país. Las ensambladoras que exportan a ese mercado adelantaron el envío de sus vehículos en los meses de noviembre y diciembre del año pasado, para poder limpiar los inventarios y no quedarse con toda la producción en Colombia. Esto generó escasez de algunos carros en el mes de diciembre. A pesar de esto, es claro que las ensambladoras deberán ajustar sus turnos de producción, debido a las menores exportaciones, pero también perderán economías de escala, lo que hará que los costos de producción corran el riesgo de incrementarse y eso podría llegar a afectar los precios de los vehículos.

El año pasado, sin duda alguna, fue el más dinámico de la historia en variación de precios del sector automotor.

Según Álvaro Jaramillo, se conjugaron dos elementos: “El primero de ellos fue la revaluación del peso y el ajuste del impuesto del valor agregado IVA, trayendo como consecuencia que los precios de los vehículos, tanto nuevos como usados, cayeran aproximadamente en un 15%. Esta situación generó gran expectativa entre las personas interesadas en adquirir un vehículo nuevo y un gran desconcierto entre las mismas, cuando iban a dejar su vehículo usado como parte de pago de su nueva adquisición.

El segundo punto fue que los vehículos usados en Colombia iniciaron el proceso razonable de depreciación, el cual no se había dado hasta el momento. En épocas pasadas, una buena alternativa de inversión  era adquirir vehículo nuevo, ya que éste no perdía valor y al pasar los años se vendía más caro que el precio inicial de compra, a pesar de haber sido sometido a un desgaste a través del tiempo”.

Sobre cómo puede comportarse el mercado, Álvaro Jaramillo considera que “partiendo de las ventas del año pasado, cifra récord para la industria, las ensambladoras y los importadores presupuestaron para este año un incremento de un 10% a 15%.  Pasado ya el mes de enero de 2008, los resultados no fueron tan halagadores  lo que ha hecho que la meta inicial sea revisada”.

Jaramillo, por otra parte, considera que los conceptos en materia de rentabilidad en el sector automotor han cambiado: “Hoy en día existe una mayor conciencia de crecer con rentabilidad, dejando en segundo plano la participación en el mercado, lo que llevaría a que los precios de los vehículos no bajen como lo venían haciendo. Además, la situación económica de Estados Unidos está llevando a las marcas a buscar mayor rentabilidad de sus negocios en otros países, con el fin de equilibrar las pérdidas o decrecimientos que están teniendo en el país del norte. Todo parece indicar que el dólar seguirá barato y se espera que siga por la senda de la revaluación.  Colombia continúa siendo muy atractivo para inversionistas extranjeros y el Gobierno sigue con su plan de privatizar los activos que todavía tiene. Esta situación podría llevar a que los precios de los vehículos nuevos bajen al mismo ritmo que se revalúe el dólar”.

Este año continúa la desgravación de los vehículos provenientes de México y Suramérica, debido a acuerdos comerciales firmados años atrás. El TLC con Estados Unidos, si se aprueba, iniciará un proceso de desgravación paulatino, cuyos efectos no serán inmediatos.  “Analizando lo anteriormente expuesto, me atrevería a decir que las proyecciones iniciales de ventas de la industria no se darán.  A su vez, que los precios de los vehículos nuevos se comportarán de manera más estable que el año pasado. Adicionalmente, existirán unas promociones específicas en los vehículos que se estaban exportando a Venezuela para poder nivelar los niveles de producción de las ensambladoras. Finalmente, los vehículos usados continuarán depreciándose a un  mayor ritmo, buscando ponerse a tono con el entorno mundial”, puntualizo Jaramillo.

Por El Espectador

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