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Ser mujer paga menos

En un estudio realizado para la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos, una investigadora colombiana pone de manifiesto la gravedad de la diferencia salarial entre hombres y mujeres en el país.

Angélica Gallón Salazar
20 de noviembre de 2007 - 05:01 p. m.

"En Colombia, al igual que en Brasil y en Estados Unidos, las mujeres han cerrado la brecha de educación que históricamente mantenían con los hombres. Incluso han superado a los hombres en la cantidad de estudios realizados y terminados". Este fue uno de los hallazgos más reveladores que Ximena Peña, profesora asistente de la Universidad de los Andes, encontró en una de las investigaciones realizadas para el doctorado que actualmente cursa en la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos.

El resultado era inesperado en un país en donde la brecha educacional entre géneros siempre ha sido muy marcada, sin embargo, después de utilizar la Encuesta Nacional de Hogares, de hacer complejas mediciones estadísticas y de revisar abundante literatura al respecto, pudo comprobar que la brecha educacional entre hombres y mujeres en Colombia ha desaparecido.

Sin embargo, y aunque el resultado era por demás alentador, la experta se percató inmediatamente de una nueva realidad: "A pesar de que las mujeres que trabajan son en promedio el grupo más educado de la población, se les siguen pagando mucho menos que a los hombres". Pero ¿cuál era esa diferencia real entre los salarios que ganan los hombres y las mujeres? Esta fue la pregunta que llevó a Peña a hallar otros datos interesantes.

Estudios anteriores realizados por investigadores colombianos revelaban que "las mujeres asalariadas tienen sueldos alrededor de un 10% y 15% menores que los que reciben sus pares hombres, aunque el desfase en los niveles altos de ingresos se duplicaba y alcanzaba hasta un 22%", como lo asegura la tesis de maestría ‘Determinantes del diferencial salarial por género en Colombia entre 1997 y 2003', de Pilar Fernández. Por su parte, una investigación realizada para Conferencia de Liderazgo Femenino para las Américas dejaba en claro que en el país, "por cada peso que se gana un hombre, una mujer recibe 84 centavos".

Este era un buen comienzo, sin embargo, Ximena Peña tenía claro que quería aplicar un nuevo sistema de medición. "Estos resultados están basados en un promedio sencillo de ingreso, pero puede ser que entre los más ricos existan mayores diferencias que entre los más pobres", explica la investigadora.

Por eso lo que hizo Peña fue tomar a toda la población de hombres y mujeres de las siete principales ciudades del país entre los 25 y 55 años, que trabajan entre 16 y 84 horas y se ganan más de un dólar por día. Después de hacer la selección, tomó el grupo de los hombres y los dividió en 100 subgrupos (percentiles) y lo mismo hizo con las mujeres. Cada grupo lo ordenó desde el que recibe mayor salario, hasta el que gana menos. Luego, en cada uno de los grupos tomó el salario de los hombres y el de las mujeres y los restó. Así logró desentrañar la brecha salarial en cada punto de la distribución.

El resultado evidenció que la brecha para los estratos más bajo es alrededor del 35%, lo que quiere decir que en los estratos más pobres si un hombre gana $425.000, una mujer gana $318.750, por las mismas horas trabajadas. Sin embargo, cuando se realizó la medición entre los salarios medios se encontró que hombres y mujeres ganan casi lo mismo, "pero en los niveles salariales más altos la diferencia vuelve a subir y alcanza hasta el 30%", asegura Peña.

Hogar o trabajo

Las cifras sólo dejan ver algo que los grandes cazatalentos del país reconocen constantemente. "La diferencia en educación es casi nula y yo diría que la brecha salarial entre géneros ha disminuido considerablemente, sin embargo, sigue pesando mucho al momento de elegir una persona para un alto cargo, el rol de madre que tienen las mujeres, eso puede afectar la asignación de salarios", explica Antonio Sánchez, gerente general para Colombia de la firma Boyden.

Sánchez, quien se encarga de liderar procesos de contratación de alto nivel, asegura que, aunque no es una verdad a gritos, lo cierto es que cuando, por ejemplo, una mujer recién casada va en busca de trabajo y se enfrenta a un hombre recién casado, de su misma edad y perfil, "es más factible que la compañía elija al hombre, porque no hay riesgos de ausencias por maternidad, hay menor posibilidad de que cambie la prioridad del trabajo por el de la familia y las imposibilidades para el desplazamiento son menores".


Sin embargo, y aunque los datos de Ximena Peña muestran "una brecha aún muy alta", señalan una disminución en la distancia que existía entre 1986 y 1996. Y es que aunque las diferenciales salariales entre hombres y mujeres han sido una constante en Colombia, la investigación revela también que las mujeres han mejorado las características con las que se acercan al mercado laboral. "La participación en el mundo laboral del género femenino pasó de 19% en 1950 a 55.8% en 2000, un promedio alto en el contexto latinoamericano", explica el estudio.

"El número promedio de horas que trabajan las mujeres también ha aumentado, pasamos de un promedio de 185 a 197 horas, 12 más al mes que hace 20 años", agrega Peña, quien asegura además que las mujeres que trabajan ahora son con más frecuencia solteras, con menos frecuencia dueñas de la casa donde viven y tienen menos hijos.

¿Podría ser la brecha aún mayor?

Los datos aportados por la investigadora y aspirante a doctorado de economía de la Universidad de Georgetown no distan de los resultados que han arrojado otros estudios realizados en diferentes países del mundo. Sin embargo, la experta se percató nuevamente de una particularidad de la realidad colombiana que podría estar afectando una vez más esta cifra.

En el país el 92% de los hombres trabaja, mientras que sólo el 60% de las mujeres lo hace, esto exige que "las mediciones tengan que ajustarse por ese hecho, porque se hace evidente que no son grupos comparables, sobre todo si tenemos en cuenta que las mujeres que trabajan son las más hábiles de la población femenina en general", explica la experta.

Lo que descubrió Peña era que en la mayoría de investigaciones que se han realizado al respecto en el país, se había discriminado este detalle. "Es como si se estuviera preguntando cuál es la diferencia en el tiempo que se tardan en correr una milla los hombres y las mujeres y tomáramos todo el grupo de los hombres entre los 25 y 55 años y los comparáramos con las mujeres entre esas edades que son atletas", afirma Peña.

Para solucionar este problema, la investigadora intentó comparar el grupo total de los hombres entre la edad estipulada con el grupo total de las mujeres y encontró que la cifra se dispara alarmantemente. "Si tomáramos grupos comparables en la parte más baja de la distribución de salarios, la brecha llegaría a 50% y en los más altos al 70%".

Las cifras hacen pensar a la investigadora que a pesar de que "Colombia suele aparecer como un país muy igualitario, aún hay un largo camino que recorrer en materia de similitud salarial entre géneros", sobre todo porque ante un panorama de mujeres que invierten más dinero en educación que los hombres, ante un aumento en su participación en el mercado laboral y ante un tasa creciente de mujeres que mantienen sus empleos a pesar de tener hijos pequeños, parece que cada vez tienen menos piso los argumentos que hacían justificable que se le pagara menos a las mujeres.

Mundo Salarial

· Según un reciente estudio publicado por la Comisión de Asuntos Sociales en España, las mujeres en este país ganan en promedio un 13% menos que los hombres. La brecha salarial no ha disminuido en la última década.

· Según la Conferencia de Liderazgo Femenino para las Américas, las mujeres directoras y administradoras de El Salvador ganan 22% menos que sus pares hombres.

· En México, las mujeres que ganan más de 10 veces el salario mínimo, son sólo un 2% de la población.

· En Venezuela, las mujeres con educación universitaria ganan 17% menos que los hombres.

· Un estudio para Stanford Law School, en Estados Unidos, asegura que la diferencia salarial por género en los cargos más altos de las compañías norteamericanas es de hasta 24%.

Por Angélica Gallón Salazar

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