El Magazín Cultural

"Hoy no hay campo para la lucha armada"

El actor boricua Benicio del Toro llegó a Cartagena para presentar, en el 49° Festival de Cine, su último personaje, el controvertido y enigmático comandante Ernesto Che Guevara.

Álvaro Corzo / Nueva York
25 de febrero de 2009 - 11:00 p. m.

Fueron ocho años dentro de un aguerrido viaje a través de las psiquis de uno de los íconos más emblemáticos del continente. El resultado, un exhaustivo y conmovedor retrato que dibuja de una forma épica la grandeza y el romanticismo de los principios revolucionarios del médico argentino que juró cambiar el mundo. Hoy, cuarenta años después de la muerte del Che, Benicio del Toro presenta una actuación calificada por la crítica mundial como “inmaculada”. Antes de empacar maletas para su viaje a Cartagena, donde presentará este sábado la cinta, hablamos con el puertorriqueño sobre el riesgo, la controversia y todo lo que ocurrió dentro de Che, la cinta dirigida por el estadounidense Steven Soderbergh.

Después de tanto tiempo invertido en un personaje tan complejo como el Che, ¿le fue posible alcanzar un grado de satisfacción absoluta?

Imposible. No creo que ningún actor que se sumerja tanto en un personaje pueda llegar a alcanzar ese punto. Sin embargo, esto no quiere decir que el esfuerzo hecho  no me haya arrojado grandes satisfacciones.

¿Lo desvelan la crítica, los premios o las nominaciones? 

Para nada. Siempre habrá buenos o malos comentarios. De las nominaciones y los premios ni hablar, son pasajeros. Es por esto que nunca han sido la forma como mido el éxito de mis personajes; de hacerlo, se me quitaría el gusto por lo que hago. Lo único que realmente me interesa es que la gente vaya a ver mis películas.

¿Cuánta conciencia social tiene Benicio del Toro comparado con el verdadero Guevara?

No lo sé. El Che era un hombre extraordinariamente comprometido con la libertad de toda la humanidad. Yo por mi parte soy consciente de lo que ocurre en el planeta, pero también de que yo solo no puedo cambiar al mundo. Eso es lo que nos diferencia.

¿Alguna causa perdida por la cual hay que trabajar hoy en día?

La niñez latinoamericana. A esto es algo a lo cual la película logró acercarme.

¿Cree que las obras benéficas se han convertido en un ‘snob’ en Hollywood?

Es como cualquier cosa que pasa en Hollywood, cada uno sabe lo que tiene su conciencia. Por mi parte no lo es, siempre he hecho lo que ha estado a mi alcance para  poder ayudar en todo lo que pueda, sea desde la protección de animales hasta el medio ambiente.

Para este rol, posiblemente el de mayor vocación política de toda su carrera, ¿qué tan importante fue matricularse con los principios revolucionarios del Che?

Había que envolverse a fondo para entender los hechos que sucedieron en esa época, siendo ésta la única forma de arrancarle las verdades que en la historia para muchos permanecen ocultas. Porque sólo quien conoce la historia de Latinoamérica entenderá el verdadero sentido de su eterna batalla en contra de la desigualdad.

¿Cuando fue a rodar a Bolivia tuvo la posibilidad de ir a conocer de primera mano las mismas condiciones por las que luchó el Che hace 40 años?


Aunque sigue habiendo pobreza y derramamiento de sangre, hay que reconocer que ha habido cambios muy interesantes en Bolivia en los últimos tres años. El hecho de que Evo Morales, un indígena, haya llegado democráticamente a la presidencia es un primer paso. La ironía, para el Che, es que este hecho demuestra que hoy en día no hay campo para la lucha armada, ahora existen maneras pacíficas de cambiar el mundo.

¿Cree que esta cinta reivindica la figura  del Che, un símbolo manoseado por la sociedad de consumo?

No soy yo quien debe responder esa pregunta, más bien quienes vayan a ver la cinta.

¿Es entonces esta una biografía cinematográfica obligada para esta generación?

Creo que, más allá de la película, la historia del Che es una obligación para cualquier latinoamericano.

Ha causado mucha controversia, especialmente en la comunidad anticastrista, la omisión de la época del Che al mando de los tribunales revolucionarios. ¿Cree que se hace justicia en la película tanto para aquellos que aman al Che como para los que lo odian?

Es una pregunta difícil de contestar, lo que sí puedo decir es que se presentó al Che como un hombre militar, un pensador que tenía una convicción profunda en sus principios revolucionarios, bajo los cuales la traición a la patria merecía la pena de muerte.

La crítica dice que esta es posiblemente la mejor actuación de su carrera. ¿Ganar otro premio Oscar era algo que lo inquietaba?

Lo que pasa cuando uno está en Hollywood es que entiende que las cosas están decididas con antelación, ya se sabe quiénes son los actores que van a estar en carrera. Estar allí no es cuestión de voluntad. ¿Que si me gustaría?, pues claro, al igual que cualquier otra cosa que ayude a que la película funcione.


Como productor, ¿nunca hubo un poco de miedo de conseguir distribución en Estados Unidos para una cinta de más de cuatro horas, completamente en español y sobre un personaje poco conocido en ese país?

No, para nada. Esta película no se hizo pensando en ningún mercado en particular.

Hablando de la economía, ¿alguna vez ha necesitado de un plan de rescate?

(Risas) Tantas veces que ni las puedo contar.

¿Cree que la crisis financiera va a afectar la industria del cine en este 2009?

Bueno, habrá trabajos que se tendrán que perder y películas que se dejaran de hacer, espero que no sea tan fuerte que se llegue a un paro total, nadie quiere eso.

Y, ¿que opina de una eventual huelga de actores en Hollywood?

No sé, el problema con esto es que nadie se pone de acuerdo por lo que hay que luchar.

Pero, ¿la apoyaría?

Todo lo que se trate de justicia y sentido común me tendrá de su lado.

Cambiando de tema, ¿cómo fue trabajar con Catalina Sandino?

Fantástico, Catalina es tremenda actriz. En la película se trabajó a un ritmo muy rápido, bajo una cadencia muy intensa. Su talento la hizo manejar el difícil rodaje con extrema naturalidad, aun cuando era casi la única mujer entre tantos hombres barbados.


¿No hizo todo un poco más difícil el hecho de que su director, Steven Soderbergh, no hablara ni una palabra de español?

Creo que aportó aún más, pues según él me decía, era como dirigir cine mudo, ya que se podía concentrar más en la fuerza dramática de las escenas. Y si uno lo mira bien es así, es precisamente esa una de las cosas bellas del cine, que uno en la gran pantalla puede saber y sentir en carne propia lo que está pasando sin entender de lo que están hablando.

Viene de compartir set con Anthony Hopkins en el ‘Hombre Lobo’, filme próximo a estrenar, ¿fue ese rol lo suficientemente refrescante para dejar a tras el peso de la barba y el habano del Che?

Por supuesto, el hecho de poder actuar como un loco paranoico y que además que te paguen por eso fue increíble.

¿Quedaría el Che tranquilo después de ver la película?

Por lo menos se sentiría aliviado al saber que nos tomamos la tarea de estudiarlo de arriba a bajo por casi una década.

Benicio en pocas palabras

Nacido en Puerto Rico en 1967, estudió arte dramático en Nueva York y luego en el Stella Adler Conservatory. Hizo su debut en la serie ‘Miami Vice’.

Algunas de sus películas han sido ‘Los sospechosos de siempre’ (1995) por la que recibió un Independent Spirit Award; ‘Basquiat’ (1996), ‘Snatch: cerdos y diamantes’ (2000); ‘Traffic’ (2000) por la que recibió un Premio Oscar como Mejor Actor de Reparto, un Globo de Oro y el premio del sindicato de actores. ‘21 gramos’ (2003) le mereció varias nominaciones y en 2005 trabajó en ‘Sin City’. Con ‘Che, el argentino’ ganó un Goya a Mejor Actor y el galardón a Mejor Interpretación Masculina en el Festival de Cine de Cannes. Su más reciente producción es ‘El hombre lobo’, junto a Anthony Hopkins, que está próxima a estrenarse.

Por Álvaro Corzo / Nueva York

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