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La derrota con Santa Fe dejó heridas tan profundas que la medicina de la directiva para detener la 'hemorragia' de críticas fue cambiar de técnico y ante la premura de tiempo y una virtual eliminación, antes que buscar a alguien de afuera, la decisión fue jugársela con un remedio casero.
"Profesor, tiene estos seis partidos. De usted depende que sean más", fue la única advertencia que la junta del Cali le hizo a Jorge Humberto Cruz Estupiñán el pasado 9 de abril, cuando lo desligaba de su responsabilidad de las divisiones menores verdiblancas para entregarle el equipo profesional.
Pero en la práctica no hubo tal separación. Por el contrario, fue el entrenador el encargado de confirmar que ambas eran compatibles para evitar tanto gasto en contrataciones e invertirle más bien esos recursos a la cantera, porque "en los ocho años que llevo en las menores del club, muy poca oportunidad se la ha dado a la base, cuando allá abajo se hace un gran trabajo con personas idóneas y capacitadas, así que ya era hora de que nos miraran".
El DT bonaverense veía con resignación como "cada técnico que llegaba, contrataba los mejores jugadores, pretendiendo no quedar mal ante una junta que había confiado en ellos", pero desde la primera práctica que dirigió, se dio "a la tarea no de excluir la experiencia, sino darles la oportunidad a los muchachos en la medida en que se lo merezcan, tal y como está sucediendo. Con varios de ellos vengo trabajando hace tres o cuatro años, los conozco muy bien y fuimos campeones nacionales en el Sub 18".
A todos esos prospectos que toman visos de realidad "nunca les digo que van a debutar en el equipo profesional, sólo los motivo e invito a que hagan su trabajo. No los presiono de ninguna forma, porque están listos para estos retos".
Michael Ortega, Carlos Lizarazo y Luis Fernando Muriel así lo han demostrado, pero ya asoman otros, como "Andrés Ramiro Escobar, un jugador rápido, hábil e inteligente; Hárold Gómez, que jugaba de volante, pero también lo hace bien de lateral; Héctor Quiñones, el lateral o carrilero izquierdo que se lesionó frente a Envigado; Daniel Giraldo, volante de primera, y el mismo Gustavo Cuéllar, que va a tener su posibilidad, pero detrás vienen muchos más de gran capacidad".
Pero para que todas estas jóvenes promesas maduren, es necesaria la experiencia y no duda en destacar "a profesionales a carta cabal como el arquero (Juan) Castillo, un líder como Andrés Pérez, nuestro capitán, (Felipe) Chará, y Elkin (Calle), porque ellos llevan de la mejor manera a los muchachos, los arropan con seguridad y confianza, por eso cuando debutan no se sienten distintos a los demás, sino como uno más que pareciera llevar mucho tiempo en el plantel".
Tiempo de pronto le faltó a Jorge Luis Bernal, quien según el nuevo DT, de 55 años, dejó "muchas cosas buenas: un grupo trabajador que jugaba bien la mayoría de las veces y sólo no se dieron los resultados por algún error o poca definición, así que sería desleal de mi parte desconocer que el paso del ‘profe’ por la institución no fue en vano".
De hecho, admite que "se hicieron algunos ajustes en los movimientos tácticos del sistema defensivo, pero es el mismo que él utilizaba". ¿Faltó entonces actitud del plantel? Para Cruz, simplemente "el grupo venía de muchos traspiés, no ganaba dos partidos seguidos y en la tabla el número de puntos era muy bajo, pero cuando llegamos, los muchachos fueron entendiendo el mensaje que se les dio, el cual les hizo ver lo grande que es esta institución y que como tal, debía estar en posiciones de vanguardia".
Hoy, un mes después de su llegada al verdiblanco, reconoce venir "consolidando un equipo que en cada juego muestra un enorme despliegue físico y futbolístico que nos tiene peleando la clasificación a la semifinal", e independientemente de que se consiga el tiquete el próximo domingo en Palmira frente a Equidad, asegura tener "la tranquilidad del deber cumplido y devolver el Cali a los sitiales que se merece, ya que aparte de ser su entrenador, fui jugador y antes que nada soy hincha y por el amor a esta camiseta, me gusta que el equipo esté arriba".
Jugó también en Quindío, Tolima y Cúcuta, mientras como entrenador ya dirigió una selección de Colombia, la Sub 20 en 1997. Desde entonces no sabía de la presión de un banco y en el siempre exigente del Cali parece tener bien ganado el calificativo de ‘profe’, porque después de tantos y costosos tropiezos, fue él quien enseñó el camino a seguir.