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El positivo por EPO del español Manuel Beltrán, el pasado viernes, abrió un nuevo capítulo en esa larga historia que comenzó en 1998, con el caso del equipo Festina que fue sorprendido por la policía francesa con un camión cargado de productos dopantes.
Las dos pasadas versiones fueron arruinadas por este flagelo, lo que acabó con buena parte de la credibilidad del deporte de las bielas. En 2006, el campeón estadounidense, Floyd Landis, fue descalificado por dopaje, semanas después de imponerse en París. Al año siguiente, el líder Michael Rasmussen tuvo que irse de la competencia por serias sospechas, mientras el máximo favorito, el kazajo, Alexandre Vinokourov, dio dos veces positivo.
El Tour sigue entonces con la misión de recuperar la credibilidad del ciclismo, luego de un incesante goteo de escándalos.